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Abbas Hit Parade

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    El líder de la AP Mahmoud Abbas confeccionó  una lista de 120 terroristas que quiere que Israel libere como precondición para recomenzar las conversaciones. EEUU instó  a Israel a considerar la solicitud. Pero, ¿debería Israel liberar a una galería de asesinos a cambio de  sentarse en la mesa de negociación?
     
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    Por Nadav Shragai
     
    El viernes 31 de mayo, 1993, el 17º día del mes hebreo de Tevet, David Bublil y Haim Weizmann fueron apuñalados  mientras dormían en un departamento en Ramle.  Uno de los asesinos fue el funcionario de Fatah,  Ala Abu Sata. Junto con su compañero de ataque, mutilaron los cuerpos de sus víctimas, cortándoles sus oidos  como prueba de su acto. Dos días después Abu Sata fue capturado, enjuiciado y sentenciado a prisión por dos condenas perpetuas.
     
    Issa Moussa, funcionario de Hamas,  fue condenado a tres condenas perpetuas, cárceles israelíes desde 1993. Moussa estuvo involucrado en el secuestro y asesinato del oficial de policía Nissim Toledano, que tuvo al país, hace 21 años,  en un escándalo. Participó, tambien,  en el asesinato de otros dos oficiales de policía, Daniel Hazut y Mordechai Yisrael, el Día de la Tierra (marzo, 1993) en el cruce Talmei Elazar cerca de Wadi Ara.
     
    La potencial liberación de Abu Sata e Issa Moussa surgió en las discusiones del acuerdo de intercambio de prisioneros que dio, como resultado, la liberación de Gilad Shalit.Luego del duro argumento, permanecieron en prisión. Ahora, el presidente  de AP, Abbas, reanudó  las conversaciones de paz con Israel sobre la condición de su liberación y la de escasos 120 de sus camaradas, la mayoría  asesinos pesados;   en su mayoria, hombres. La mayoría fueron criminales antes que los Acuerdos de Oslo, firmados por ese tiempo.
     
    Meses atrás, cuando el PM Benjamin Netanyahu recibió la “lista de los 120”, tal como Abbas la llamó, su cabello se erizó. Había una cosa, y una muy difícil  para liberar a 1027 terroristas, cientos  asesinos de núcleo duro con sangre en sus manos, a cambio de un solo soldado vivo, Gilad Shalit, cautivo de Hamas durante años.
    Eso fue  una  cosa distinta a la que ahora se plantea:  liberar a una galería de asesinos “a cambio de reanudar las conversaciones”. Pero,  cuando EEUU “solicita” o, como algunos reclaman, presiona;  Israel debe mirar el tema, al menos formalmente.
     
    Esta semana la lista llegó al escritorio de la Ministro de Justicia Tzipi Livni, a cargo de las conversaciones con los palestinos. A pesar que Livni las describe como “terroristas despreciables,  que hicieron cosas terribles”, estudia sus casos.
     
    La dirigencia de defensa también está controlando la lista. El presidente  Shimon Peres,  consultado sobre el tema en una entrevista la noche del último día de la Independencia, afirmó que la solicitud de Abbas “debería considerarse  en forma positiva”.
     
    En una reunión del  Foro Económico Mundial en Jordania, Abbas mismo, en lo que fue parte de discurso y parte amenaza, mencionó el tema y preguntó, desde la teoría: “Por qué nuestros prisioneros no son liberados? Se nos dice, “por qué deberíamos, por nada,  liberar prisioneros?” Ya se  liberaron más de 1000 soldados por Gilad Shalit. ¿Quieren que secuestremos soldados? Esa no es nuestra cultura. En 2012, varios cientos de soldados ingresaron, por error,  a ciudades y aldeas palestinas. Fueron  devueltos a sus familias al cabo de 10 minutos. No secuestramos ni uno solo. Rechazamos el uso de actos como esos”.
      
