Una de mis experiencias más enriquecedoras cultural y profesionalmente, fue la recientemente vivida en Israel.
Amo viajar y las experiencias multiculturales. He vivido en Europa y en Asia, también he visitado África, y varios países de América, pero, desde que llegué al Aeropuerto Internacional Ben Gurión, en Tel Aviv, me di cuenta que había llegado a un lugar especial, un país sin paragón.
El pasado verano (julio 2012) gané una beca para cursar un programa de entrenamiento en “Estrategias de Medios para el Cambio Social”, en el prestigioso The Golda Meir Mount Carmel International Training Center, en Haifa, Israel. Participamos profesionales de las comunicaciones de 24 países de distintos continentes. Independientemente de la diversidad cultural del grupo, les puedo asegurar que cualesquiera eran nuestras expectativas del programa y el país, fueron superadas con creces positivamente. Nuestras vivencias en Israel, serán de las más hermosas y memorables por la calidad humana de las personas con las que compartimos, tanto los anfitriones, como ciudadanos, así como los lazos de hermandad que se han forjado entre nosotros, los participantes.
El programa académico fue realmente intenso y muy aleccionador, tanto técnicamente como culturalmente. Pero también, teníamos la libertad de movilizarnos, en nuestro tiempo libre, ya fuera en bus, tren, taxi, o cualquier otro medio de transporte, a fin de poder conocer mejor y adentrarnos a conocer la esencia del país. Eso permitió que, al tiempo que recorríamos fascinados hermosos e históricos parajes, pudimos entrar en contacto con la gente común, y darnos cuenta de lo seguro que es el país.
Israel es un país de hermosos paisajes, de ciudades tan antiguas como cosmopolitas, en el que se conjugan perfecta y deliciosamente, la historia con el modernismo. Su gente es muy cálida, abierta, y sorprendentemente para nosotros, libre de prejuicios culturales, sociales, raciales, y religiosos. Difícilmente me he encontrado en un país, culturalmente más abierto que Israel.
La mezcla de culturas, religiones, estilos de vida es impresionante, contrastando con las ideas y prejuicios que en este sentido se puedan tener.
Este país, tiene incorporado en su ADN el emprendimiento. Es difícil de explicar, pero se entiende en el momento que uno toma contacto con los israelíes, cuando cuentan cómo se gesta una idea y se concretiza. Siempre están pensando en su próximo emprendimiento. Otro aspecto a destacar, es la metodología y disciplina de estudio y de trabajo tan rigurosa e intensa, propia de un ejercito. En Israel todo es emprendimiento, todo es innovación, todo es intenso: el estudio, el trabajo, la diversión.
Quizá eso responde en parte a la pregunta que uno se hace desde que llega y que brillantemente analiza el libro Start Up Nation .¿Cómo es posible que Israel - un país de 7,1 millones, 60 años, rodeado de enemigos, en un constante estado de guerra desde su fundación, sin recursos naturales, produzca más start-ups que naciones grandes, pacíficas y estables como Japón, China, India, Corea, Canadá y el Reino Unido?
Nunca olvidaré los más lindos atardeceres que jamás vi antes, como los de las playas de Haifa y Tel Aviv. Tampoco la imponente e inmortal Masada, la belleza de Jerusalem, la intensa energía y profundas emociones que me inspiraron el Muro de los Lamentos y el Santo Sepulcro, el perfume de las especies que se respira en algunas de sus calles. Tampoco las curiosas miradas, sonrisas y dulzura de la gente de Israel.