Innovacion Israel

Innovación y emprendimiento: ¿por qué Israel?

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    “Israel produjo creatividad, no en proporción a su tamaño, sino al de los peligros a los que se enfrentaba”.
    Esta frase del Presidente de Israel y Premio Nobel de la Paz, Shimon Peres -que forma parte del prólogo del best seller “Start-up Nation, la historia del milagro económico israelí”, escrito por Dan Senor y Saul Singer- refleja de buena manera el contexto en que se ha dado la innovación y el emprendimiento en Israel.


    Logros sostenibles
    En efecto, este pequeño país, de 65 años de vida independiente, 8 millones de habitantes y 22.000 Km2 de territorio, es considerado “el segundo mejor lugar del mundo para la innovación, tras Sillicon Valley”, según el Startup Ecosystem Report 2012. A esto hay que sumar los logros alcanzados en materia de desarrollo, que se pueden graficar en los US$31.000 de ingreso per cápita, logrados sin la existencia de ningún tipo de recurso natural explotable hasta hoy.
    Actualmente, Israel es el quinto país con mayor generación de patentes al año, tiene la segunda penetración per cápita de computadores, es el tercer país con mayor número de empresas que cotizan en el Nasdaq, lidera los rankings en cantidad de científicos y técnicos en su fuerza de trabajo, es el líder mundial en cantidad de descubrimientos científicos (109 por cada 10.000 habitantes) y es una de las 8 naciones capaces de lanzar un cohete al espacio exterior. Todo esto acompañado con logros en sustentabilidad, ya que Israel recicla el 75% de su agua y procesa del mar el 40% de su matriz de agua potable.
    Hay que destacar que en la última década muchas de las empresas más conocidas del mundo en tecnología, como Apple, Wacom, Cisco, HP, IBM, Intel, Google, etc. se establecieron en Israel, para ubicar allí plantas de producción y/o laboratorios de investigación y desarrollo.


    La actitud de “jutzpá”
    Según diversas personalidades, los logros obtenidos por Israel se deben en gran parte a un rasgo de personalidad conocido como “jutzpá”, que en su acepción más positiva se refiere a “creerse el cuento”.
    La jutzpá seguramente es consecuencia de una serie de situaciones históricas. Así, por ejemplo, debido a su situación geopolítica, los israelíes han crecido sabiendo que hay que tomar riesgos y eso es vital en la innovación. También está el factor de la inmigración de cerca de 1 millón de personas en los años ’90 (1 quinto de la población total), pues los nuevos ciudadanos son por lo general los grandes emprendedores, porque están más disponibles al riesgo. Y, finalmente, está el tema de ejército obligatorio durante 3 años, que aporta liderazgo, trabajo en equipo, sacrificio y la costumbre de trabajar en pos del éxito, además de un eficiente acercamiento a procesos de alta tecnología.
    Pero con la “jutzpá” no es suficiente. Desde el punto de vista estructural el secreto está en la interacción de los distintos componentes de este llamado ecosistema: universidades, centros de investigación, sector empresarial, instituciones gubernamentales y emprendedores.
    Gobierno, socio estratégico de las universidades
    En este sentido, ha sido clave la alta inversión en investigación y desarrollo, ya que Israel lidera este ítem a nivel mundial, con un 4,5% del PIB. Inclusive, las principales universidades, como la Universidad Hebrea y la Universidad de Tel Aviv, destinan cada una a investigación y desarrollo unos US$150 millones anuales, una cifra en algunos casos superior al presupuesto nacional que destinan a este ítem países en vías de desarrollo. Todo esto ha dado gran dinamismo a la innovación, desarrollando el capital de riesgo y las comunidades de emprendedores en todo el país.
    Además, existe una afinada red de incubadora y aceleradoras para proyectos especialmente de índole tecnológico. Son unas 60 incubadoras a nivel nacional, que proveen instalaciones, contactos, asesoría, marketing, capacitación para crear capacidades gerenciales y capital semilla. Luego de dos o tres años, las nacientes compañías pasan a las aceleradoras, que buscan darle valor a sus productos y servicios para posicionarlas en los mercados globales, ya que todo emprendedor y funcionario en Israel sabe que la meta final no puede ser el mercado local, demasiado pequeño para rentabilizar cualquier inversión.