Cuando se celebran treinta años del establecimiento de relaciones entre los dos países, el representante israelí se plantea como objetivo el contacto con las nuevas fuerzas políticas:«Hay gente que no nos conoce suficientemente»
Daniel Kutner asumió el pasado verano el cargo de embajador de Israel en una Españaque conoce bien, y donde hace 30 años se encontraba trabajando en su tesis sobre las relaciones de nuestro país con el mundo árabe en la época del ministro Martín Artajo. Precisamente en aquel momento, se negociaba, con una gran discreción, el delicado asunto del establecimiento de relaciones entre España e Israel.
—¿Se comprendía entonces en Israel la preocupación de España por la reacción que pudiera haber en los países árabes si se daba aquel paso?
—Sí, se comprendía. Pero se pensaba que una década después de la restauración de la democracia, la situación había madurado y llegaba el momento de dar el paso, porque España estaba entrando en la Comunidad Europea y en la OTAN e iba a ser el único país comunitario que no tenía relaciones con Israel.
—¿Cómo ve esas relaciones 30 años después?
—Siempre las hemos visto como algo especial debido a la historia común que tenemos. Queremos mirar hacia adelante, como dos países modernos, para ver cómo afianzar más esta nueva amistad que se ha establecido.
—¿Tiene la sensación de que la imagen de Israel en España es negativa?
—La imagen de Israel ha sufrido por la manera distorsionada en que se ha presentado. El público español ha recibido una sobredosis sobre eventos negativos, violencia, conflicto, etc. Creo que eso está cambiando y que, en los últimos años, hay una mejor comprensión de que Israel es mucho más que eso, que es un país donde suceden cosas apasionantes, por ejemplo, en la investigación científica, en la tecnología, en el emprendimiento…
—¿Qué aspectos de Israel cree que pueden ser interesantes para España y viceversa?
—Hoy existe un gran interés por la manera en que Israel alienta el espíritu creativo de sus jóvenes y en cómo la locomotora de su economía es la alta tecnología y la innovación. Y aquí tienen cosas de las que Israel carece, como grandes compañías de infraestructuras (ferrocarriles, electrificación, etc). Más allá de los clásicos intercambios comerciales, tenemos interés mutuo en crear inversiones y en cooperación académica y empresarial.
—España critica sistemáticamente cada nuevo asentamiento israelí en suelo palestino. ¿Ha influido eso en que la visita a España del primer ministro, Benjamin Netanyahu, siga pendiente desde hace tiempo?
—No creo que esa sea la razón. Los dos países tienen un diálogo abierto y positivo. En el Ministerio de Asuntos Exteriores nosotros siempre encontramos las puertas abiertas y, si tenemos diferencias, contamos con los canales para hablar de ello y discutirlo. Tenemos intereses comunes y deseamos intercambiar experiencias en campos como el extremismo islámico, la amenaza yihadista o la inmigración.
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