La fiesta de Ester o de Purim (Suertes), que se festeja en marzo y algunas veces a finales de febrero, conmemora un acontecimiento ocurrido a mediados del siglo V a.e.c.: la salvación de los judíos de manos de sus enemigos en el reino persa gobernado por el rey Asuero, al que algunos historiadores identifican con Jerjes.
La historia se relata en el libro bíblico de Ester, el cual se lee en la sinagoga en un rollo de pergamino o meguilá.
Es la celebración más festiva del judaísmo – con cierto aire carnavalesco-, en la que está bien visto intercambiarse regalos, en especial dulces, y hasta excederse en la comida y en la bebida; en ella también se acostumbra a jugar a juegos de azar.
Purim también va asociado con la costumbre de disfrazarse y de celebrar farsas de carácter tradicional, en las que desde antiguo se representaba ante el público de numerosas comunidades judías de toda la diáspora europea, tanto sefardí como asquenazí, episodios del relato bíblico. Con el paso del tiempo tales representaciones se fueron ampliando en su contenido y se acompañaron de canciones y danzas, y en ellas se encuentra el embrión del teatro judío posterior.