Discuros del Embajador en la Asamblea de Madrid

Discurso del Embajador en la Asamblea de Madrid

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    Discurso del Embajador de Israel, Daniel Kutner
    Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas del Holocausto
    Asamblea de Madrid, 26 de enero de 2017
     
     
    Sra. Presidenta de la Comunidad de Madrid
    Sra. Presidenta de la Asamblea
    Sr. Presidente de la Comunidad Judía de Madrid
    Diputados de la Asamblea, colegas del cuerpo diplomático, autoridades, dirigentes comunitarios, Honorable Rabino, Sras. y Sres., amigos todos.
     
    Quisiera comenzar felicitando a la Comunidad de Madrid por convocar nuevamente este acto recordatorio en el Día Internacional del Recuerdo del Holocausto.
     
    A pesar de que la guerra, el sufrimiento y el derramamiento de sangre están presentes hoy en día en las pantallas de televisión y los ordenadores, informando de lo que sucede en Siria, el Estado Islámico y Boko Haram, entre otros, es necesario un esfuerzo educativo para que los jóvenes entiendan que hace solo dos o tres generaciones, aquí en Europa, que pretendía galardonarse con el título del continente más civilizado del mundo, seis millones de judíos y desdichados miembros de otros colectivos considerados “indeseables” fueron exterminados con extrema crueldad, sistemática y premeditadamente por los nazis y sus aliados, por el solo hecho de ser judíos, o también roma o homosexuales, discapacitados mentales o refugiados republicanos.
     
    Los números son tan enormes que pierden sentido. Es un universo de tragedias personales e individuales. Mi propia familia se salvó del genocidio por haber emigrado a la Argentina en los años 20. Pero mis abuelos tenían hermanos, padres, tíos y primos en Polonia. Hace muchos años, en una de mis visitas de Israel a Buenos Aires, mi abuelo Jaime me mostró una caja donde guardaba antiguos recuerdos del viejo continente. Me llamó la atención un sobre lleno de billetes extraños, slozls polacos de la preguerra. Le pregunté a mi abuelo de qué se trataba.
     
    Mi abuelo Jaime me contó que él y mi abuela mandaban dinero desde la Argentina a sus familias. En esa época se mandaban sobres con billetes, sin otra protección que un lacrado de cera. ¡Y llegaban! Este sobre iba dirigido a las hermanas de mi abuela, con una carta en Yidish, el idioma de los judíos del Este Europeo. Pero esta carta, mandada a la misma dirección de siempre, retornó con un sello portador de un terrible mensaje: “destinatario no conocido en dirección”. Pocas palabras, pero un significado inmenso. La familia de mi abuela ya no vivía en esa casa. ¿Habían sido deportados? ¿Tal vez peor? Solo nos podemos imaginar la agonía de pensar en lo que ese mensaje podía significar.
     
    Las hermanas de mi abuela no sobrevivieron. Una de ellas había emigrado a la Argentina, pero encontrando el ambiente local no de su agrado, retornó a Polonia. Su hermana, con sus dos hijas, que estaba preparándose para emigrar, suspendió subsecuentemente sus planes y permaneció en lo que se convertiría en pocos años en el escenario del genocidio más grande de la historia.
     
    Mi madre, entonces niña, no entendía lo que era una guerra, pero veía a su abuela, rodeada de la familia y amigos leyendo juntos el diario judío de Buenos Aires, el Yidishe Tzaitung, y llorando amargamente.
    Mi familia, tan lejos, no podía hacer nada. Pero tampoco las potencias que combatían en la guerra hicieron lo que moralmente se exigía para frenar la máquina de la muerte, y esta funcionó incansablemente hasta el último momento de la derrota nazi tren, tras tren tras tren, por toda Europa en dirección a Auschwitz, Treblinka, Sovibor. Y el mundo calló.
     
    Queridos amigos,
    Pero el pueblo judío aprendió  la lección. Hoy en día los judíos tienen un estado propio. No todos viven en él, pero todos saben que en caso de necesidad imperiosa, tiene dónde encontrar refugio. Un Estado judío que mantiene las puertas abiertas, que hará todo lo posible para defenderlos y en caso de necesidad, de salvarlos.
     
    Pero, preguntaréis, ¿acaso es posible otro holocausto? ¿Otra persecución masiva de judíos en el mundo actual? ¿No son esas cosas del pasado, superadas ya por el progreso de la humanidad? No lo sabemos. Esperemos que no sea posible. Pero para que no suceda debemos mantener la memoria de lo que sucedió en el “continente más civilizado del mundo”. Debemos educar a las jóvenes generaciones para que no olviden. Debemos combatir sin descanso lo brotes de antisemitismo y los de intolerancia, y no solo contra los judíos. Antisemitismo de ultra derecha, de ultra izquierda, antisemitismo islámico y antisemitismo disfrazado de anti sionismo. Debemos defender  al Estado Judío, al Estado de Israel, para que prospere en su patria histórica, en paz con sus vecinos y oponernos a los que quieren su destrucción y le niegan su derecho a defenderse.
     
    Queridos amigos,
    (1) Educación, (2) lucha intransigente contra el antisemitismo y contra todo tipo de prejuicios y de racismo y (3) defensa del Estado de Israel, el único estado judío en el mundo.
     
    Este es, en mi visión, el legado que nos dejaron nuestras víctimas, y ese es el compromiso que deben asumir todas las personas de buena voluntad en este día del recuerdo del Holocausto.
     
    Muchas gracias.