Luna de miel gay en Tel Aviv

Luna de miel gay en Tel Aviv

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    La primera pareja homosexual que se casó en Francia pasó su luna de miel en Tel Aviv durante el fin de semana del Orgullo Gay. El pasado 6 de junio, la oficina de prensa del Gobierno de Israel enviaba a los representantes de la prensa internacional un mensaje de las autoridades municipales de Tel Aviv en el que anunciaban la visita de esa pareja, Vicent Autin y Bruno Boileau. Era un signo de reconocimiento, decía el correo, a una ciudad “que promueve los derechos de los gais, pluralista, que está encantada de hospedar a la pareja de recién casados, deseándoles un gran mazal tov (felicidades en hebreo)”. Se trata de la decimoquinta marcha del Orgullo Gay celebrada en Tel Aviv, la única de Oriente Próximo y guinda de una estrategia anual del Gobierno local que, según estimaciones del alcalde, Ron Huldai, destina unos 410.000 euros anuales en campañas para atraer a turistas homosexuales.
     
    Campañas como esta son parte de una estrategia general de Israel, que quiere disociar su imagen del conflicto político para consolidarse en los circuitos de turismo. La zona, es cierto, cumple todos los requisitos para ser un destino vacacional óptimo. Cuatro costas —en el Mediterráneo y los mares Muerto, de Galilea y Rojo—; un desierto con numerosos oasis en el sur; montañas en el norte; una gran ciudad moderna como es Tel Aviv, con una vibrante vida nocturna, y en Jerusalén y sus alrededores sitios de un inconmensurable valor histórico para el judaísmo, el cristianismo y el islam. Israel tiene 340 hoteles, con 47.900 habitaciones. El país vive, a su vez, en unas circunstancias complejas, en conflicto con Líbano y Siria, con quienes linda al norte, y con los territorios palestinos, sobre todo por la ocupación de Cisjordania. En ese sentido, Cisjordania depende íntegramente de Israel, que controla sus accesos, para promover también su turismo, centrado sobre todo en Belén y Jericó.
     
    En 2012, Israel recibió 3,5 millones de turistas, un incremento del 4% respecto al año anterior, según cifras del Ministerio de Turismo, y ello a pesar de que en noviembre el país vivió una breve guerra con Gaza, que duró ocho días y en la que el grupo islamista Hamás y sus aliados lanzaron más de 1.400 cohetes sobre Israel. Las autoridades israelíes habían proyectado un incremento de visitas del 12% para el mes de noviembre, pero la afluencia de turistas acabó cayendo un 43% como consecuencia de dicho conflicto. Es Estados Unidos quien más visitantes envió a Israel, unos 610.000, una cifra un 4% menor a la registrada en 2011. Crecieron, en cambio, un 20% los turistas rusos, con 590.000 visitantes. De España llegaron unas 58.000 personas, un 3% más.
     
    El perfil del visitante medio sigue teniendo una clara connotación religiosa. Según el Ministerio de Turismo, un 58% de los turistas que llegan al país son peregrinos cristianos que acuden a visitar la Vía Dolorosa y el Santo Sepulcro en Jerusalén, y que a menudo entran en Cisjordania para acudir a la iglesia de la Natividad en Belén. Un 62% de los que visitaron Israel el año pasado lo hacían por primera vez en sus vidas.
    La apuesta de las autoridades por promover la llegada de visitantes foráneos tiene ya resultados sólidos en la economía local: el turismo extranjero aportó 3.400 millones de euros a la economía israelí en 2012 y permitió dar empleo directo o indirecto a 209.000 personas. La Administración israelí considera, sin embargo, que dichas cifras deberían aumentar. El turismo representa en estos momentos el 2,3% del producto interior bruto, frente al 10,2% de un país como España, según un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). “Si se contempla Israel con objetividad, hay un gran potencial que no se está explotando”, asegura Pini Shani, del departamento de mercadotecnia del Ministerio de Turismo de Israel. “Hay un problema geopolítico, por la región en la que se halla Israel. Con una resolución del proceso de paz, habría un notable incremento de turistas”, añade. Explica que en ocasiones la ocupación hotelera en Belén es idéntica o superior a la de Jerusalén. “Tanto Israel como la Autoridad Palestina verían un incremento notable de turismo si se llegara a un acuerdo que eliminara ese problema geopolítico”, explica. Leer más
     
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