El artista israelí, Avner Moria, presentó su libro del Génesis ilustrado al Papa Benedicto XVI durante una audiencia especial en el Vaticano el 16 de mayo. Acompañaron a Moriah el embajador de Israel en el Vaticano, Mordechay Lewy, y Angelica Berrie, la presidente de la Fundación Russell Berrie.
La ilustración del Génesis le tomó dos años de trabajo, y se incluirá en los anaqueles distinguidos de la Biblioteca Vaticana. El libro, que forma parte del proyecto de Moriah de ilustrar toda la Biblia, está lleno de vibrantes imágenes bíblicas. Una de sus muchas características -únicas- es que compara visualmente diversas historias bíblicas como un midrash visual. El texto hebreo exquisito fue ejecutado por el calígrafo, Izzy Pludwinski.
“Es un gran honor presentar mi trabajo al Papa, y que mi libro del Génesis ilustrado se incluya en la colección del Vaticano de las históricas obras de arte religioso que ha inspirado a la humanidad a través de los tiempos”, dijo Moriah, de 58 años, nativo de Jerusalén.
Numerosas obras de Moriah son parte ya de muchas prestigiosas bibliotecas, museos y colecciones privadas, incluida la de Nueva York, el Museo Metropolitano de Arte de la Universidad de Harvard y la Universidad de Yale, que ya han adquirido su libro del Génesis ilustrado.
Reconocido como un artista del paisaje, y habiendo recibido una Maestría en Bellas Artes por la Universidad de Yale en 1983, Moriah se ha concentrado en ilustrar los textos judíos durante los últimos 10 años.
“Moriah, ha creado un midrash visual moderno”, dijo el profesor Shalom Sabar, de la Universidad Hebrea de Jerusalén. “Los héroes del pasado y los tormentosos acontecimientos de sus vidas les dan un toque especial y personal, refiriéndose a Moriah, que sin duda atraerán a muchos espectadores para comprender su sentido y significado.”
Yair Zakovitch, profesor de la Universidad Hebrea, quien aconsejó a Moriah durante el proyecto, declaró: “la abundancia de detalles en las imágenes de Moriah, lleva al espectador a volver una y otra vez a observar con el fin de descubrir las múltiples facetas interminables contenidas en cada imagen. De hecho, las palabras del Eclesiastés se comprueban aquí: “el ojo nunca tiene suficiente para ver (1:8)”.