    “Matarán de nuevo”
     
    Esa saga, que Abbas arma  en cooperación con ministros extranjeros europeos y americanos, no pasa desapercibida por las familias de las víctimas. Las noticias que la AP  exige  la liberación de hombres que asesinaron a sus seres queridos les quitó el sueño.  Geula Delarosa es madre del soldado David Delarosa que, en 1988, trató de salvar a Rahel Weiss y a sus tres hijos de un autobús  bombardeado cerca de Jericó. Recuerda  cómo David,  dañado por el fuego, luchó por su vida hasta que sucumbió. Ella hubiera deseado liberar a los hombres que asesinaron a su hijo y a Rahel Weiss y sus hijos a cambio de Shalit pero, la posibilidad que estuvieran liberados “a cambio” o “como gesto de buena voluntad” para la reanudación de las conversaciones, la enoja. “Perdimos  nuestra salud?”, pregunta. “Vemos una y otra vez que los terroristas, liberados en el acuerdo de Shalit,  hablan de reanudar el terrorismo y volver. Espero que el PM Netanyahu muestre sabiduría y rechace la presión".
     
    Dalia Bublil, hermana de David Bublil, asesinado en el departamento en Ramle, se opone  a la liberación de los asesinos de su hermano.  “Duele tanto, hasta hoy. Cómo se sentirían los ministros en el gobierno si, D s no lo permita, los asesinos de sus hijos fueran liberados a cambio de retomar las conversaciones de paz”, pregunta desconcertada.
     
    Elinor Abutbu tenía 10 años cuando su padre, el oficial de policía Mordechai Yisrael (35), fue asesinado. Creció con dolor y pérdida. Ahora tiene 30 y dos hijos. “Las personas que asesinaron a mi padre destruyeron a toda una familia”, dice. “Un hombre que fue a trabajar en la mañana y nunca regresó. Esos son terroristas con sangre en sus manos, y estoy  segura que,  su liberación,  llevará a más terrorismo, más derramamiento de sangre y más víctimas. Los tomadores de decisión deben aprender de la experiencia y evitar cometer este terrible error”.
     
    La abuela de Elinor y madre de David, Allegra Yisrael,  de Haifa, dice que la liberación de los asesinos de su hijo tirarán más sal a sus heridas. “Fue asesinado mientras (el entonces PM Yitzhak Rabin)  estaba con vida, y Moshe Shahal,  por  entonces ministro de Policía, vino a visitarnos y expresar sus condolencias. Todo aquel  que les permita obtener la libertad puede sentenciar a otras víctimas de muerte, D´s no lo permita. ¿Por qué no aprendemos de la experiencia? Allegra continúa, “El dolor no se va, a pesar de los años. Solo se hace más fuerte. Perdí otro hijo por una enfermedad severa, mi Michael, que también era oficial de policía. Mi esposo murió hace dos años. Antes que ocurriera, compramos dos parcelas cerca del sector donde está enterrado Mordechai, de manera que, al menos, descansaremos cerca de él”.
     
    El oficial de policía Daniel Hazut (34) , fue asesinado junto con Mordechai. La hija de Hazut, Sapir, que tenía 18 meses, conoce a su padre solo por fotos.  “Los terroristas, disfrazados de soldados de las FDI, les dispararon a quemarropa. Si los hubieran liberado a cambio de Shalit, hubiera estado de acuerdo. Salvar  a un soldado es sagrado. Pero ¿por ninguna buena razón? Y ¿qué hay sobre el terrorismo que vendrá con su liberación?
     
    Su madre, Rivka Sabad (Hazut), viuda de Daniel, se opone a la liberación de asesinos. Hubiese  deseado pagar un precio similar por un soldado secuestrado, ´pero no de esta manera´, dice, ´después de todo, es tan probable que, otra vez,  vuelvan a asesinar´.
     
