David Cahen (67) es científico del Instituto Weizmann en Israel. Aunque lo suyo es la nanotecnología y las energías renovables, su prédica incluye un área menos explorada en el mundo de su profesión: la ciencia como herramienta para unir culturas.
“Hay áreas donde la colaboración es más fuerte que las diferencias políticas. Por ejemplo, en el agua. Nos hemos reunido con expertos de Jordania y las Autoridad Palestina más allá de los altos y bajos en las relaciones de país, porque el agua es un tema esencial. Tú puedes tener grandes diferencias en lo que son miradas políticas, pero si eres un buen científico, entonces tu reto principal, en términos de desafíos y problemas, es la ciencia y eso es lo que te une. Si diéramos más oportunidades a las personas, tendríamos un mejor vecindario”, dice el científico, uno de los invitados estelares del IV Congreso del Futuro, evento organizado por el Senado, y que se inicia hoy en la ex sede del Congreso en Santiago.
¿No hay dificultades para trabajar en medio de tanta turbulencia política?
En el pasado sucedía. En mi contexto con árabes y palestinos específicamente, no he tenido problemas. De que pueden existir, puede ser, pero en mi experiencia no ha pasado
Usted dijo en una conferencia en Malta que la ciencia es el puente que permitirá a israelíes y árabes comunicarse.
Sí. La ciencia es así de beneficiosa. Mi esposa es una artista y me doy cuenta que el arte también puede ser un puente, a pesar de que es un poco más cercano a la política.
¿Esta comunicación se da en ciertos niveles de la sociedad, o se puede dar en toda la sociedad?
No, no se da en la mayoría de la sociedad, porque a la mayoría de la sociedad no le importa la ciencia, por lo que esto solo aplica para aquellos que la ciencia es interesante.
¿Las personas con los mismos intereses entonces pueden superar sus diferencias políticas?
Claro, y ha pasado antes, no es que nosotros seamos los primeros en implementar esto. Lo que pasa hoy día es que las ideas preconcebidas son más rápida y más fácilmente destrozadas. Puedo ver que cuando Israel y el mundo árabe se juntan, especialmente las generaciones más jóvenes, pueden discutir que es terrible lo que está pasando o que lo que hacen sus países está mal, pero a ellos les importa la ciencia.
¿Hay alguna forma de transmitir esto para la sociedad en general?
Sí. Primero la gente como yo, debe hablar lo más posible. Segundo: los hijos. Mi hijo fue durante los últimos tres años a una escuela en Jerusalén que acepta israelita-judíos e israelitas-árabes, además de religiosos o no religiosos y eso sirve para mostrar que el otro es igual de humano que tú. El tema es sí tuviste los ejercicios buenos en matemáticas, no si eres religioso o no. Creo que transmitir eso a las generaciones que vienen es muy importante.