Discurso
del primer ministro Netanyahu en la ceremonia de firma de los acuerdos
históricos de paz, los "Acuerdos de Abraham", con los Emiratos Árabes
Unidos y Bahrein, en la Casa Blanca(Comunicado del
asesor de prensa del primer ministro)
Fotografía: Avi Ohayon/GPO
A
continuación les presentamos el discurso del primer ministro Benjamín
Netanyahu, pronunciado hoy (martes 15 de septiembre de 2020), en la Casa Blanca,
en Washington DC, en la ceremonia de firma de los históricos acuerdos de paz,
los "Acuerdos de Abraham", con los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein,
en presencia del presidente de los Estados Unidos Donald Trump, el ministro de
Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional Jeque Abdullah Bin Zayed y el
ministro de Relaciones Exteriores de Bahrein, Abdullatif Al Zayani:
"Señoras
y señores,
Sr.
Presidente,
Este es un día de
cambio histórico, que presagia un nuevo amanecer de paz. Durante miles de años,
el pueblo judío rezó por la paz, durante
décadas el Estado judío oró por la paz, y por consiguiente en esta jornada,
sentimos una profunda gratitud. Le estoy sumamente agradecido a Usted,
presidente Trump, por su liderazgo decisivo, usted ha estado junto a Israel sin
vacilaciones, usted se mantuvo firme, con coraje, frente a los tiranos de
Teherán, usted presentó una visión real de paz para los israelíes y los
palestinos, y usted ha mediado de manera exitosa en este acuerdo histórico que
estamos firmando hoy, una paz que tiene amplio apoyo en Israel, en Estados
Unidos, en el Medio Oriente, y de hecho en el mundo todo.
Le estoy muy agradecido al príncipe heredero, Mohammed
bin Zayed, de los Emiratos Árabes Unidos
y a usted, ministro de Relaciones Exteriores, Abdullah bin Zayed, les
agradezco a ambos por vuestro liderazgo, y por haber trabajado junto a Estados
Unidos e Israel para expandir el círculo de la paz.
Le estoy sumamente agradecido
al rey Hamad de Bahrein, y a usted ministro de Relaciones Exteriores Abdullatif Al Zayani, por haberse unido a nosotros para traer esperanza a todos
los hijos de Abraham.
A todos los amigos de
Israel en el Medio Oriente, aquellos que están hoy junto a nosotros, y a
aquellos que se habrán de unir mañana, les quiero decir: As-salamu
alaykum, la paz sea con vosotros, Shalom.
Y ustedes han escuchado
decir al presidente que hay una fila de países, más naciones, esto era
imposible hace unos años, pero a partir de mucha firmeza y decisión y con una
nueva y fresca óptica de cómo se hace la
paz, esto puede ser alcanzado.
Gracias,
Sr. Presidente.
Señoras y
señores,
Los habitantes de
Israel saben muy bien cuál es el costo de la guerra, yo sé cuál es el costo de
la guerra, he sido herido en la batalla,
un soldado amigo mío murió en mis brazos, mi hermano Yoni, también cayó al
liberar a los rehenes cautivos en Entebbe, y el pesar de mis padres por la
pérdida de Yoni, no cesó hasta su último día. Y a través de los años, cuando me
presento para consolar a las familias dolientes por los soldados caídos o por
las víctimas del terrorismo, muchas veces he visto ese mismo pesar, y por ello
me siento muy emocionado de estar hoy aquí. Aquellos que llevan en su cuerpo
las heridas de la guerra, aprecian las bendiciones de la paz.
Y las bendiciones de
paz que estamos gestando hoy, serán enormes, ante todo, porque esta paz
finalmente, se habrá de ampliar e incluirá a más países árabes, y finalmente,
podrá culminar el conflicto árabe-israelí, de una vez por todas. Segundo,
porque hay aquí un enorme beneficio
económico, a partir de esta asociación, y toda la región lo habrá de sentir, y
será beneficioso para todos nuestros ciudadanos. Y el tercer elemento, es el
hecho de que no se trata aquí de una paz
entre líderes, es una paz entre los pueblos: los israelíes, los emiratíes y los
bahreiníes ya se están abrazando unos a otros. Realmente tenemos la expectativa
de un futuro de prosperidad y paz, y ya hemos empezado a trabajar juntos, en la
lucha contra el Coronavirus. Y estoy persuadido de que juntos podremos hallar
las soluciones a muchos de los problemas por los que sufre toda la región
Y por consiguiente, a
pesar de las dificultades y los desafíos que enfrentamos, a pesar de todo ello,
por favor, detengámonos por un instante, a fin de apreciar y agradecer por este
gran día, para que podamos superar toda divergencia política, por favor,
dejemos de lado nuestro cinismo, les solicito que en este día, podamos sentir el
pulso de la historia, ya que incluso, cuando la pandemia haya finalizado, la
paz, esta paz que nosotros estamos gestando hoy, quedará por siempre.
Señoras y
señores,
He dedicado mi vida
para asegurar el lugar de Israel en el seno de las naciones del mundo, asegurar
el futuro del único Estado judío. Para alcanzar dicho objetivo, he trabajado
para fortalecer a Israel y convertirlo en muy fuerte, ya que la historia nos ha
enseñado, que la fuerza conlleva seguridad, la fuerza trae aliados, y
finalmente es lo que el presidente Trump ha expresado en forma recurrente, al
final de cuentas, la fuerza trae la paz.
El rey
David expresó esta verdad básica hace miles de años en nuestra capital eterna,
Jerusalén. Su oración, inmortalizada en el Libro de los Salmos en la Biblia, se
hace eco de nuestro glorioso pasado y nos guía hacia un futuro brillante:
'ה' עז לעמו יתן ה' יברך את עמו בשלום.'
“Dios le concederá
fortaleza a su pueblo, Dios bendecirá a su pueblo con la paz”
Sr.
Presidente,
Distinguidos
invitados,
Esta
semana celebraremos Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, y qué bendición traemos a
este nuevo año, una bendición de amistad, una bendición de esperanza, una
bendición de paz. "