Hoy me despido de mis queridos lectores, ya que en algunas semanas termino mi misión, después de cinco años como embajadora en México. De frente a mi regreso a Israel, observo con mucha satisfacción el continuo acercamiento y fortalecimiento de los lazos entre Israel y México. Hoy en día ambos países mantienen una relación fuerte y diversificada, así como un diálogo en una amplia gama de temas. Esta columna trató de examinar las relaciones bilaterales más de cerca, informando sobre los sucesos más significativos de la semana, analizando los temas centrales en la agenda política y/o ciudadana israelí y mostrando la multitud y la complejidad de las facetas que tiene Israel, de manera similar a otros países y a otras democracias del mundo.
Entre los muchos eventos bilaterales que sucedieron durante mi estancia sobresale, sin duda, la visita de Estado a fines de noviembre de 2013 del ex Presidente Shimon Peres. El ex presidente llegó acompañado de una delegación de cerca de 70 hombres de negocios, representantes de las más renombradas empresas israelíes en alta tecnología, así como importantes representantes del medio financiero e industrial. Como parte de su visita, el ex Presidente Peres también inauguró nuestro pabellón y nuestra presencia como País Invitado de Honor en la gran fiesta que ha sido la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. La visita destacó la creciente atención que Israel presta a América Latina en general, y a México en particular.
En el 2014 Israel fue aceptado como uno de los Estados Observadores en la Alianza del Pacífico, la cual está considerada como la octava economía combinada del mundo. El status de observador significa para nosotros la continuación de la política de desarrollo de nuevos mercados para la economía israelí y, por ende, el fortalecimiento de los lazos con los países miembros. Hace algunos meses, en un encuentro con los países de la Alianza en donde se identificaron temas específicos para la colaboración, tomando en cuenta las necesidades concretas de los diferentes países, el tema de innovación fue central.
La innovación en particular, así como la promoción de los lazos en ciencia y tecnología en general, han sido parte importante de mis actividades en México. La visita a Israel en 2013 de la delegación de rectores y presidentes de algunas de las universidades e institutos mexicanos más destacados fue un importante paso para conocer y entender mejor cómo funciona el establecimiento científico así como la industria de altas tecnologías en Israel. En 2014 firmamos el Acuerdo de Cooperación en Investigación y Desarrollo Industrial, que abrirá grandes oportunidades de colaboración entre empresas innovadoras de ambos países.
Estos y otros eventos marcan el interés común en el continuo desarrollo de nuestras relaciones. Sin embargo, no hay que dejar del lado las relaciones entre las sociedades civiles. Espero haber logrado que la sociedad israelí se haya hecho un poco más accesible al público mexicano a través de mis artículos, ya que muchos de los temas que interesan al público israelí son también relevantes en este entorno.
Me siento honrada y afortunada de haber encabezado la Embajada de Israel aquí. Agradezco a “Excélsior” la oportunidad que me ha ofrecido al sostener este diálogo con ustedes, mis lectores, a través de esta columna. ¡Hasta Luego!