"Si los enfermos no van al circo, el circo va a los enfermos". Esa fue la premisa de Michael Christensen y Patch Adams, los fundadores de la disciplina curativa de los payasos médicos, a fines del siglo pasado.
Desde hace casi una década, los payasos médicos están presentes en Israel. Hoy día, más de 200 voluntarios integran varias ONGs dedicadas a ayudar terapéuticamente a pacientes graves y terminales mediante la "terapia de la risa". Este tratamiento se sustenta en investigaciones que demuestran los efectos positivos de la adrenalina y la endorfina liberadas cuando uno ríe, así como el fortalecimiento del sistema inmunológico mediante la producción de linfocitos T. Sin embargo, uno de los efectos más destacables de esta terapia no es fisiológico: el humor y la risa ayudan al paciente y su entorno cercano a abstraerse del sufrimiento y el dolor.
Simjat Halev (שִׂמְחַת הַלֵּב - "La alegría del corazón") y Rofehi Jalon ( רוֹפֵאי חֲלוֹם- "Médicos de Esueño") son las mayores organizaciones israelíes de payasos médicos. Integradas exclusivamente por voluntarios de todos los oficios, profesiones y estratos sociales, y financiadas mediante donaciones privadas, atienden a niños y ancianos víctimas del terrorismo, y también a aquellos que sufren de enfermedades terminales. Estas ONG presentan obras de teatro, organizan visitas de estrellas televisivas e ídolos deportivos a los hospitales, y hacen lo posible por convertir a los sueños de los pacientes en realidad. El período de entrenamiento de los voluntarios es arduo y exigente; incluso la Universidad de Haifa instituyó hace algunos años una licenciatura de "médico-payaso", coordinada conjuntamente por las facultades de enfermería y de teatro.
Así lo resumió uno de los médicos-payasos: "Se trata de una disciplina sumamente seria, ejercida por personas extremadamente serias, que se hallan en contacto permanente con el dolor y la tristeza, y cuyo principal objetivo es hacer reír".