Palabras de Dore Gold, Yom HaShoá

Palabras de Dore Gold, Yom HaShoá

  •   Palabras de Dore Gold, Director General del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, el Día del Recuerdo del Holocausto en el campo de concentración de Bergen-Belsen
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    Hace unos setenta años, Bergen-Belsen surgió como uno de los principales campos de concentración establecidos por el régimen Nazi para exterminar a los judíos de Europa. Bergen-Belsen no tenía cámaras de gas como los campos de concentración Nazi que funcionaban en Auschwitz y Treblinka en Polonia. Sin embargo miles de personas murieron en Bergen-Belsen, de enfermedades, de hambre, o por puro agotamiento, especialmente después de las marchas de la muerte en el invierno de 1944-45 en los campamentos de evacuados en el este. El Tifus y la fiebre tifoidea fueron rampantes.
     
    Así, el papel de Bergen-Belsen creció como eje central del sistema de campos de concentración, después de que el ejército rojo aplastara la Wehrmacht en el frente oriental y los alemanes transfirieran a los sobrevivientes judíos de los campos dentro de las fronteras del estado alemán.
     
    Los judíos de todo el imperio nazi, tanto de Polonia, Hungría, Yugoslavia, los Países Bajos, como los de Francia, fueron llevados  a Bergen-Belsen, así como también los de  los Estados del norte de África, Libia y Túnez. El comandante de Bergen-Belsen, a finales de 1944, era Josef Kramer, un oficial de las SS que había estado previamente a cargo de Auschwitz.

    En una nota personal, mi suegra, Dina Sherman, fue trasladada también desde Auschwitz a Bergen-Belsen junto con su hermana, Esther, quien murió en sus brazos en este lugar. Este fue también el campo donde Anne Frank murió con su hermana, Margot, después de que fueran trasladados desde Auschwitz, junto con decenas de miles de personas.
     
    Cinco días después que el ejército británico liberara Bergen-Belsen, el 15 de abril de 1945, un reportero de la BBC, Richard Dimbleby, entró en el campamento e hizo una grabación de la cinta de los antiguos presos judíos congregandose un viernes por la noche,  levantándose con sus cuerpos frágiles hasta culminar en una canción hebrea, "Hatikvah", que significa «esperanza». Y que se convirtiera en el Himno Nacional de Israel. 
    Ese momento forjó un vínculo entre los horrores de los campos de concentración y la restauración de Israel sólo unos años más tarde. Al elegir el Hatikva, los judíos en Bergen-Belsen también recordaron al mundo que la suya era una esperanza de 2.000 años que se remonta a cuando los judíos vivieron como un pueblo libre en su propia tierra. También decían que era hora de volver a casa. 
     
    ¿Qué ha aprendido el estado moderno de Israel de los horrores del Bergen-Belsen y en general del Holocausto?
    Chaim Herzog sirvió como oficial en las fuerzas británicas que entraron a Bergen-Belsen en 1945.  En abril de 1987, volvió, como sexto presidente de Israel y habló frente a las tumbas de las víctimas. Declaró que legaron la responsabilidad a las posteriores generaciones, en asegurarse que el pueblo judío nunca más sería impotente. Eso significó, en primer lugar, que nunca permitiremos que nadie nos vuleva a hacer esto otra vez.
     
    En la actualidad, hay un nuevo viento antisemita que sopla en toda Europa, reviviendo recuerdos de lo ocurrido en este continente hace décadas. E incluso la amenaza física al resto del pueblo judío, y que proviene más recientemente de la República Islámica de Irán. Casi cada año, un misil en Teherán, llamado el Shahab-3,  dispara las palabras: "Israel debe ser borrada del mapa." Los líderes iraníes no dejan una pizca de dudas en cuanto a lo que son sus misiles. Desde 2011 los informes de la Agencia Internacional de energía atómica (OIEA) han dicho que Irán aspira a eliminar la ojiva convencional del Shahab-3, reemplazándola por una "carga nuclear esférica". 
     
    Las intenciones de Irán no han cambiado. El mismo lema que pide la eliminación de Israel fue también descaradamente escrito en persa y en hebreo, en un misil más avanzado de Qadr-H, cuando fue disparado como prueba este 9 de marzo de 2016.  Esto, a pesar del acuerdo firmado recientemente entre Irán y las potencias occidentales. Por lo tanto,  no debe extrañar que Israel sienta que debe hacerse todo lo posible para impedir que Irán obtenga armas nucleares. Esto no es una obsesión, sino un fideicomiso sagrado entregado a nosotros por el pueblo que está enterrado aquí. 
     
    El legado de Bergen-Belsen, de Israel y el pueblo judío, no es sólo un particular imperativo. Desde el final de la segunda guerra mundial, abogados y jueces judíos se han destacado a la vanguardia de la lucha internacional contra el genocidio de cualquier tipo, en cualquier contexto. Fue un jurista judío llamado Raphael Lemkin quien inventó el término. Fue otro erudito, René Cassin, quien tuvo un papel fundamental en la redacción de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Shabtai Rosenne luchó por la creación de una Corte Penal Internacional (CPI), aunque esta se corrompió trágicamente por los estados que pretendieron politizarlo poco después de su fundación.
     
    A pesar de estos esfuerzos legales, el genocidio ha persistido desde la segunda guerra mundial (en Camboya, Ruanda, Bosnia y en todo Oriente Medio). Israel es un estado pequeño. Pero la diplomacia israelí debe hacer todo lo posible para reconocer las señales de peligro y las amenazas de genocidio y luego movilizar y presionar para evitarlo. 
    Eso es una enorme responsabilidad, pero, como los sobrevivientes del crimen más grande en la historia de la humanidad, debemos llevar esa carga y comprometernos a desterrar esta amenaza del concierto de las Naciones. 
     
     
    Dore Gold
    Director General del Ministerio de Asuntos Exteriores del Estado de Israel