Cinco muertos en dos ataques palestinos
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11/20/2015
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Cinco muertos y más de 10 heridos es el balance de dos atentados cometidos este jueves por dos palestinos con diferentes métodos (cuchillo, fusil y coche). De esta forma, los llamados 'lobos solitarios' reanudan sus ataques tras una pausa iniciada -de forma casual o no- a partir de los atentados en París del pasado viernes por la noche. Tras casi una semana centrando su foco de forma casi exclusiva en la ofensiva terrorista del llamado Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) en Europa, los israelíes regresan a su propia realidad.
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Poco después de las 14.00 horas, las ambulancias empezaron a fluir hacia el sur de Tel Aviv. En pocos minutos, se conoció el motivo. Cuchillo en mano, Raed Jalil Ben Mahmud (36 años), palestino natural de la aldea de Dura (cerca de Hebrón), intentó entrar en un local que se usa como sinagoga en un conocido edificio en el Paseo Marítimo, al sur de Tel Aviv. En el camino mató a dos israelíes.
"Estaba dentro del local rezando cuando vimos a un ciudadano judío lleno de sangre que cayó en nuestras manos. Vimos alguien con cuchillo y enseguida entendimos que era el terrorista. Fue terrible", afirma Shimon Vaknin aún en estado de shock. Un joven israelí murió en el acto por las numerosas apuñaladas mientras la segunda víctima, de 32 años, falleció por sus graves heridas en el hospital. Una persona desarmada consiguió neutralizar al terrorista que posteriormente fue detenido por los agentes. Se trata de un padre de cinco hijos que trabajaba de forma legal en un restaurante cerca del Estadio Bloomfield de Tel Aviv.
Dos horas después, llegó el segundo atentado cerca de Alon Shvut en el bloque de colonias de Gush Etzion, al sur de Cisjordania. En este territorio ocupado por Israel en la guerra del 67, un minibús que llevaba estudiantes estadounidenses judíos fue acribillado desde un coche palestino. El atacante siguió disparando entre dos coches y al cabo de unos minutos, atropelló a varias personas en una parada de autobús antes de ser detenido. Seguir leyendo en El Mundo
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