Avishai Cohen reivindica la fusión del jazz con la música barroca

Avishai Cohen reivindica la fusión del jazz con...

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    Avishai Cohen (Kibbutz Kabri, Israel, 1970) ha desarrollado una carrera heterogénea, tras pasar por el sexteto Origin, de Chick Corea, con especial dedicación hacia la mezcla del jazz con diferentes músicas. Ahora da una nueva vuelta de tuerca a ese eclecticismo con la publicación de Almah, un disco de instrumentación y texturas barrocas con una rítmica y estructura jazzísticas que presenta esta noche en el Festival de Jazz del Palau de la Música.

     

    Cohen se ha especializado en la mezcolanza estilística que le sitúa en los bordes del jazz, haciendo casi frontera con la world music. Ya ha parido proyectos insólitos en el jazz, como Aurora, dedicado a la música sefardí o colaboraciones con la Filarmónica de Israel.
     
    En Almah opta por una formación de cuarto de cuerda y oboe y recuerda que ya había jugueteado con las cuerdas anteriormente. Y que siempre había querido dedicarles un proyecto completo. «He escogido el cuarteto de dos violines y violas porque creo que funciona mejor con mi música, que a menudo está escrita en una tesitura más baja. Es un sonido increíble. Especialmente cuando se asocia con la sonoridad más brillante del oboe», afirma.
     
    El resultado se acerca mucho al sonido del Barroco. «Diría que una de mis mayores influencias es Bach. Cuando era niño, Bach en particular captó mi atención y me abrió la curiosidad y el interés en el arte de hacer música. Su música es perfecta en su totalidad. Por supuesto, tengo influencias también de otros compositores pero todo empezó ahí y para mí es la mejor referencia del mejor saber hacer de la música diatónica occidental».
     
    El proceso de composición ha sido largo y complejo ya que «son composiciones y arreglos en las que estoy trabajando desde hace muchos años. Otros viejos temas y canciones del folclore las conocí de joven y me causaron una honda impresión, por lo que he disfrutado mucho haciendo sus arreglos a lo largo de estos años».
     
    Un disco extraño al jazz aunque según Cohen no ajeno a él. «Este disco es como si un cuarteto clásico se escapara al mundo del jazz, yendo de la música escrita a la improvisación en un minuto. De un solo improvisado al siguiente. Ambas partes están claramente distinguidas por los límites del tiempo. No puedes hacer que un solo dure eternamente. Nos hace sacar a un tipo de músico diferente a todos lo que hemos participado», concluye. Fuente: Levante