Hoy se festeja la fiesta judía de Purim. La heroína de dicha fiesta es Esther, quien, según el Libro Bíblico del mismo nombre, logró ser la reina de Persia en tiempos del rey Jerjes (siglo V a.c.) y -hallando gracia ante su esposo- salvó a su pueblo de su aniquilación por el mero hecho de ser judíos y profesar una fe y valores diferentes.
En la víspera del día internacional de la mujer (8 de marzo) vale la pena reflexionar en dicha historia también a la luz de la dimensión femenina en el liderazgo. Esther, tal como otras heroínas bíblicas (Ruth, Miriam, Yael, Deborah), destaca por su valentía, sabiduría y preocupación por su pueblo, así como por su enorme logro de salvarlo. Todas ellas han fungido como importantes íconos a lo largo de la historia.
Si reflexionamos sobre la condición de la mujer en nuestros tiempos, mucho queda por hacer con respeto a su representación en la esfera pública. En Israel existe una legislación avanzada, que abarca la obligación y aplicación de la ley y expresa la creciente toma de conciencia pública sobre la necesidad del empoderamiento de las mujeres y del otorgamiento de herramientas y soluciones prácticas para su progreso en la sociedad. También las organizaciones femeninas de la sociedad civil han jugado y continúan jugando un papel central en la cuestión de género. Sin embargo, siguen preocupando a los legisladores la necesidad de corregir “la condición femenina” relativa a sus derechos a la igualdad, a la violencia en contra de ellas, a la diferencia de salarios en comparación con hombres y las barreras laborales [“glass ceiling”] en los más altos niveles, manifestado por su baja representación y participación en puestos claves donde el verdadero proceso de toma de decisiones se lleva a cabo.
En la corta historia de Israel la lideresa más destacada fue, sin duda, la Primera Ministra Golda Meir, de la generación de los "gigantes" que crearon al Estado y la única mujer hasta ahora en ocupar el puesto más alto del gobierno. Aunque en la Knesset y en el gobierno salientes el número de mujeres fue mayor que en legislaturas y gobiernos anteriores, permanece el reto de aumentarlo. De hecho, el tema de la participación femenina se ha destacado en el proceso de las elecciones internas de los diferentes partidos políticos frente a las elecciones nacionales que se llevarán a cabo dentro de dos semanas. La gran mayoría de los partidos han incluido a mucho más mujeres en lugares “reales”, es decir, con certeza de ingresar a la próxima Knesset y/o llegar a ser ministras en el próximo gobierno. Es por primera vez que el género recibe tanta atención y visibilidad en una campaña electoral israelí.
La presencia femenina en puestos clave dentro del gobierno y del parlamento es importante para formar una cultura de inclusión en la esfera pública, sea política u otra. Es de esperar que la atención al género en la esfera política sirva para inspirar y motivar a más mujeres a participar en este mundo y aportar su valor agregado.
Embajadora Rodica Radian Gordon,