Horas después de que Israel anunciase el hallazgo en su territorio de un
enorme túnel cavado desde la Franja de Gaza por el grupo islamista Hamas, una explosión sorprendió Jerusalén. El artefacto en un autobús fue pequeño pero suficientemente potente como para herir a 21 personas- dos en estado crítico- y
despertar los fantasmas de los atentados suicidas en la Segunda Intifada.
El ómnibus de la línea 12 en el popular cruce de Patt, en el suroeste de la ciudad, ardió en llamas provocando el fuego en otro autobús adyacente y varios coches. A última hora de la noche, no se descartaba que uno de los heridos graves fuera el terrorista suicida.
Como viene siendo habitual, Hamas no tardó en enviar sus felicitaciones. "Es la respuesta natural a los crímenes de Israel y su contaminación de la Mezquita Al Aqsa", señaló sin reivindicar el atentado. Yihad Islámica, Fatah y el Frente Popular de Liberación de Palestina también han elogiado lo que definen como "respuesta natural a la ocupación". En el canal de televisión de Hamas, Al Aqsa TV, han repartido caramelos en señal de alegría.
Criticado por los suyos por no saber frenar la "Intifada de los cuchillos" iniciada en octubre, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lanzó su promesa también habitual: "Daremos con quien ha preparado este artefacto. Daremos con quienes lo han enviado y con cualquiera que esté detrás de él. Cerraremos cuentas con estos terroristas".
El último atentado en un autobús tuvo lugar a mediados de octubre cuando dos palestinos armados con pistola y daga mataron a dos israelíes antes de ser abatidos por un vigilante de seguridad. Ayer, el explosivo sustituyó el cuchillo y arma recordando el artefacto colocado en una estación de autobús de la ciudad en 2011.
La rápida intervención de los bomberos rescatando a los pasajeros del autobús convertido en enorme bola de fuego evitó un número mayor de víctimas.Entre ellos una mujer y su hija de 15 años herida de gravedad. "No recordamos haber visto algo así desde los atentados terroristas suicidas en la Segunda Intifada", confesaron desde el cuerpo de bomberos de Jerusalén según citan varios medios locales.
Si en los atentados suicidas (en su mayoría a cargo de Hamas y Yihad) desde los años 90, los organismos de seguridad concluían con rapidez la causa de la explosión en función del tipo de heridas y restos del artefacto o del hombre bomba, en esta ocasión tardaron en confirmar la presencia del explosivo en el autobús que circulaba con pocos pasajeros en la avenida Baram.