Tu mirada sobre Israel

Tu mirada sobre Israel

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    Hertzliya Hertzliya : Estado de Israel
     
     

     

     

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    Mi visión de Israel, por Gonzalo F.
     
    En la treintena y con más de 60 países a mis espaldas he tenido tiempo de llenar mi cabeza con muchas experiencias, muchas de las cuales se presentan de forma nostalgia a lo largo de los años. Por lo tanto cuando me preguntan cual es mi lugar preferido siempre contesto lo mismo. No existe para mí un lugar preferido. Solo hay lugares a los que volvería y luego lugares que están en mi mente de una forma especial y que conforman mis sueños lucidos cada día. Uno de estos sitios es sin lugar a dudas ISRAEL.
    Israel tiene en sí mismo una buena mezcla de cultura y modernidad, un país de cultura mediterránea pero en oriente medio, todo un crisol de culturas en lo que es uno de los pocos países democráticos de la zona. Una libertad que choca en esa zona por su rareza. Algo que merece ser visto y vivido sin filtros.
    Desde la mágica ciudad de Jerusalén hasta Tel Aviv tu viaje será como tú lo quieras hacer. Desde playas bañadas por el mar mediterráneo podrás viajar hasta el mar muerto y punto más bajo de la tierra, desde el distrito financiero de Tel Aviv donde se encuentras algunas de las tecnológicas más importantes del mundo hasta lugares históricos con miles de años de antigüedad. Es este contraste el que marca, el que te deja con ganas de ver y saber más.
    Israel es un país que sorprende por su cercanía y buen ambiente, parte de esta sorpresa puede venir por el hecho de lo que nos cuentan los medios de comunicación es normalmente una realidad dibujada por intereses que no responden con la realidad. Tuve la suerte de compartir este viaje con gente de países  como Brasil, Rusia, Francia, Inglaterra, Corea, Polonia, Sudáfrica, Alemania… y todos coincidíamos en el mágico ambiente que se respiraba. En la necesidad de contarle al resto de la gente la realidad de un país que lucha por si mismo cada día.
    Mi viaje se compuso básicamente de hostels y transporte público lo cual lo hizo muy asequible. Comer es rico y barato y la comida de la zona es tan rica como saludable. Al ser un país bastante pequeño resulta relativamente fácil recorrérselo y asi encontrar playas, historia, arqueología, buen comer, amistad, política, modernidad, fiesta, contrastes y sobre todo… LIBERTAD, pues en Israel se respetan todas las realidades, desde las religiosas hasta las personales. Esto que puede parecer obvio para alguno de nosotros no lo es para ningún país con los que comparte frontera y es por eso que doy las gracias a Israel por existir. 
     
     
     
    Amiga del Alma, por Begoña Sánchez
     
    A penas hace un año, para mi Israel y el pueblo judío eran una referencia bíblica, histórica, lejos de mi realidad, de mi mundo, importantes pero lejanos. Ahora Israel es el mundo en el que creo, en el que me gustaría vivir, en el que quiero contribuir y proteger, el que quiero ayudar a que florezca. Ahora mi admiración y devoción por el pueblo judío es simplemente incondicional.

    El pasado diciembre realicé mi primera visita a Israel por motivos de trabajo, digamos que mi intuición me hizo realizar una novedosa operación dentro de mi compañía para trabajar con Israel por primera vez, a pesar de ser la segunda sede más grande e importante en mi compañía , sólo Israel trabajaba con Israel.
    Iba una semana de trabajo, pero fui preparada para que penetrara en mi. Aprendí el alfabeto hebreo antes de mi visita, puesto que pensaba alquilar un coche y pensé que podría hacerme falta para leer los carteles que sólo ahora sé que están traducidos a árabe y nuestro alfabeto. Aterricé en Ben Gurion y una vez en el coche, el aroma a azahar de los campos de naranjos teñidos por el atardecer, me trasladó a Valencia como un abrazo y me hizo sentirme en casa.

    La primera noche en Tel-Aviv inolvidable, edificios bajos y callejuelas variopintas alrededor del mercado de Carmel donde estaba nuestro hotel, cena con amigos de la compañía en la playa, otro abrazo más. Estaba en casa.

