En 1994, tres estados árabes norafricanos - Marruecos, Mauritania y Túnez - se unieron a otros países árabes que habían elegido el camino de la paz y la reconciliación, estableciendo relaciones diplomáticas con Israel.
Iniciadas por distintos caminos y a diversos niveles, las relaciones entre Marruecos e Israel se formalizaron cuando Israel abrió una oficina de enlace (noviembre de 1994) en la capital, Rabat. Cuatro meses más tarde, Marruecos abrió su oficina en Israel, estableciéndose así formalmente relaciones diplomáticas bilaterales.
La república Islámica de Mauritania e Israel llegaron a un acuerdo en la Conferencia de Barcelona (noviembre de 1995) en presencia del ministro de Asuntos Exteriores de España, de establecer secciones de intereses en las embajadas españolas en Tel Aviv y Nuakchott, respectivamente. Mauritania abrió su misión diplomática en Tel Aviv (mayo 1996) y manifestó su interés de normalizar completamente las relaciones con Israel. En octubre de 1999, Mauritania pasó a ser el tercer país árabe (después de Egipto y Jordania) en establecer relaciones diplomáticas plenas con Israel.
Siguiendo un cronograma establecido por Israel, Túnez y Estados Unidos (enero de 1996), Israel abrió una oficina de intereses en Túnez (abril de 1996) y Túnez lo hizo, recíprocamente, seis semanas más tarde (mayo de 1996).
Las relaciones diplomáticas con los países moderados del Magreb son especialmente importantes debido al papel que juegan dichos países dentro del mundo árabe y también debido a la gran población israelí oriunda de los países norafricanos, que mantiene una relación emocional con los lugares en los que sus familias vivieron durante siglos. Esta afinidad puede conducir a relaciones más profundas y contribuir en forma práctica al proceso de paz.
Después del renovado incremento del terrorismo palestino (septiembre del 2000), Marruecos y Túnez cortaron sus relaciones diplomáticas con Israel. No obstante, continúan algunas relaciones comerciales y de turismo, así como contactos en otras áreas.