El gigante israelí ICL invertirá 2.000 millones en España

 El gigante israelí ICL invertirá 2.000 millones

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    ​El grupo ICL, el mayor conglomerado industrial israelí, propietario en España de la empresa minera Iberpotash, ha puesto en marcha una inversión en Cataluña de 2.000 millones de euros durante los próximos diez años.

     
    José Antonio Martínez Álamo, presidente de ICL Iberia y consejero delegado de Iberpotash, asegura que la multinacional israelí "ha demostrado su confianza en España con la aprobación de una inversión de 400 millones de euros, que ya se está ejecutando" y explica que "ahora hemos puesto en marcha otra fase que supondrá la apertura de nuevas minas para la producción de sal y potasa y la creación de las infraestructuras logísticas necesarias para exportar a todo el mundo desde el puerto de Barcelona".
     
    Iberpotash, una antigua empresa del INI (Instituto Nacional de Industria) que se vendió a finales de la década de los noventa a ICL, es hoy líder en la extracción y comercialización de potasa en España. Con minas e instalaciones logísticas en la comarca de Bages, a 60 kilómetros de la capital catalana, la compañía da empleo actualmente a unas 1.200 personas y factura 500 millones de euros. El objetivo de las inversiones previstas por ICL es pasar de una producción de unos 3 millones de toneladas a 8 millones, tanto de sal como de potasa. "Con todo ello, duplicaremos el tamaño de Iberpotash tanto en términos de ventas como de empleo", explica Martínez Álamo.
     
    Para el presidente de la compañía se trata de un proyecto muy competitivo, cuyo único obstáculo es "el coste energético en España". En cualquier caso, si sus planes salen tal y como está previsto, la empresa ampliará su capacidad logística con más trenes desde Suria al puerto y barcos propios para la exportación. "Es más barato llevar la mercancía por barco desde Barcelona a China que llevarla por carretera a Zaragoza", asegura.
     
    A primeros de febrero, la Generalitat allanó el camino para que ICL pueda llevar a cabo estas inversiones en las minas de potasa de Suria al incluir en su proyecto la edificación de una planta de sal, que es el residuo de la extracción de potasa.
     
    Ecologistas y productores de sal españoles se oponen a esta nueva ampliación de las minas porque consideran que ICL no tiene previsto un plan de restauración para las montañas de residuos salinos que contaminan las aguas del río Llobregat. Fuente: El Economista