Israel demuestra que la educación y la investigación son las armas más poderosas en un mundo globalizado

Educación e investigación en Israel

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    Israel demuestra que la educación y la investigación son las armas más poderosas en un mundo globalizado
    Treinta años de relaciones con España están cambiando la percepción mutua entre israelíes y españoles
      
    El mismo año, 1986, en que se incorporaba a Europa, España terminaba también con una anomalía, la falta de reconocimiento del Estado de Israel y la consiguiente ausencia de relaciones diplomáticas. Treinta años después los perfiles de ambos países han cambiado sustancialmente, pero muestran en cambio grandes diferencias respecto de su integración en el actual mundo globalizado.
    España ofrece inquietantes síntomas de caer de nuevo en la nefasta tentación del ladrillo, ahora que parece enfilar la recta que conduce al final de una larga y dolorosa crisis. Por el contrario, Israel ha aprovechado la coyuntura para conformar una sociedad donde lo que prima es la famosa ecuación I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación), y que de manera sostenida le está llevando a disputar el liderazgo a Estados Unidos, China, Corea o la Unión Europea en los avances tecnológicos a escala global.
    Esta es una de las principales conclusiones que se extraen del intenso debate, celebrado a lo largo de dos días en el Centro Sefarad-Israel, con el que se cierra un año de actividades conmemorativas en ambos países de aquel histórico establecimiento de relaciones diplomáticas.
    Desde la creación del Estado de Israel en 1948, y hasta bien entrada la década de los ochenta, la principal actividad económica israelí era la agricultura; sus naranjas competían entonces con las de la Comunidad Valenciana por los mercados europeos. Desde entonces, Israel ha cambiado esencialmente la estructura de su PIB, de manera que a fecha de hoy el 45% de sus exportaciones son tecnológicas, pura propiedad intelectual. En cualquier teléfono móvil u ordenador, o en miles de medicamentos, aunque estén fabricados en Estados Unidos, Suiza o Corea, hay numerosas patentes israelíes, cuyos royalties componen un capítulo cada vez más abultado en sus exportaciones.
    Este tipo de modelo no se improvisa, como afirma Gil Cidrón, presidente de la Cámara de Comercio España-Israel. El país apostó desde siempre por la educación en la excelencia, de modo que se ha convertido en el país del mundo con mayor número de técnicos superiores, ingenieros en todas sus ramas especialmente, en relación con su número de habitantes. Y, en términos absolutos, Israel tiene tantas empresas de alta tecnología como toda la Unión Europa junta. Más de 300 centros de innovación se albergan en los 21.000 kilómetros cuadrados de Israel, equivalentes al territorio que ocupan Galicia o el País de Gales.
    Como es obvio, los ocho millones de israelíes no conforman un mercado suficiente para absorber tal cantidad de innovación, por lo que su salida natural es la exportación. Y es en este aspecto en el que la práctica generalidad de los ponentes reunidos en el Centro Sefarad-Israel coinciden en apuntar a la firme alianza y cooperación con España para dar salida a tan ingente cosecha de talento.
    Ciertamente, España se ha beneficiado e implementado la tecnología israelí del riego gota a gota, “que ha cambiado el paisaje de Andalucía y Murcia, por ejemplo”. Pero, también de las técnicas de desalación y depuración de aguas, lo que representa un auténtico mar de oportunidades en vista de la desertización creciente de muchas regiones como consecuencia del cambio climático.
    No es fácil, sin embargo, copiar literalmente el modelo israelí. Como señala Itzik Goldwasser, del Yissum Technology Transfer (Universidad Hebrea de Jerusalén)... Sigue leyendo en Fundación Emprendedores