    A la mañana siguiente conduje hasta el mar muerto, con otros dos compañeros que se fiaron de mi preparación y arrojo. Impresionada al pasar por sitios históricos tan relevantes, tan cercanos ahora, y con mucha curiosidad y respeto al pasar por las fronteras, entusiasmo por llegar al punto más bajo de la tierra. El baño en Mineral Beach fue espectacular, sanador, disfrutamos como niños(tuve que enseñarles las fotos de cómo nadamos a nuestros compañeros Israelís porque no daban crédito). De ahí volvimos a Jerusalén. El peso de la historia de la humanidad, el mosaico de las religiones del hombre...todo concentrado en ese punto. Y te preguntas ¿por qué? ¿Qué ha pasado aquí? Con humildad recorrimos sus calles, mostramos respeto y agradecimiento en el muro de las lamentaciones, en la vía dolorosa, en el santo sepulcro.

    De ahí a Haifa pues una de las dos oficinas está en Yokneam. Las reuniones fueron impresionantes, el equipo volcado con nosotros, con un nivel técnico altísimo y lo mejor con una complicidad humana casi de hermanos. Nos parecíamos mucho, teníamos ganas de compartir, de conocer y nos entendimos desde el principio. Los últimos dos días volvimos a Tel-Aviv pues las otras oficinas estaban en Petah Tiqva.

    Cuando subí en el avión de vuelta a casa, me puse a escribir para dar las gracias por la acogida a mi mayor contacto en Israel, ya amiga del alma, supe que mi vida había cambiado con este viaje, me puse en la piel del pueblo judío por primera vez en mi vida, los entendí y me solidaricé. Supe que Israel es el lugar más relevante del mundo. Supe que el pueblo judío tiene que crecer en su tierra, que son el estandarte del mundo occidental. Que nosotros solo podemos apoyarles y ayudarles sin pedir nada a cambio, confiando en ellos, en que son un pueblo de bien, de paz, un pueblo sabio y brillante.

    Desde entonces empecé con mis clases de hebreo, y volví en Marzo, en Junio y en Agosto en plena guerra con Hamas. Puse en mi facebook ¨Defiendo el derecho de Israel a defender a sus ciudadanos¨ durante toda la guerra y viví una carrera al refugio por una sirena durante mi visita. He recorrido en coche y visitado los espectaculares paisajes del Mar de Galilea, los jardines bahai y las calles árabes y cristianas de Haifa, el parque natural Ramat Ha-Nadiv en Zikron Ya'akov, las ruinas romanas y el mar azul de Cesarea, el puerto y el atardecer sobre el mar de  Herzliya, el desierto y las vistas del mar muerto en la anciana  Massada, más baños sanadores en Ein Gedi, caminatas en el pobladísimo paseo marítimo de Tel-Aviv y el disfrute en las playas de Ramat Hasharon.

    Mucho más por descubrir y siempre por aprender. Estoy deseando volver… y quedarme allí.
     
    Un gran abrazo,

     

    Un Viaje Inolvidable, por Beatriz Gómez González (9 años)
     
    Esta es la historia de un viaje inolvidable a un lugar inolvidable. Estuve allí antes de ir, porque mi mamá me había hablado tanto de aquel sitio, y con tanta pasión, que ya lo conocía tan bien como ella. Bueno, no tan bien, porque nunca había estado allí y sólo había visto fotos… y los cuadros que tenemos colgados en casa, ¡por toda la casa! Pero desde luego, tenía tantas ganas de ir como ella.
     
    Sólo hay una cosa que sigo sin entender. Mamá tenía muchas ganas de ir, pero se pasó todo el viaje llorando. Empezó a llorar cuando nos subimos al avión y no dejó de hacerlo en todas las vacaciones. Lloraba cuando se encontraba con una amiga; lloraba cuando volvió a su Universidad; lloraba cuando escuchaba una canción; lloraba cuando visitábamos cualquier sitio; lloraba cuando entrábamos en un restaurante para comer; lloraba si pasábamos el día en la playa, y no os digo cuando llegamos al Muro… ¡jo, qué madre tan llorona! La verdad es que yo también me emocioné mucho. Y es que Israel es especial. Os lo aseguro, porque es completamente diferente a lo que la gente dice que es.
     
    Llegamos a Ben Gurion, que es el nombre del aeropuerto de Tel Aviv, una tarde de agosto. Yo miraba todo con mucha curiosidad, porque había mucha gente, de muchos países y hablaban muchos idiomas. Toda mi familia seguía a mi mamá, que era la mandamás. No sólo porque conocía muy bien aquel lugar, sino también porque se entendía con todo el mundo ¡y hablaban rarísimo! Yo sólo entendía algunas palabras que me había enseñado mi mamá, y por eso, me sentía también muy importante. Así que, igual que ella, saludaba a los policías con mucha cortesía: Shalom, mas lo meg? Y pedía todo por favor, con esa palabra, bebakasha, tan bonita.
     
