Queridos amigos todos,
El año pasado celebramos el 30º
aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España e
Israel. El año que viene, les informo en forma exclusiva… y confidencial,
celebraremos el 70º aniversario de la creación del Estado de Israel. ¿y este
año? ¿Quedará huérfano?
Pues no, para nada. Este es el año de
los aniversarios. El año en que conmemoramos tantos hitos en la historia del
movimiento Sionista y de Israel, que este Día de la Independencia se convierte
en una celebración del proceso de
renacimiento nacional del pueblo judío en su patria histórica.
120 Años atrás,
se reunió en Basilea el primer Congreso Sionista Mundial, creándose así, en la
era del surgimiento de los estados nacionales, el instrumento político de la
autodeterminación nacional del pueblo judío.
20 años mas tarde, exactamente…
Hace 100 años,
en plena primera guerra mundial, el Ministro de Asuntos Exteriores de Gran
Bretaña, James Balfour, expresó por primera vez apoyo a la creación de un hogar
nacional judío en lo que se llamaba entonces Palestina, reconociendo así el
derecho del pueblo judío de volver a su tierra.
Hace 70 años,
la comunidad internacional, reunida en la flamante Organización de las Naciones
Unidas, resolvía por mayoría de dos tercios la creación de un Estado Judío, por
primera vez en 2000 años, al lado de un estado árabe, que nunca se alcanzó a
realizar por rechazo de su liderazgo.
Hace 50 años,
en 1967, Israel se salvó de la amenaza de destrucción total a manos de los
ejércitos árabes que la amenazaban, gracias a la osadía e ingenio de su ejército
popular, las Fuerzas de Defensa de Israel. Nuestra capital eterna, Jerusalén,
se volvió a reunificar después de 19 años de división.
Hace 40 años,
en 1977 se abrió una nueva etapa en nuestras relaciones con nuestros vecinos
árabes: el presidente de Egipto, Muhammad Anwar Assadat, en un alarde de coraje
político, llegó a Jerusalén en persona, y ofreció ante el parlamento israelí, la
Knesset, poner fin a la guerra. Rechazado al principio por sus colegas árabes,
la puerta que abrió condujo a los tratados de paz con su país y con Jordania, y
al proceso de negociaciones con los palestinos, que aún continúa.
Estos hitos encapsulan la historia de
nuestro país, desde la lucha por el reconocimiento de nuestras aspiraciones de
volver a ser un miembro de la comunidad de naciones hasta la búsqueda de la
paz, en la que todavía estamos enfrascados, y en la que insistiremos hasta que
la logremos.
Queridos amigos,
Tenemos mucho de que enorgullecernos.
Desde princios del milenio Israel creció en un 62%, por encima del promedio de
la OCDE del 32%. Nuestra población creció en estos últimos 17 años de 6,2
millones de habitantes a 8.6 millones. El ingreso per capita llegó a los 36 000
dólares por año, el número 24 entre 187 países del mundo. Israel se ha
convertido en un centro mundial de innovación y alta tecnología. 350 firmas
internacionales, las líderes en su campo, tienen centros de I+D+i. 100 mil
millones de dólares de reservas garantizan nuestra estabilidad financiera.
Nuestra deuda gubernamental en relación al producto bruto es de las más bajas
en la OCDE.
No somos ciegos a los desafíos que
nos acechan, tanto en lo social, lo económico y especialmente en el entorno
geopolítico en que nos encontramos. Pero en base a la experiencia acumulada en
estas siete décadas podemos mirar al futuro con optimismo y esperanza.
Y hablando de esperanza, queridos amigos, quisiera compartir con uds unas líneas que
resumen todo el significado que tiene esta fecha que estamos celebrando hoy,
para nosotros, los israelíes, y para todo el pueblo judío. Es la letra de
nuestro himno nacional, escrita por Naftali Herz Imber, que todos habéis
escuchado, tal vez varias veces, pero cuyo significado posiblemente sea un
misterio para muchos.
Nuestro himno se titula Hatikva, La
Esperanza, y su letra, a pesar de su aparente simpleza y brevedad, está tan
llena de significado y toca tan profundo a nuestro ser judío, que yo,
personalmente, no puedo nunca terminar de
cantarlo, ya que me embarga la emoción y se me hace un nudo en la
garganta.
Hatikva, La Esperanza:
Mientras en lo más profundo del
corazón
palpite un alma judía,
y dirigiéndose hacia el Oriente
un ojo, a Sion aviste,
no se habrá perdido nuestra
esperanza;
la esperanza de dos veces milenaria,
de ser un pueblo libre en nuestra tierra:
la tierra de Sion y de Jerusalén.
Con esas palabras de esperanza,
deseo a todos un Jag Sameaj, Feliz
Fiesta. Gracias por compartir la alegría con nosotros. Disfrutad del coctel.