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Operación Margen Protector

  •   la fortaleza de la población civil
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    El último conflicto con la organización terrorista Hamas ha puesto en evidencia, una vez más, la constante amenaza del lanzamiento de cohetes y misiles de variado alcance bajo la cual vive la población israelí. Siendo un país con una superficie de 22,000 km cuadrados, garantizar la seguridad del frente civil siempre ha jugado un rol clave en el pensamiento estratégico israelí, ya que forma parte integral de la fortaleza nacional.
    La Guerra del Golfo de 1991 con los ataques iraquíes de misiles, así como el lanzamiento de misiles y cohetes por parte de Hezbollah durante la segunda guerra del Líbano en el 2006 y los constantes ataques por parte de Hamas desde la Franja de Gaza desde el 2005, han condenado al frente civil a ser parte del campo de batalla.  A la luz de esta realidad, el desarrollo de una "defensa activa" eficaz y flexible, que cobra forma en diferentes capas de defensa antimisiles, ha estado entre las prioridades del gobierno israelí. Durante las últimas semanas el Domo de Hierro, el sistema antimisil para alcances de hasta algunos cientos de kilómetros que entró en función hace dos años, probó ser de una eficacia que va más allá de las expectativas que se tenían de proveer una  robusta defensa.
    Otra dimensión importante de la defensa civil es el papel  que juega la población. La experiencia acumulada en el caso israelí muestra que una de las herramientas más importantes para obtener la colaboración de la ciudadanía, es proveer información adecuada, de fuentes confiables, además de instrucciones claras y sencillas a seguir. Esto, junto con la alerta a tiempo, ha demostrado la disminución de bajas en tiempos de crisis. Además, se ha logrado incrementar la autoconfianza de los ciudadanos que ya están acostumbrados a enfrentarse ante situaciones de emergencia.
    No obstante, la verdadera fortaleza de la población civil radica en la convicción de que el gobierno israelí mantiene y opera una política responsable, usando  las medidas con las que cuenta una democracia dentro del marco de Estado de Derecho y enfrentándose  con  situaciones asimétricas. Frente al terror y ataques de Hamas –quienes operan de manera cínica dentro de poblaciones civiles con el objetivo de limitar las posibilidades de acción militar israelí- el ejército no ejerce ninguna política de exponer a civiles como  blanco intencional; al contrario, evita, en la medida de lo  posible, atacarlos y hace todo para notificarles a tiempo de una próxima intervención en su vecindad.
    Más aún, el gobierno israelí cuenta con todo el respaldo ciudadano para llegar no solamente a un cese de fuego temporal sino a un entendimiento a largo plazo que asegure  la eliminación de la amenaza misil y la convivencia pacífica en ambos lados de la frontera con Gaza. Al tiempo que escribo estas líneas, la propuesta egipcia de un cese al fuego ha sido aceptada por el gobierno israelí pero rechazada por Hamas. En esta situación Hamas carga con toda la responsabilidad sobre las consecuencias de su agresión. Sin embargo, hay que esperar a que el conflicto llegue pronto a su fin, para el bien de los ciudadanos en ambos lados.