    ´Un pecado moral´
     
    Israel liberó a 1027 prisioneros a cambio de un solo soldado. De esa cantidad, 303 cumplian  cadenas perpetuas y 148 sentenciados a varias condenas perpetuas. “20 fueron condenados a más de 10 cadenas perpetuas, y 330 enjuiciados por asesinatos  de israelíes. Unos 427 fueron responsables de ataques terroristas en los que 569 israelíes fueron asesinados (de acuerdo con un ensayo de Yoram Schewitzer, director del Terrorism and Low Intensity Warfare Research Project del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional).
     
    Esta vez, como en la otra oportunidad, la cantidad de terroristas con “sangre en las manos” es muy alto. La Asociación Almagor de Víctimas de Terrorismo, que dio a conocer a “Israel Hayom”  la “lista de 120” completa por primera vez, implementa advertencias junto con incontables ejemplos de terroristas con “sangre en sus manos”, que retornaron a la actividad terrorista-  asesinar y herir, o incitar o planear ataques terroristas.
     
    Incluyen  a gente mayor. Meir Indor, uno de los líderes de Almagor, dice, “Si hubiera otra ola de terroristas liberados, el Estado pecara por partida doble. El primero es el pecado moral de liberar prisioneros antes del momento adecuado y trampear el sistema legal, la ley y su aplicación en el Estado de Israel. Segundo, están cometiendo un pecado moral al liberar terroristas sabiendo que,  las libertades anteriores condujeron  a olas de terrorismo y al asesinato de cientos de personas”. Agrega: “Algunas personas, liberadas en el acuerdo de Shalit, volvieron al terrorismo e hicieron declaraciones de apoyo”.
     
    Fuentes políticas en Jerusalem dicen que, a Netanyahu, le  tocaría un momento muy difícil si libera terroristas de la lista de los 120, excepto por unos pocos. Eso se aclaró a  EEUU,  muy activo en el tema por su convicción que eso contribuiría a la reanudación de las conversaciones con los palestinos. Una mirada cercana a la lista de terroristas y los actos atroces  que cometieron muestra cuán difícil es.
     
    Las “estrellas” de la lista incluyen a los asesinos del Profesor Gavriel Stern ( Valley of the Cross,  en julio, 1992); el hombre que apuñaló a Genia Friedman hasta morir cuando estaba caminando en una calle en Kfar Saba; los hombres que secuestraron y asesinaron al soldado Akiva Shaltiel (víspera de Pesaj, 1985); y los asesinos de los soldados Yaakov Dubinsky, Yair Pereira y Guy Friedman. En el último caso, los asesinos eran árabes- israelíes, miembros del movimiento islámico de la zona de Wadi Ara, reclutados por la Jihad Islámica. El 14 de febrero de 1992, los asesinos irrumpieron en la carpa del campamento de  soldados, cerca del Kibutz Galed,  y asesinaron a tres soldados, pertenecientes a  nuevos inmigrantes de la ex Unión Soviética. Las armas asesinas eran cuchillos, hachas y horcas”.
     
    También en la lista de los 120,  cuya liberación Abbas exige como precondición para reanudar las conversaciones,  está el terrorista de Fatah que ayudó a colocar la bomba en el mercado Mahane Yehuda (1991), asesinando a ocho personas; Arshid Hamid Youssef ( cinco cadenas perpetuas por asesinar a cinco personas sospechadas de colaborar con Israel); Osman Bani Hassan (mató a Yosef Eliahu y Leah Elmakais, dos excursionistas israelíes, en un bosque en el Monte Gilboa, en 1985 y sentenciado a dos cadena perpetua); dos trabajadores de la edificación árabes, que asesinaron a Zalman Schlein (en un sitio en construcción donde levantaba su su hogar, en 1989); los hombres que secuestraron y asesinaron al soldado Moshe Tamam (1986); el terrorista que participó del asesinato de Simha Levy de Gush Katif (1989); y Youssef Shamasneh que asesinó a Ronen Karmani, de 18 años, y a su mejor amigo, Lior Tubul de 17, en la noche del 4 de agosto de 1990; mientras estaban en camino a visitar a sus novias en Pisgat Ze´ev. Tres hombres en una camioneta, con chapas patente árabes, forzaron a Karmani y a Tubul a ingresar a punta de pistola. Los hombres  los tomaron y los llevaron hacia  un wadi en Beit Hanina, donde los apuñalaron hasta darles muerte. Sus cuerpos atados se encontraron  dos días después en el wadi, entre los barrios de Ramot y Beit Hanina. En Jerusalen estalló una ola de disturbios árabes luego de los asesinatos mientras una mujer palestina fue lapidada hasta morir.
     