    A la salida, nos estaba esperando Paulette y su familia. Mamá empezó a llorar, otra vez, mientras seguía abrazada de su mejor amiga. Como nosotros también la conocemos, nos pusimos también muy contentos de verlos a todos. Sobre todo, mis hermanos y yo, porque podíamos jugar con sus hijos, Mayan y los mellizos, Adi y Yamit, que eran como nosotros. ¡Qué bien lo íbamos a pasar! Al principio, hablábamos como los indios de las películas. Jaime gritaba mucho, porque como no entendían nuestro idioma, pensaba que si hablaba muy alto, despacio y haciendo muchos gestos, nos iban a entender. Yo intentaba decir cositas en inglés y funcionó, porque lo hablaban muy bien, y me enseñaron a pronunciar un poquito mejor. Y Elena…bueno, Elena se lo pasó de maravilla. Creo que, si pudiera hablar, nos diría que también fue un viaje inolvidable para ella.
     
    Visitamos todos los lugares bonitos que estaban en la memoria de mamá. Y también aquellos otros que nos recordaron la tragedia del pueblo judío a lo largo de la historia. Mamá nos explicaba que las gentes de ese país habían sufrido mucho porque el mundo siempre había pensado que eran diferentes. Nos llevó a un Museo que se llama del Holocausto, donde vimos fotografías y recuerdos horribles de lo malo que puede llegar a ser el hombre si se lo propone. Yo me puse muy triste, y por eso escribí una oración a Dios pidiéndole que no haya guerras y que todo el mundo se quiera mucho, aunque no sean iguales. Sé que Dios me ha oído, porque dejé el papelito en un agujerito dentro de un Muro que mamá llama kotel y que decían allí que era el lugar más importante de Jerusalén. Bueno, y del mundo, porque mamá nos ha contado que mucha gente se pelea por esa ciudad.
     
    A mí me pareció todo muy especial, y tengo el recuerdo de ese viaje muy dentro de mi corazón. Ahora entiendo a mamá, y por qué se pone tan triste cuando recuerda Israel ¡Todos los lugares son tan bonitos! No podría decir qué es lo que más me gustó: las playas de Tel Aviv o el Lago Kinneret, al que aquí llaman Tiberíades; Haifa y el Monte Carmelo o Acre y todo lo que nos contaron de los Cruzados; Belén o el desierto de Judea y Massada y En Gedi, o el Mar Muerto, donde toda mi familia nos pringamos de barro y donde no pudimos bucear porque hay tanta sal que sólo se puede flotar.
    Me siento muy feliz, ani nishva, por haber estado en un sitio tan lejano y cercano a la vez. Ahora sé por qué mi mamá dice que en Israel está su casa. También está la mía.
     
     

    Nuestro viaje a Israel, por Mercedes
     
    A finales de febrero mi marido y yo hicimos un viaje a Israel. Fue nuestro primer viaje de larga distancia, ya que nos casamos en diciembre, y la luna de miel la hicimos cerquita, en la montaña, para relajarnos de verdad. El viaje a Israel duró una semana. Conocimos Jerusalem, Tel-Aviv, Belén, Nazareth, el mar muerto, Haifa, el mar de Tiberíades, y otros lugares que no logro recordar su nombre.
    A Israel no fuimos en ningún viaje organizado, sino que aterrizamos en vuelo regular en Tel-Aviv, allí recogimos un coche de alquiler que teníamos reservado y fue lo que utilizamos como medio de transporte la semana que pasamos en ese maravilloso país.
     
    No exagero si os cuento que este viaje me ha marcado muy profundamente. Me he encontrado un país moderno, rico de matices, hogar de importantísimas creencias y espiritualidades, innovador, seguro, optimista, lleno de paisajes maravillosos y contrastantes -del verde más brillante en la rivera del Jordán en la carretera de va de Jerusalem a Nazareth a los paisajes de montañas de arena alucinantes entre Jerusalem y Jericó, donde se está a nivel del mar-.
     
    Los paseos que hacíamos mi marido y yo por la ciudad antigua de Jerusalem nos permitieron experimentar la cordialidad judía, apreciar la variedad de vestimentas, comprobar que nos saludaban al cruzarse con nosotros mientras iban a rezar en Shabat por el mero hecho de ser dos personas que paseábamos, probar comida variada a óptimo precio y de profundo sabor y erradicar cualquier tentación de pensar que estábamos en un país inseguro u hostil. Cuando quisimos algo más contemporáneo para cenar también lo encontramos en el centro comercial al que se accede cerca de la puerta de Jaffa. Allí hay lugares de comida rápida y no tan rápida, tiendas de objetos completamente maravillosos y alguna otra a la que nuestra economía de recién casados nos aconsejó no asomarnos.
     
