Esperando al Godot Palestino

Esperando al Godot Palestino

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    Existen algunos momentos que un periodista nunca olvidará. A principios de 1997, Yossi Beilin decidió confiar en mí y mostrarme el documento que probaba que la paz era posible de alcanzar.  El entonces destacado y creativo político del Movimiento Laborista abrió una caja fuerte, sacó una pila de páginas impresas, y las dejó sobre la mesa, como un jugador con una mano ganadora de póker.

    Abundaron los rumores acerca del acuerdo Beilin – Abu Mazen, pero sólo unos pocos tuvieron la oportunidad de ver el documento con sus propios ojos o tenerlo en sus manos. Yo fui uno de esos pocos. Con la boca abierta, leí el borrador completo por la paz  que había sido formulado 18 meses antes, por parte de dos brillantes campeones de la paz – uno, israelí, y otro, palestino. El documento no dejaba nada librado al azar: Mahmoud Abbas está preparado para  firmar un acuerdo permanente. El refugiado de Safed había superado los fantasmas del pasado y las ideas del pasado, y estaba dispuesto a construir un futuro conjunto israelí – palestino, basado en la coexistencia. Si tan sólo pudiéramos salir por debajo del pulgar del Likud, e hiciéramos que Benjamin Netanyahu dejara su cargo, él se nos uniría, mano a mano, caminando hacia la solución de dos estados. Abbas es un socio serio para una paz verdadera, alguien con quien podemos lograr un avance histórico hacia la reconciliación.
    Hemos entendido. Hicimos lo que era necesario. En 1999, destituimos al Likud y a Netanyahu. En el 2000, fuimos a la cumbre de la paz en Camp David. Ups, sorpresa: Abbas no llevó el plan Beilin – Abu Mazen a Camp David, u otro borrador para una propuesta de paz. Ocurrió lo contrario: Él fue uno de los opositores más acérrimos, y su reclamo por el derecho al retorno impidió todo progreso.
    Pero no crean que nos hemos resignado tan rápido. Durante el otoño de 2003, mientras el Acuerdo de Ginebra estaba siendo formulado, para nosotros resultaba claro que no había más excusas, y que ahora, Abbas firmaría el nuevo acuerdo de paz y adoptaría sus principios. Ups, sorpresa: Abu Mazen envió a Yasser Abed Rabbo (un ex ministro de la Autoridad Palestina) en su lugar, mientras él permanecía en su confortable oficina en Ramallah. No hubo firma, no hubo acuerdo.
    Pero las personas tan resueltas como nosotros no renunciamos a nuestros sueños. De modo que en el 2008, hemos brindado nuestro apoyo a Ehud Olmert, y las conversaciones maratónicas que mantuvo con Abbas, y un ofrecimiento que no podría ser rechazado. Ups, sorpresa: Abu Mazen en realidad no lo rechazó, simplemente desapareció. No dijo que sí, no dijo que no, simplemente se desvaneció sin dejar rastro.
    ¿Acaso empezamos a comprender que estábamos frente al Yitzhak Shamir palestino? No, no, no. En el verano del 2009, hemos apoyado incluso a Netanyahu, cuando hizo unas propuestas a Abbas con su discurso de Bar Ilan, y el congelamiento de los asentamientos.  Ups, sorpresa: el sofisticado opositor no pestañeó, ni se confundió. Simplemente, él se rehusó a bailar el tango de la paz con el líder de la derecha israelí.
    ¿Acaso hemos abierto nuestros ojos? Por supuesto que no. Nuevamente, hemos culpado a Netanyahu y al Likud, y creíamos que en el 2014, Abu Mazen no se atrevería a decir que no, ni siquiera a John Kerry. Ups, sorpresa: En su estilo sofisticado y amable, Abbas ha dicho que no durante los últimos meses, tanto a Kerry como a Barack Obama. Nuevamente, la postura del Presidente palestino es clara y consistente: A los palestinos no se les debe exigir que hagan concesiones. Es un juego complicado – sacando cada vez más concesiones por parte de los israelíes, sin que los palestinos garanticen una sola concesión verdadera por su parte.
    Presten atención: Veinte años de conversaciones estériles no han llevado a nada. No existe ningún documento que contenga alguna concesión palestina verdadera con la firma de Abbas. Ninguno. Nunca lo hubo, y nunca lo habrá.
    Durante los 17 años que han transcurrido desde que Beilin sacara ese documento de su caja fuerte, él se ha divorciado, se ha vuelto a casar, y ya tuvo nietos. También yo me divorcié, me he vuelto a casar, y he traído más niños a este mundo. El tiempo pasa y las experiencias que hemos acumulado nos han enseñado algunas cosas, tanto a Beilin como a mí. Pero muchos otros no han aprendido nada. Aún le siguen permitiendo a Abbas tomarles el pelo, mientras esperan al Godot Palestino, quien nunca aparecerá.
     
    Fuente: Departamento de Información y Difusión