La majestuosidad del diseño y la jardinería y el fruto del trabajo de años se expresan en los jardines Bahaí en la ciudad de Haifa. Aquí es donde los seguidores de la fe bahaí han erigido su templo y centro mundial. El origen de la fe bahaí es la religión babí, escindida del islamismo chií en Irán, en 1844. Uno de sus fundadores, Bahá'u'lláh, fue expulsado de su patria a fines del s. XIX y tras varios exilios recaló en San Juan de Acre y en Haifa. El monte Carmelo le entusiasmó y pidió que se enterrara aquí al Bab, el profeta que sentó las bases de esta religión. Efectivamente, al cabo de veinte años los restos del Bab fueron enterrados en el Carmelo y sobre su tumba se erigió un majestuoso templo que constituye la sede mundial de los seguidores de esta religión.
El templo, con su cúpula dorada, se ha convertido en uno de los símbolos turísticos de Haifa. Fue construido en 1953 con mármol italiano y columnas de granito. El domo, recubierto con 14.000 ladrillos dorados, se eleva a una altura de 40 metros. El edificio tiene nueve lados, simbolizando las nueve grandes religiones, y a su lado hay varios edificios que tienen particularidades arquitectónicas: "Casa de la Justicia Universal", sede del Consejo Superior Baha'í compuesto por nueve líderes, y el Archivo de los bahaí.
Si el templo es el diamante, no por ello hay que dejar de observar la corona, constituida por los increíbles jardines que lo rodean. Su diseño refleja la creencia bahaí en la armonía con el entorno y están perfectamente integrados en la ladera del monte. Los jardines se extienden sobre 19 terrazas. En la superior se encuentran los vistosos "jardines persas", en los que se han dibujado con plantas estrellas de 8 puntas. Desde allí, escalinatas de piedra conducen a los "jardines colgantes" que llenan la ladera de un encanto cautivante.
Los jardines están diseñados en nueve círculos que parecen ondas que se propagan desde el templo, en el centro, ayudando así al ojo y al corazón a centrarse en el núcleo mismo. Las plantas se combinan con trabajos forjados en hierro y piedra, que junto con fuentes y amplias extensiones de césped crean una imagen de particular belleza.
El sendero principal está rodeado a lo largo de todo su trazado por vistosos jardines muy cuidados, que se van transformando gradualmente en vegetación natural variada reviviendo el paisaje natural de la zona y creando una especie de reserva natural. No en vano se apoda a este lugar "la octava maravilla". Su cautivante belleza inspira armonía y encanta a sus visitantes durante el día. La iluminación especial del lugar por la noche es ideal para los románticos empedernidos.
Alrededor de la tumba de Bahá'u'lláh, en Al Baha'ja, San Juan de Acre, hay más jardines espectaculares. Es el lugar más santo para quienes profesan la religión bahaí. Se trata de un hermoso jardín, muy bien cuidado, plano y amplio, en forma de un gran círculo dividido en cuatro cuadrantes, cada uno de ellos con extensiones de césped, huertos, arbustos y multitud de flores.
En Julio de 2008, el Patrimonio Mundial de la UNESCO añadió los Santuarios y Jardines Bahaí en Haifa y Acre a los ya 11 lugares declarados Patrimonio Mundial en Israel. Las tumbas de Baha'u'llah y Bab (fundadores de esta religión), representan los primeros sitios del Patrimonio de la UNESCO conectados con una tradición religiosa nacida en los tiempos modernos. Los bellos jardines y santuarios son lugar de peregrinación, no sólo para los 5 millones de fieles Bahaí, sino también para los cientos miles de turistas.