Las elecciones en Israel llevadas a cabo este último 17 de marzo llamaron la atención a los partidos árabes, que se unieron para formar la Lista Común; y ello, a pesar de contar con agendas muy distintas entre ellos y logrando ganar así 13 escaños en la Knesset (Parlamento, de un total de 120 escaños). Dicha Lista refleja el deseo del electorado árabe de contar con una mayor presencia e influencia dentro de la arena política de Israel. A través de esta presencia los árabes esperan mejorar su calidad de vida y su visibilidad en el mosaico que es la sociedad israelí.La población árabe de Israel conforma un 20% de la población general del país. Alcanza casi 1.7 millones de personas, de los cuales la gran mayoría (1.4 millones) son musulmanes, además de árabes cristianos (155,000), drusos (120,000) y otros. Los árabes beduinos, que pertenecen a tribus migratorias provenientes de la región de Arabia Saudita, suman cerca de 200 mil personas originarias de unas treinta tribus. De ellas, la mayoría están dispersas en el Neguev (al sur de Israel) y unas 70 mil que se encuentran en el norte. Actualmente forman el 3.5% de la población total israelí, pero habría que destacar que se caracterizan por ser una de las poblaciones con mayor crecimiento demográfico en el mundo, manteniendo una alta tasa de natalidad y duplicándose cada trece años.
La diversidad socio-económica de dicha población es significativa, tanto razones culturales así como por factores étnicos y religiosos, entre otros. Dentro de la población árabe musulmana, la tasa de empleo femenina es bastante baja. Por otro lado, la comunidad árabe cristiana se encuentra entre las décimas socio-económica altas de Israel, debido al alto nivel de educación de sus miembros y a la participación de sus mujeres en el mercado laboral. Los beduinos, que en el pasado eran pastores nómadas, están pasando por un difícil proceso de transición, que ha pasado de un marco social tradicional tribal a una sociedad sedentaria. Esto, en conjunto con la alta tasa de natalidad, así como la necesidad de buscar otras formas de ingreso fuera de la agricultura y el pastoreo, los ha ubicado en el más bajo estrato socio-económico israelí.
Debido al conflicto árabe-israelí, los árabes israelíes, salvo los drusos y parte de la población beduina, quedaron exentos del servicio militar (obligatorio para la población judía). Como el servicio militar es un pilar de la ciudadanía que otorga ventajas sociales a los veteranos, esta situación afecta a muchos árabes.
La delicada situación política de dicha minoría se ha reflejado en su baja participación en la arena principal de la política israelí y en la abstención de sus representantes a lo largo de los años de participar en coaliciones parlamentarias (la única excepción fue en el gobierno de Isaac Rabin, 1992-1995, cuando comenzaron las negociaciones con la OLP). Pero la alta tasa de votación que mostró la población árabe en las últimas elecciones, que por primera vez alcanzó el mayor número de diputados, puede señalar que el electorado árabe está listo para participar y tener mayor influencia sobre las decisiones de los políticos israelíes que, ultimadamente, nos afectan a todos.