Tel Aviv, la ciudad Bauhaus

Tel Aviv, la ciudad Bauhaus

  •    
    La Escuela Bauhaus es a Tel Aviv lo que el modernismo a Barcelona. Así explicaba recientemente un periodista israelí el significado de esta corriente arquitectónica para la segunda ciudad en importancia de Israel. Con, aproximadamente, 4.000 edificios repartidos entre sus no más de 50 kilómetros cuadrados, Tel Aviv ostenta orgullosa el título de la ciudad con mayor número de construcciones de estilo Bauhaus del mundo. No en vano en el año 2003 la Unesco reconocía este dato, declarando a la Ciudad Blanca lugar Patrimonio de la Humanidad “por integrar las tendencias arquitectónicas del Movimiento Moderno en el entorno local”.
     
    La estrecha relación entre la escuela Bauhaus y Tel Aviv se remonta a los años 30, cuando un destacado grupo de arquitectos judíos huyó de su Alemania natal ante el ascenso de los nazis al poder. Pertenecientes al grupo articulado en torno a Walter Gropius en 1929, Arieh Sharon, Shmuel Mestechkin, Munio Gitai-Weinraub y Shlomo Bernstein, entre otros, implantaron un novedoso y moderno plan de urbanismo. Respetando las directrices arquitectónicas básicas de la Bauhaus, diseñaron una ciudad que pudiera adaptarse a las singularidades de un clima desértico y mediterráneo. De este modo, las nuevas construcciones estarían caracterizadas por colores claros, como el blanco, ventanas traqueteadas para impedir la entrada del calor o los asentamientos sobre pilares al aire libre, permitiendo así que el viento pase por debajo de los apartamentos.
     
    Sin embargo, el éxito de esta corriente en Israel no puede ser entendido exclusivamente en términos arquitectónicos. La filosofía de la escuela Bauhaus –que sería prohibida por los nazis al considerarla “degenerada”– entroncaba perfectamente con el ideario de la creación de un nuevo estado. De hecho, el movimiento sionista-socialista de principios de los años 30 adoptó esta corriente “de la manera más natural”. Aplicaron las teorías de la Bauhaus, que hablaban de la creación “desde la nada”, lo cual, para el caso israelí, supuso levantar casas y edificios a partir de la misma arena del desierto. La máxima de “edificios sin pasado, hacia un nuevo futuro, cumplió aquí sus mayores expectativas”, explican desde el Bauhaus Center de Tel Aviv. Leer más

  •  
     
  •