    Desde que hemos vuelto estamos hablando a nuestras familias y amigos de cómo nos ha enriquecido nuestro viaje a Israel, y de cómo me ha cambiado, en algún lugar de mi interior, el conocer y tocar lugares de los que he oído hablar o he leído desde siempre.
     
    Volveremos pronto a Israel, esta vez queremos ir a ver el Museo del Holocausto de Jerusalem y Masada, así como dedicar un poquito más de tiempo a la reflexión y a la meditación.
     
     
     

    Mi encuentro con Tel Aviv, por Jacobo

     
    Mis encuentros con Israel han sido muy constantes los últimos años. Mis tíos son judíos, por lo tanto mis primos igual. Mi tío es oriundo de Jerusalem y mis primos de Tel Aviv, estos últimos dentro de unos años irán “Fashion”, ahora explicaré el porqué.
     
    Mi cercanía con ese país se debió a un viaje de improvisto que nació de un día para el otro. Acababa de pasar un mal trago sentimentalmente así que decidí hacer una visita de dos semanas a mi familia, en Israel.
     
    Bendito viaje!!! Me cambio las perspectivas de vida que había tenido hasta ese momento. Mas bien, y mejor dicho, Israel te cambia de una manera u otra.
     
    Desde Europa cuando dices u oyes hablar de Israel la gente se piensa gente vestida con atuendos ortodoxos, un país estricto, machista...vamos, un país árabe radical. Pobres. Es todo lo contrario.
    Desde el primer momento que tocas Tierra Santa, que es el momento que llegas al aeropuerto Ben Guión, te das cuenta que es distinto. El aeropuerto ya te indica y te da un aire de lo mucho que se equivoca la gente que no sabe. Te encuentras con un aeropuerto moderno que nada envidia a ningún país europeo. Solo este encuentro ya te da un aviso de lo que te espera.
     
    Al llegar a Tel Aviv lo primero que te encuentras es un BOOM, te preguntas, “he venido a oriente próximo o a Europa?”, esto es así porque Tel Aviv es una capital moderna, con edificios altos, con un skyline increíble. A medida que vas de turismo por la ciudad de encuentras una variedad increíble de gente, culturas, hasta el mobiliario cambia según te vayas adentrando por distintos barrios. EL típico Tel-avivi es un “metro-sexual”, muy cuidados, bien vestidos, al igual que las chicas, fashionvictim, de ahí que mis primos dentro de poco sucumban a la moda.
     
    Es una ciudad totalmente cosmopolita, de lo mas moderno del mundo. Sus discotecas, pubs, calles, gente... Todo te invita a pensar que estas en el paraiso. Yo siempre que me preguntan como es Tel Aviv digo, imagínate Amsterdam con unas playas increíbles y juntado con algún país exótico asiático y tendrás un coctel explosivo.
     
    A medida que te alejas del centro neurálgico del Tel Aviv te podrás adentrar en otra ciudad, en otro mundo como puede ser Jaffa. Siempre que voy visito Jaffa, es una visita obligatoria. Un cambio increíble. Se cuenta que en Jaffa fue donde la ballena se tragó a Jonas, según la Biblia, y para recordarlo hay un monumento a una ballena. Los jueves se suelen hacer mercadillos, encuentras de todo.
     
    Jaffa es el sitio bohemio por excelencia de Tel Aviv, y seguramente uno de los lugares más bohemios del mundo. Aquí se concentran los artistas, sus paredes de piedra al atardecer junto con la luz del crepúsculo será uno de los bellos que te encontrarás, seguro!
     
    Me estoy extendiendo pero un viaje a Israel no se puede resumir en 4 lineas, en algún momento contaré mis experiencias en Jerusalem o Eilat. Estas dos ciudades comen a parte, una ciudad es el Templo por predilección de las mas grandes religiones, y Eilat es el paraíso por antonomasia, delfines, playas, desierto...
     
    Todo el mundo debría pisar estas tierras alguna vez en su vida.
     
