ATAQUE QUÍMICO EN SIRIA: PRIMEROS SIGNIFICADOS
Jonathan Dahuh Halevy
Una vez más, el régimen de Assad hizo uso de armas químicas en la sangrienta guerra civil en Siria que ya se cobró, desde su inicio (marzo, 2011) más de 100 mil víctimas. En los ataques aéreos contra algunas localidades de la región de suburbios de Damasco murieron, según parece, más de 1.000 personas. En los videos, es posible ver muchos cuerpos - sin señales de heridas externas u otras - muertos. En la guerra civil siria, el régimen de Assad atravesó, hace rato, todas la líneas morales y, de hecho, pone en práctica un genocidio contra la población musulmana sunita, por medio de gases, sin distinción de objetivos civiles, masivos asesinatos, torturas hasta la muerte de miles de detenidos, prisioneros y violaciones masivas.
En la mirada del régimen el enfrentamiento al levantamiento popular y las fuerzas rebeldes es una especie de juego (a todo o nada) y el sentido de la renuncia al poder, podría conducir a la matanza de la minoría alawita, en manos de la mayoría sunita, liderada - en el presente- por organismos islamistas extremistas que, en su mayor parte, comparten la creación en Siria de un régimen islámico que materialice la Sharia (ley) islámica.
En los últimos meses, las fuerzas del ejército sirio alcanzaron algunos logros en el campo de batalla mientras pudieron reconquistar la localidad de al-Qusayir, en el límite con Líbano y el barrio de al-Jalidya en Homs. Esos logros fueron fruto de la cooperación estrecha entre Siria y su aliados(Irán, Irak y Hezbollah) que colaboraron con el régimen de Assad con dinero, armas y combatientes.
Las filas del ejército sirio regular, deteriorado a la luz de sus pesadas y continuas pérdidas, tomaron combatientes de Hezbollah, activistas de la Guardia Revolucionaria iraní y voluntarios chiitas de Irak y, según parece, también de Pakistán. El logro de al-Quseir y Jalidiya, no creó un cambio en el equilibrio de posiciones. Las organizaciones rebeldes se dispusieron otra vez e iniciaron ataques en otros frentes en donde registraron logros sorprendentes en el sector de Haleb, en la región alawita de Lakatia, después de la ocupación de más de veinte pueblos y en los alrededores de Damasco. Al mismo tiempo, crecieron las fuerzas en la zona de Homs y, el avance del ejército sirio, fue frenado. Los esfuerzos de los rebeldes están destinados a eliminar lo que se percibe, ante sus ojos, como un programa estratégico del régimen sirio para crear un estado alawita, basado en los enclaves de Lakatia y Tartus, la capital Damasco y la zona de Homs. Su avance en la zona de Lakatia y en los alrededores de Damasco genera una amenaza concreta a la supervivencia del régimen sirio y pareciera que la sensación de desgracia es la que sirvió de base a la decisión de hacer uso de armas químicas en la zona de Damasco, la noche del 20-21 de agosto (antes de recibir el permiso oficial de uso de armas químicas, mientras muchos testimonios fotografiados, dan cuenta de la alta precisión sobre ello). Por el contrario a los argumentos del régimen sirio, el ataque aéreo no fue dirigido contra “las guaridas de los terroristas” sino contra la población civil y, su objetivo, así parece, sería debilitar el espíritu de lucha de los rebeldes y transmitir un mensaje firme con respecto a la decisión del régimen de luchar por su vida a cualquier precio.
El régimen sirio sabe bien (es imposible esconder los resultados de un ataque químico y su decisión de actuar por esa vía) que el sistema internacional no es capaz, en las condiciones políticas actuales, en presencia del respaldo ruso, chino e iraní (amenazas de acciones de venganza en el Golfo Pérsico/árabe) a actuar militarmente para su destitución.El ataque con armas químicas no debilita a las fuerzas rebeldes sino que les otorga muchas más motivación en la batalla, y podría aumentar el caudal de voluntarios extranjeros, incluidos los países árabes, que pretenden sumarse a las filas rebeldes.
En el pasado, entre las fuerzas rebeldes se llevó a cabo una discusión sobre si actuar contra la minoría alawita, en relación a ojo por ojo y la posición - que fue adoptada por la corriente central- fue abstenerse a pesar de la matanza de acciones de venganza de asesinato masivo, en un intento por incentivar a los alawitas, a correrse del régimen de Assad y agilizar su destitución.
La posición y presión de Estados Unidos y la comunidad internacional tuvieron influencia en la adopción de esa tendencia. Ahora, esa postura podría ser reevaluada y, en particular, a partir de los logros de los rebeldes en el campo de ofensiva en la zona de Lakatia y Damasco.
Los principales significados en el cuadro de situación actual en Siria
El régimen de Assad atraviesa una sensación de amenaza a su existencia a partir de los logos de las fuerzas rebeldes y el continuo desgaste del ejército regular. En Siria se llevan a cabo, en amplias dimensiones y a los ojos del mundo entero, delitos de guerra y contra la humanidad, un genocidio. Las lecciones de la Segunda Guerra Mundial no fueron aprendidas y, hasta en la era de los medios modernos y el testimonio cotidiano de hechos horrorosos, la matanza de un pueblo puede perpetrarse en circunstancias en las que el sistema internacional permanece en silencio a causa de intereses y rivalidades entre sí.
La falta de interés internacional, en el marco de los sucesos en Siria, debilita la advertencia frente el uso de armas no convencionales y, por eso, tendría importancia en el contexto iraní, en el marco de la continua firmeza por parte de Teherán a completar el programa de desarrollo nuclear.
La suposición de hechos de venganza contra la minoría alawita crece a partir del último ataque, incluso por medio de armas químicas que pueden caer a manos de las fuerzas rebeldes.
El régimen sirio demostró que carece de reparos morales en el uso de armas químicas en momentos de miseria estratégica y, por eso, existe la posibilidad que ante un acontecimiento extremo en el que aparezca un peligro, real e inmediato, podría castigar a Israel a través de un ataque de objetivos civiles con armas químicas.
La crisis en Siria ayudará a profundizar la división en el mundo musulmán entre sunitas y chiitas y quedaría expresado en hechos de venganza mutuos, en Medio Oriente y el este de Asia propagándose hacia las comunidades musulmanas de Occidente.
Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs