El Monte del Templo en Jerusalén, donde se ubicaron los dos Templos judíos, es el sitio más sagrado en el judaísmo. Llamado Haram al-Sharif (el Noble Santuario) por parte de los musulmanes, el lugar, hoy, contiene al Domo de la Roca así como la Mezquita de al-Aqsa, que es considerada el tercer sitio más sagrado en el Islam.
La Mezquita de al-Aqsa está ubicada al sur de la explanada del Monte del Templo, cubriendo una parte relativamente pequeña de su superficie. Más aún; todas las evidencias ubican a los Templos judíos históricos en una parte diferente del Monte del Templo que la parte que, en la actualidad, está ocupada por la mezquita.
Cuando Israel reunificó Jerusalén (1967), decidió autorizar al Waqf Islámico (entidad islámica que controla y dirige los edificios, incluyendo la Mezquita de al-Aqsa en Jerusalén), a continuar administrando el sitio. Israel eligió mantener, además, el status- quo existente, de acuerdo al cual los no-musulmanes pueden visitar el Monte del Templo en horarios determinados, pero no están autorizados a llevar a cabo ningún tipo de rezo. Más aún, los no-musulmanes, que visitan el Monte del Templo, no pueden ingresar a la Mezquita de al-Aqsa, y tienen ciertas limitaciones para visitar otras partes del lugar, en especial los grandes espacios abiertos.
Resulta muy importante destacar que, el Gobierno de Israel, se encuentra comprometido a mantener el status quo en el Monte del Templo, y se opondrá a cualquier propuesta para cambiarlo.
En los últimos meses, los radicales palestinos intentaron quebrantar el status quo, evitando que cristianos y judíos visitaran el Monte del Templo. Los amotinados palestinos – incitados por Hamas y la rama radical del Movimiento Islámico en Israel – atacaron a los visitantes, así como a la policía con piedras, bombas incendiarias y pirotecnia, utilizando la Mezquita de al-Aqsa como su base de operaciones. Las autoridades israelíes trataron de contener estos intentos, por parte de extremistas islamistas, de escalar la situación en el Monte del Templo.
Las ridículas acusaciones sobre que, Israel, planea causar algún daño a la Mezquita de al-Aqsa, no tienen ningún asidero. El hecho de que provengan no sólo de extremistas islamistas, sino también de la corriente principal del liderazgo palestino, resulta alarmante y peligrosa.
Son los mismos agitadores palestinos quienes están profanando la Mezquita de al-Aqsa, transformándola en base para ataques. Utilizan el mobiliario de la mezquita como barricadas y lanzan pirotecnia, desde dentro de sus instalaciones, donde las alfombras y vigas de madera pueden prenderse fuego, con toda facilidad. Los agitadores demuestran su falta de respeto hacia muchos devotos musulmanes, quienes solo desean rezar en paz, así como, también, hacia el Waqf Islámico que administra el lugar.
La Policía israelí, responsable del orden público en Jerusalén, toma recaudos especiales para no herir la sensibilidad de los devotos musulmanes en el Monte del Templo. Los oficiales sólo entran al área en casos específicos, cuando es necesario controlar los disturbios. Más aún, en el marco de su política, la Policía nunca ingresa a la mezquita. A pesar que, con frecuencia, se encuentran en situaciones riesgosas para sus vidas, los oficiales de policía, que operan en el Monte del Templo, están equipados con medidas no letales.
Se espera que, tanto los devotos musulmanes como los visitantes de otras religiones, respeten el status quo. La policía se encargará de aquellos que quebrantasen las reglas, sean musulmanes, judíos, o miembros de cualquier otra religión.
Israel otorga máximo valor a mantener la libertad de religión y culto. Los sitios sagrados judíos (como el Muro Occidental), se encuentran abiertos a visitantes de todas las religiones, así como los sitios sagrados cristianos en Jerusalén.
A continuación, un link a un video clip que muestra a los agitadores palestinos que profanan y comprometen la Mezquita de al-Aqsa que, supuestamente, pretenden proteger:
Fuente: Departamento de Información y Difusión