     
     

    Experiencias de mi estadía en Israel, por Vicente, amigo y ex becario

     
    En el año de 1983 me otorgaron una media beca para poder viajar al Estado de Israel y obtener más mejores conocimientos con tecnología moderna, en la especialidad de Contabilidad y Auditoría de Cooperativas Agropecuarias. Y luego de las autorizaciones Internacionales respectivas, tuve la inmensa alegría de viajar al Medio Oriente, donde se encuentra ubicado nuestro Hermano y hermoso Estado de Israel.
     
    Durante mi estadía de dos meses, en el Centro de Estudios de la Istradrut, tenía veinte compañeros (as) de estudio, que eran originarios de varios países, con idiomas, religión , costumbres, y razón social diferentes; pero esto no era ningún obstáculo para continuar con nuestras aprendizajes, por la organización administrativa y don de gentes que existía; teníamos un Jefe de Estudios y Profesores de primera categoría, con conocimientos científicos y técnicas y metodologías modernas puestas a nuestra disposición, las enseñanzas eran prácticas, teóricas y audiovisuales. Realizamos viajes por ciudades diversas de este hermoso País, visitas periódicas planificadas que solíamos realizar a los Kibuts y Moshart, eran visitas de campo para ser participes directos y tener conocimiento de como se ejercían las actividades desde la producción , su almacenamiento, hasta su distribución nacional e internacional, con vivencias y enseñanzas y tratos directos con la gente responsable de estos trabajos, y a quienes hemos tenido el privilegio de estar por estas tierras, nos servía para alimentar más y mejor nuestros conocimientos.
     
    Realmente fue una experiencia inmejorable e imborrable , al momento de poder pisar tierras sagradas llenas de tantas y tantas historias , costumbres y vivencias de una País Desarrollado, que con la inteligencia y tecnología moderna de sus habitantes, esfuerzos permanentes de su diario trajinar, sacrificios y tenacidad , el Don de gentes con quienes hemos tenido la gran oportunidad de estar con vosotros, y es mi sentir y dijo a ciencia cierta que han hecho de ISRAEL un Estado desarrollado con tecnologías científicas -modernas y que por todo esto ocupa el Primer Sitial Mundial.
     
     
     

    Carta abierta a la Embajada de Israel, por Rosalía

     
    Un pequeñísimo país que no deja indiferente a nadie. Del cariño entrañable al odio acendrado, de la más profunda admiración a convertirlo en paradigma de todo mal. Cualesquiera sean el sentimiento y concepto que inspire, Israel es tema imperecedero de discusión en todo ámbito y desde hace miles de años.
     
    Es el único pueblo antiguo que subsiste en la modernidad llegando hasta nuestros días, pese a todas las tragedias y peripecias que ha tenido que soportar y ya se quiera explicar el fenómeno esgrimiendo las razones que se estimen idóneas, desde las esotéricas, mágico-religiosas, científicas o pseudo-científicas, ya se diga que si allí convergen ejes terrestres, que si es una tierra profusamente impregnada de todo tipo de sentimientos, de sangre, sufrimiento y lágrimas, que si es la cuna de las tres grandes religiones monoteístas, el asunto es que siempre hay justificación para hablar de él y expresar algún tipo de sentimiento y criterio.
     
    Dos veces he estado allí y he tenido la oportunidad de experimentar en persona el,.. llamémoslo así, embrujo o el hechizo de esa tierra.
     
    No es exclusivamente el hecho de que como cristiana sitúe allí la fuente y germen de mi fe. No es la lista interminable de personas ilustres, conspicuas que, ya nacidas en su territorio o bajo cualquier bandera o nacionalidad, pero que han llevado en sus venas la sangre de este pueblo que fue su verdadera génesis.
     
    Es el hecho de que aún el compartir la vida cotidiana en el kibbutz, con sus gentes trabajadoras y sencillas que comparten con todos quienes están a su alrededor de una alegría, una paz individual y colectiva increíble en un pueblo que no hace más de una o dos generaciones fue víctima del Holocausto y los campos de concentración, que le hacen al visitante, al estudiante, que fue en calidad de lo que estuve, objeto de sus atenciones y simpatía, algo que hace recordar el dicho que ellos mismos se aplican: “Somos como el higo chumbo, espinosos por fuera ¡ pero con el corazón de miel!”
    Un pueblo que lucha y realiza cotidianamente el milagro de hacer florecer el árido y solitario desierto arrancándole, no sólo su sustento sino una tranquilidad insospechada pródiga en cultura, progreso y reflexión, donde no se carece de nada, pero donde nada sobra.
     
    Israel, que tu Dios, nuestro Dios, te guarde y te proteja hasta la consumación de los siglos.