Como un pequeño país con tan pocos recursos naturales, nos sentimos doblemente orgullosos de la riqueza humana que Israel generó y que representa el capital más valioso al que un país puede aspirar.
De nuestra tierra surgieron laureados Premios Nobel y el espíritu de innovación, creatividad y audacia. Estos logros nos ubicaron a la vanguardia de los avances científicos y tecnológicos, e inspiraron nuestra denominación como “Start-Up Nation”. Nos enfrentamos a temas como la escasez de agua y alimentos, desarrollamos soluciones pioneras en investigación y desarrollo, y continuamos explorando nuevas fronteras que revolucionarán nuestras vidas, como en el campo de la investigación cerebral que promete develar los misterios, aún por descifrar, del cerebro humano y hacer mucho más por mejorar el bienestar de la humanidad.
Consideramos a las Comunidades Judías de todo el mundo no sólo como una extensión de nuestra familia, sino como nuestros socios, y sentimos que resulta fundamental que los profundos lazos judíos continúen siendo protegidos, cultivados y que para que rindan sus frutos. Las jóvenes generaciones son nuestra promesa de futuro, y su compromiso en la causa por construir un mañana brillante para los judíos, en Israel y en todo el mundo, como clave de nuestro éxito. Los programas educativos, visitas regulares a Israel, experiencias directas e intercambios dejaron su huella y sirvieron para construir los puentes que nos unen. Estos puentes están arraigados fuertemente en los valores que compartimos. Más allá del compromiso que, mutuamente, nos sostiene no debemos olvidar nuestro deber de mejorar el mundo que nos rodea, manteniendo el concepto fundamentalmente judío de Tikun Olam. A lo largo de la historia, el Pueblo Judío contribuyó – a partir de su insatisfacción - a la mejora de la sociedad. Siempre luchando por un mañana mejor, nuestro pueblo logró resultados de los cuales se enorgullece.
Hoy, perpetuamos ese legado a través de nuestra dedicación hacia los valores morales, nuestro impulso hacia el conocimiento y la inquebrantable búsqueda de la Paz. Es este llamado a la participación en nuestro particular camino, en la nuestra constante humanidad, el que
nos mantiene unidos.
Una vez más, en los umbrales de un nuevo año, mantenemos firmes los antiguos pilares de moral, conocimiento y paz, enfrentando los desafíos y oportunidades que tenemos por delante y contemplando el futuro de nuestro pueblo y el mundo. Nuestra unidad es nuestra ancla, nuestro llamado moral es nuestro rumbo. Ambos nos ayudarán a trazar el camino hacia un horizonte de crecimiento, seguridad y bienestar para el Pueblo Judío y un futuro brillante para la humanidad en su totalidad.
Desde Jerusalén, mis amigos, quiero desear al Pueblo Judío en todo el mundo, un feliz, pacífico,
saludable y próspero año.
Shana Tova U’Metuka!
Shimon Peres