    El objetivo: secuestrar
     
    Mientras que Abbas se concentra en la demanda de liberar a 120 terrroristas, los grupos  - que no se inclinan ante su autoridad-  no se detienen en palabras o amenazas veladas. Siguen, sin prisa ni pausa, planificando  secuestrar soldados y civiles. En 2011, fueron informados 11 intentos de secuestro de soldados. En 2012, hubo 26 intentos de secuestro de civiles que, por milagro,  no se concretaron. En 2013 más acontecimientos  tuvieron lugar. De acuerdo con el último informe oficial, hubo  18 intentos de secuestro (desde noviembre, 2012 a marzo, 2013).
     
    Varios días atrás, el Shin Bet descubrio un grupo militar, perteciente a la Jihad Islámica. Sus miembros, hombres de unos  20 años, de Hebron, planearon secuestrar a un soldado cerca de Hebron,  para usarlo como rehén para liberar prisioneros palestinos. Dos miembros de una célula, Hazem Tawil y Abdullah Abido, convictos por delitos relacionados con  seguridad, miembros de Jihad Islámica,  y que cumplieron sentencia en cárceles israelíes; planificaron  conducir, por varias estaciones de autobuese,  donde soldados o civiles israelíes esperaban, disparar desde su auto y secuestrar y esconder un cuerpo. Luego negociar por su liberación. La corte militar en Judea dictaminó, contra ellos,   13 acusaciones.
     
    El ministro de Defensa, Moshe Ya´alon, se opone a liberar a los terroristas a petición de Abbas, y Netanyahu conoce su posición. Durante la dramática reunión de Gabinete (octubre,  2011), en la que se aprobó el acuerdo de Shalit, Ya´alon - que no era ministro de Defensa, se opuso al acuerdo. Ahora, como ministro de Defensa, su posición tiene  más peso.
     
    Un tema en la agenda de gobierno es el informe del Comité Shamgar sobre secuestros que, aun no fue  discutido. El ex ministro de Defensa, Ehud Barak, designó a un comité luego del acuerdo por el cual, los cuerpos de Eldad Regev y Ehud Goldwasser, volvieron  a Israel. Luego de la liberación de Shalit, el  Comité presentó la segunda parte de su informe al gobierno. Entre los temas estaban esos interrogantes: ¿Deberían realizarse negociaciones de cautivos, y bajo qué circunstancias? ¿Cuáles son los límites permitidos? ¿Quién toma las decisiones? El Comité recomendada prescindir de enviados especiales, cuyos servicios fueron usados hasta el momento, y poner el tema bajo la competencia del ministro de Defensa, el primer Ministro y el gabinete involucrados en la toma de decisión, tanto como fuera  necesario.
     
    El modo en que las exigencias de Abbas fueron tratadas no es la modalidad en que un incidente de secuestro es manejado. Pero hay similitudes  dado que es,  además,  una clase de ultimatum o, si se quiere, extorsion. . El informe del Comité Shamgar bien puede contener recomendaciones sobre  una situación de este tipo, que el gobierno ahora debe enfrentar. 
               
    Fuente: Israel Hayom