La música empezó a ocupar un lugar de importancia en
la vida cultural de la comunidad judía de lo que entonces era Palestina
(Tierra de Israel) después de la Primera Guerra Mundial, con varios
intentos, realizados por aficionados entusiastas y un pequeño cuadro de
músicos capacitados, de formar una orquesta sinfónica, una sociedad
coral e inclusive una compañía de ópera. La música a nivel profesional
pasó a ser una actividad de importancia en la década de 1930, cuando
cientos de profesores de música, compositores, instrumentistas y
cantantes, así como miles de amantes de la música, afluyeron al país
como consecuencia de la amenaza del nazismo en Europa.
La Orquesta Filarmónica de Palestina (hoy en día la Orquesta Filarmónica de Israel),
fundada por iniciativa del violinista de origen polaco Bronislaw
Huberman, dio su primer concierto en Tel Aviv bajo la batuta de Arturo
Toscanini en 1936. Inmediatamente pasó a ser uno de los puntales de la
vida musical del país y con el correr de los años adquirió reputación
internacional. Poco después, se formó una orquesta de la radio (hoy, Orquesta Sinfónica de Jerusalén), cuyos conciertos transmitidos por la emisora atraían a miles de radioyentes.
La Orquesta Filarmónica de Israel (Cortesía de la OFI)
Con el tiempo se fundaron conjuntos adicionales de música sinfónica: la Orquesta de Cámara de Israel, la Sinfonieta de Beer Sheva, y orquestas locales de las ciudades de Haifa, Natania, Jolón, Ramat Gan y Rishón Letzión. La Orquesta Kibutziana de Israel está formada por miembros de kibutzim de todo el país.
A principios de los años 1980, la Nueva Opera de Israel
empezó a montar producciones de alto nivel profesional, reviviendo el
entusiasmo del público por este género musical, que había declinado
después de la disolución de la primera compañía permanente de ópera
algunos años antes.
Durante la década del 1990, la vida musical de Israel sufrió una
profunda transformación con la llegada de más de un millón de judíos de
la ex Unión Soviética. Esta inmigración trajo consigo muchos músicos
profesionales, incluyendo instrumentistas, vocalistas y profesores de
música, cuya influencia se hizo sentir en la creación de nuevas
orquestas sinfónicas y de cámara, así como conjuntos más pequeños, y una
dinámica inyección de talento y vitalidad musical en conservatorios,
escuelas y centros comunitarios en todo el país.
La tradición de la música de cámara, también sentada en los años 30,
comprende numerosos conjuntos, algunos de ellos de reputación
internacional, que han ganado en calidad y variedad gracias a la
inmigración de los 90. Se destacan ente estos grupos la Camerata de Jerusalén,
la orquesta de cámara del Cuerpo de Educación de las FDI y la Camerata
de las Cuerdistas de Ramat Hasharón. La música coral está también muy
desarrollada, con grupos corales en numerosas ciudades grandes y
pequeñas. Cada año se realizan varios festivales de música coral, entre
ellos la Litúrgica de Jerusalem, el festival Zimriá y conciertos de música vocal en las iglesias de la localidad árabe de Abu Gosh.
Recitales y conciertos sinfónicos de una amplia gama de obras
clásicas se ejecutan en sitios históricos como los anfiteatros romanos
restaurados de Cesarea y Beit Sheán y en dos grandes salas de
conciertos, el Auditorio Mann de Tel Aviv y el Centro Internacional de
Convenciones de Jerusalén, así como en salas más pequeñas en todo el
país. Éstas incluyen el complejo del Teatro Jerusalén, el nuevo Centro
de Artes Escénicas de Tel Aviv, el museo de Tel Aviv, el Museo de Israel
en Jerusalén, así como centros culturales en ciudades menores y en
kibutzim en todo el país.
El público israelí que asiste a los conciertos es entusiasta y
demostrativo, atributos muy apreciados por los artistas musicales
renombrados que visitan el país y por los solistas israelíes
mundialmente famosos como Pinjás Zuckerman, Shlomo Mintz, Daniel
Barenboim e Itzjak Perlman, que son parte del escenario musical del país
año a año.
Eventos musicales a nivel mundial que tienen lugar en Israel incluyen el Concurso Internacional de Arpa y la Competencia de Piano a nombre de Artur Rubinstein.
Festivales musicales locales, como el Festival de Música en el kibutz
Ein Guev, el Festival de Música de Cámara en el kibutz Kfar Blum y el
Festival de Jazz del Mar Rojo en Eilat, atraen una considerable
audiencia. El Festival Israel,
que presenta música, teatro y danza ejecutados por grupos de todo el
mundo, convierte a Jerusalén en un imán cultural durante tres semanas
cada primavera.
La creación de música específicamente israelí se ha desarrollado
desde que empezaron a llegar al país compositores profesionales a
mediados de la década del 40. Aunque las tradiciones rusa y francesa,
las fuerzas románticas y post-románticas alemanas y la vívida evocación
de compositores europeos han dejado su marca en las composiciones
locales, se está cristalizando gradualmente una nueva expresión del
moderno Israel en el así llamado estilo ‘Mediterráneo’, que integra
melodías tradicionales orientales con pautas de cantilación, la
entonación musical de las lectura bíblicas.
La primera generación de compositores israelíes, todos nacidos en
Europa, hizo grandes esfuerzos por componer en un nuevo idioma musical.
Paul Ben Haim utilizó tonalidades expandidas para crear un estilo
post-expresionista, mezclando lo antiguo con lo nuevo, Oriente y
Occidente; Oedon Partos vio en la asimilación de un folklore auténtico
un importante método de composición; Alexander Uriah Boscovitch usó
formas populares de expresión como unidades de construcción de sus
composiciones; Yosef Tal fundó la composición electrónica en Israel; y
Mordejai Seter se concentró en la integración de melodías y ritmos
yemenitas en sus obras.
La segunda generación, en su mayoría discípulos directos o indirectos
de la primera, buscó una expresión musical que integrara el idioma
hebreo, sus consonantes y entonación, su relevancia en la liturgia y
tradición judías, y su incorporación al mundo oriental.
El tercero y más reciente grupo de compositores manifiesta un deseo
de participar en la composición internacional sin un perfil nacional, de
abordar el Holocausto a través de la música y derribar barreras dentro
de la música (como es el caso con la música de Yehudá Poliker),
mezclando las tradiciones orientales y occidentales e incorporando
algunas innovaciones de los géneros de música popular.
Jóvenes israelíes talentosos empiezan su formación musical asistiendo
a alguno de los numerosos conservatorios existentes, o estudiando con
alguno de los cientos de profesores de música privados; muchos adquieren
experiencia uniéndose a una de las orquestas juveniles del país.
Estudios adicionales se proporcionan en las academias de música y danza
de Jerusalén y Tel Aviv, que otorgan títulos académicos. Artistas
internacionales visitantes dan frecuentemente clases magistrales para
cantantes, instrumentistas y conjuntos de cámara en las dos Academias,
así como en el Centro de Música de Jerusalem.
La educación e investigación musical en instituciones de altos
estudios se inició a comienzos de la década del 60 con el
establecimiento de la Cátedra de Musicología Artur Rubinstein en la
Universidad Hebrea de Jerusalem. Desde entonces, se han abierto también
departamentos de musicología en las universidades de Tel Aviv y Bar
Ilán. Se ofrecen dos áreas principales de especialización: una de música
judía y la otra de música de los diversos grupos étnicos de Israel, con
particular énfasis en la música de las comunidades orientales y
sefardíes.