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"Al abrir los ojos"
Nieve en las montañas arriba de los lugares altos y arriba de Jerusalén. Baja Jerusalén y devuélveme mi niño. Ven tú Belén y devuélveme mi niño. Venid montañas altas y venid vientos y crecidas de los ríos y devolvedme mi niño. Y aún tú junco doblado o tallo flaco en la corriente y zarzas hebrosas del desierto devolvedme mi niño como alma que vuelve al cuerpo al abrir los ojos.
Dalia Ravikovich
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Festival internacional de poesía de Jerusalén, Mishkenot Shaananim - Poster de Raphie Etgar (con permiso del artista) |
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La poesía hebrea, escrita sin interrupción desde los tiempos bíblicos hasta el presente, aúna influencias externas y tradiciones internas. La poesía antigua, que incorporaba temas religiosos y nacionales, contenía también motivos de experiencia personal, hoy predominantes en la poesía.
Una ruptura con la expresión poética tradicional se produjo en Europa en el período llamado de la Ilustración Judía (1781-1881), en el cual los judíos lucharon por obtener plena ciudadanía y por secularizar su vida comunitaria. La ruptura continuó luego cuando el sionismo, el movimiento que llamaba a restaurar la vida nacional judía en la Tierra de Israel, empezó a cobrar auge a partir de fines del siglo XIX. Los principales poetas de este período fueron Haim Nahman Bialik (1873-1934) y Shaul Tchernichovsky (1875-1943), que abandonando sus países de origen a comienzos del siglo XX, emigraron a la Tierra de Israel.
Las obras de Bialik, que reflejan su absoluto compromiso con el renacimiento nacional judío y rechazan la viabilidad de una vida judía en la Europa oriental, incluyen tanto largos poemas épicos que retoman capítulos de la historia judía, como pura poesía lírica que versa sobre el amor y la naturaleza. Bialik, llamado a menudo ‘poeta nacional’ o ‘el poeta del renacimiento hebreo’, forjó un nuevo idioma poético, libre de la pesada influencia bíblica de sus predecesores, si bien manteniendo la estructura clásica y la claridad de expresión por medio de una fraseología rica y estudiada, pero contemporánea. Generaciones de escolares israelíes han aprendido sus poemas de memoria.
Tchernichovsky, que escribió poesía lírica, épica dramática, baladas y alegorías, se proponía rectificar el mundo del judío inyectándole un espíritu de orgullo y dignidad personal así como una percepción más intensa de la naturaleza y la belleza. Su sentido del lenguaje, que incluye una afinidad por el hebreo rabínico, era diferente del idioma de Bialik, que integraba la influencia bíblica con la emergente forma coloquial. Ambos, Bialik y Tchernichovsky, representan la transición de la antigua poesía judía al género moderno.
Abraham Shlonsky, Natan Alterman, Lea Goldberg y Uri Zvi Grinberg encabezaron la siguiente generación de poetas, que escribió en los años previos a la fundación del estado y durante los primeros años de vida estatal.
Shlonsky utilizaba un torrente de imágenes y de invenciones lingüísticas en su poesía así como en sus prolíficas traducciones de poesía clásica, especialmente del ruso. Las obras de Alterman, muchas de las cuales se destacan por su contenido político, acompañaron cada etapa del desarrollo de la comunidad judía y se caracterizan por la riqueza de lenguaje y una variedad de formas poéticas, tono y rima, imágenes y metáforas.
Lea Goldberg expandió el ámbito de lirismo en poemas que hablan de la ciudad, la naturaleza y el ser humano en búsqueda de amor, contacto y atención. Grinberg escribió una poesía de desesperación e ira, con imágenes y estilo violentos, dedicándose principalmente a temas nacionalistas y al impacto del Holocausto. Esta pléyade de poetas fue la primera en introducir los ritmos del habla cotidiana en la poesía hebrea; revivieron antiguas expresiones idiomáticas y acuñaron otras nuevas, otorgando al antiguo lenguaje una nueva flexibilidad y riqueza.
La poesía de este período, que estaba influida en gran medida por el futurismo y el simbolismo rusos y por el expresionismo alemán, tendía hacia la estructura clásica y la melodía de una rima ordenada. Reflejaba imágenes y paisajes del país natal del poeta y visiones frescas de su nuevo país sobre un modo heroico, así como recuerdos de ‘allí’ y el deseo de echar raíces ‘aquí’, expresando, como lo escribió Lea Goldberg, “el dolor de dos patrias”. A muchos poemas de este período se les compuso música y pasaron a ser parte integrante de la cultura popular del país.
La primera poetisa destacada en hebreo fue Rahel Bluwstein (1890-1931), conocida simplemente como “Rahel”. Sus obras establecieron el fundamento normativo de la poesía hebrea femenina así como las expectativas del público respecto de esta poesía. Su estilo lírico, breve, emocional, sin pretensiones intelectuales y personal, ha prevalecido, como se ve en la mayoría de las obras de las poetisas de su época y posteriores como Dalia Ravikovitch y Maya Bejerano.
A mediados de la década de 1950, surgió un nuevo grupo de poetas jóvenes cuya lengua materna era el hebreo, encabezado por Yehudá Amichai, Natán Zach, Dan Pagis, T. Carmi y David Avidan. Este grupo tendió al tono menor, a una retirada general de las experiencias colectivas, a una libre observación de la realidad y a un estilo coloquial, y cambió las principales influencias poéticas de Pushkin y Schiller a la moderna poesía inglesa y norteamericana. Las obras de Amichai, que han sido ampliamente traducidas, se caracterizan por su uso del idioma cotidiano, la ironía y metáforas metafísicas. Estas pasaron a ser el sello de mucha de la poesía escrita por sus contemporáneos más jóvenes, quienes proclamaron el término de la poesía ideológica y rompieron completamente con la tradición de Alterman y Shlonsky de estructuras clásicas y de una rima ordenada. Las obras de Zach extraen innovadoras cualidades casi litúrgicas y musicales del hebreo cotidiano.
El campo de la poesía hebrea hoy en día es una polifonía que comprende varias generaciones, en la que aparecen poetas veinteañeros junto a otros de edad mediana. Representates del último grupo son Meir Wieseltier, cuya prosaica, vulgar y directa dicción repudia todo romanticismo y eleva la imagen de Tel Aviv como símbolo de la realidad; Yair Horowitz, cuyos cohibidos versos expresan la amable tristeza de una persona consciente de su propia mortalidad; y Yona Wallach, que se presenta en tonos coloquiales, sarcásticos, usando motivos arquetípicos, simbolismo freudiano, a veces una brutal sensualidad, repeticiones rítmicas y largas series de asociaciones. Otros importantes poetas actuales son Asher Reich, Arieh Sivan, Ronny Someck y Moshé Dor.
La poesía de la generación más reciente está dominada por el individualismo y la incertidumbre y tiende a poemas breves escritos en una dicción coloquial, de metro libre y no rimados. Ejemplos de ese estilo pueden hallarse en los pomeas de Agi Mishol, nacido en Tranilvania. La poesía en Israel cuenta con un gran círculo de fieles lectores, y algunos volúmenes de poemas, de todos los períodos, se venden en ediciones tan amplias como las publicadas en países de mucho mayor población. |