Innovador, ecológico y eficiente. Así es Get-A-Bag, un dispensador de bolsas plásticas inteligente, que se acopla al sistema de cajas de supermercados y homecenters, para generar un ahorro de hasta un 50% en el uso de estos envases, mejorando la eficiencia de la empresa y a la vez contribuyendo a la descontaminación.
En Chile, Get-A-Bag ha aterrizado de la mano de Grupo Sati, empresa que ya ha testeado sus características a través de pruebas de campo en una cadena local de supermercados, lográndose un ahorro en el uso de bolsas por sobre el 41%. Para viabilizar la masificación de estos dispositivos, Grupo Santi ha diseñado un interesante modelo de negocio, a través del cual realizan la instalación de los dispositivos en forma gratuita, y como contrapartida comparten con el retailer el ahorro efectivo obtenido.
Cabe señalar que Get-A Bag nació en Israel, como respuesta al avance de la cultura del “usar y tirar” de bolsas plásticas. Así se desarrolló un dispensador inteligente que se ubica en cada caja, lo que integra la utilización de bolsas a la operación de la empresa, permitiendo por ejemplo la asignación automática de la cantidad de bolsas según la cantidad y tipo de productos adquiridos por el cliente, la actualización en línea del stock de bolsas disponibles e incluso el cobro de las bolsas o pago de impuestos verdes en el caso de los países que ya han desarrollado estas políticas.
Según explican los ejecutivos de Grupo Santi, en Israel el efecto e impacto fue impresionante, pues se redujo el uso de bolsas en más de un 50%. Actualmente, en Israel se han instalado más de 5.000 Get-A-Bag, y una cifras similar ya están operativos en Europa, particularmente en países como Chipre, Francia, España, Bulgaria, Serbia, Inglaterra, Turquía y Grecia, país este último donde son usados en la segunda cadena más grande del mundo: Carrefour.
Según la experiencia internacional, la solución que ofrece Get-A-Bag resulta más efectiva incluso que las campañas “cero plástico”, que implican una consigna muy atrayente, pero a la vez son muy difíciles de concretar.
Asimismo, la racionalización del uso de bolsas parece mejor solución que su reemplazo por envases biodegradables, ya que se sabe que la incorporación de estos últimos en los rellenos sanitarios aumenta el riesgo de inestabilidad, de incendios y la emisión de metano, lo anterior sin considerar que en general la producción de biodegradables compite de cierta forma con cultivos dedicados a la alimentación.
En cambio, el sistema de dispensadores inteligentes permite racionalizar el uso de bolsas y concientizar y educar a los ciudadanos, como una etapa previa a medidas más extremas respecto del uso del plástico, como las que han tomado ya Punta Arenas y Pucón, cuyos municipios han prohibido el uso de este tipo de bolsas.