El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas (UNHRC) anunció el 6 de julio, 2012) a los miembros de la misión de investigación de hechos en asentamientos israelíes.
El establecimiento de esa misión es otra flagrante expresión de la singularización de Israel en el Consejo de Derechos Humanos de ONU y de un enfoque, poco franco, que caracteriza el trato del Consejo hacia Israel. Esa singularización de Israel tiene desafortunadas raíces en la misma base del Consejo de Derechos Humanos, e, incluso, fue formalmente institucionalizada en sus documentos fundacionales (artículo 7 de la Agenda Permanente).
Israel suspendió sus lazos con la UNHRC, después de la decisión, en marzo, de establecer esta misión de investigación de hechos, y retuvo la cooperación junto con sus procedimientos y producciones.
A Israel no se le dio otra opción más que adoptar esta decisión, luego que se hiciera evidente colocar ese desproporcionado foco sobre Israel mientras se ignoran, de manera sistemática, las masivas violaciones a los derechos humanos en los mismos países que cargan la responsabilidad por ese foco, que solo lleva al desprecio y la degradación de la importante causa de los derechos humanos universales.
La suspensión de los vínculos, por parte de Israel, es un llamado al despertar de los países democráticos, que deberían intentar establecer la posición de la seria corrupción de UNHRC y no permitir pisotear los derechos humanos, precisamente donde la comunidad internacional debe elevar su bandera.
Un ejemplo, entre muchos: en un momento en el que el régimen del Presidente Assad está masacrando a miles de su propio pueblo, la UNHRC solo dedica su simbólica atención, como si se dejara llevar a través de sus emociones, mientras que vuelca sus recursos para focalizarse obsesivamente, de nuevo, sobre Israel.
Esta misión de determinación de hechos no encontrará cooperación en Israel, y a sus miembros no les será permitido ingresar a Israel y los territorios. Su existencia encarna la inherente distorsión, que tipifica el tratamiento de Israel por parte de la UNHRC y la conspiración contra la importante agenda de derechos humanos por parte de países no-democráticos. Esos últimos, indiferentes y displicentes de los derechos humanos, están tomando ventaja de su peso político y numérico a fin de distorsionar, de manera sistemática, los procedimientos y las reglas de UNHRC y vaciar su funcionamiento de todo contenido moral.