Muchas gracias, Señora Presidente, por convocar este debate y llevar conciencia y atención a este importante asunto. Hasta ahora, durante este año, 26 periodistas fueron asesinados y 175 encarcelados por hacer su trabajo. En lugar de relatar la historia, los periodistas se están convirtiendo, cada vez más, en la historia misma. Debemos mantenernos unidos en nuestra condena a aquellos que buscan silenciar a la prensa y ocultar la verdad.
Señora Presidente,
Mientras hablamos, Medio Oriente está en llamas. Desde el Estrecho de Gibraltar hasta Omuz, la gente está pidiendo a gritos reformas y libertades democráticas. La fachada de la llamada Primavera Árabe desapareció. En su lugar, quedan la represión, el caos y la confusión que definieron a la región por largo tiempo. Los ataques contra los medios se están incrementando en todo el mundo, pero no existe lugar más peligroso para que esté un periodista que Medio Oriente.
Señora Presidente,
Cada día la gente en el mundo enciende los televisores, abre los periódicos y entra en Internet para seguir los acontecimientos que se desarrollan en Medio Oriente. Esta información llega hasta nosotros a través de valientes hombres y mujeres que ponen sus vidas en riesgo para documentar las sangrientas insurgencias y revoluciones que están estallando en la región.
Los periodistas no sólo deben enfrentarse a la censura, intimidación y secuestros, sino que ahora se están convirtiendo en los objetivos deliberados de la violencia. Desde Bagdad hasta Damasco, y desde Teherán hasta Jartum, los periodistas están siendo golpeados, raptados, torturados y asesinados.
Señora Presidente,
El periodismo es el altavoz público para los valientes hombres y mujeres que salieron a las calles exigiendo ser escuchados. Sin embargo, en gran parte de Medio Oriente, sus voces y sus historias están siendo reprimidas.
Al silenciar sus voces, los Estados Árabes están restringiendo su capacidad de desarrollar sus sociedades y mejorar las vidas de sus ciudadanos. El escrutinio, que va de la mano con medios de comunicación independientes, es esencial para sostener un gobierno responsable para sus ciudadanos. Cada voz debe tener la oportunidad de ser escuchada – en especial las de disidentes y miembros marginados de la sociedad.
Señora Presidente,
En Israel, la libertad de prensa está entrelazada en el mismo tejido de nuestra sociedad democrática. No existe escasez de medios que reporten cada faceta de la sociedad y, con frecuencia, exigen mejoras de nuestro gobierno y nuestros líderes.
Nuestro compromiso con el libre intercambio de ideas convirtió a Israel en un destino de elección para muchos reporteros. Los periodistas en Israel no deben temer los arrestos arbitrarios, encarcelamientos y ejecuciones que son comunes en los estados totalitarios que forman parte del resto de la región.
Las libertades que Israel proporciona son, al mismo tiempo, una bendición y una maldición. Mientras estamos inmensamente orgullosos de nuestras instituciones democráticas, a menudo terminan siendo una carga de condena que cae sobre Israel.
Después de todo, los periodistas extranjeros enfocarían cámaras de medios en Tel Aviv en lugar de las balas en Damasco o la tortura en Teherán. Algunos reporteros eligen focalizar su análisis sobre la única democracia verdadera de Medio Oriente. En lugar de arriesgar su seguridad, esos periodistas se dirigen a Israel sabiendo que allí habrá pocas repercusiones y posiblemente conseguirán un Premio Pulitzer a sus esfuerzos.
A pesar de todos los desafíos que van de la mano con los medios independientes, no tengo duda alguna que los beneficios pesan más que los costos. Como dijo Thomas Jefferson, “Nuestra libertad depende de la libertad de la prensa. No puede ser limitada sin, al mismo tiempo, perderse”.
La libertad, democracia y tolerancia son una carga pesada – e Israel se siente orgulloso de llevarla. Con más reporteros y activistas de derechos humanos per capita que cualquier otro lugar en el planeta, Israel entiende que una sociedad no puede ser verdaderamente libre hasta que sus ciudadanos tengan el derecho de formular interrogantes, desafiar el status quo, y expresar abiertamente sus opiniones.
Señora Presidente,
La democracia con todos sus inconvenientes, vale mucho más la pena que cualquier dictadura destructiva y deshumanizante. Los ataques contra periodistas no son simplemente ataques sobre individuos; se trata de ataques contra la libertad – la libertad de expresión, libertad de la prensa. Aquellos que intentan silenciar a los periodistas están, en realidad, intentando silenciar las voces de millones de personas cuyas historias merecen ser contadas.
Muchas gracias, Señora Presidenta.