http://www.excelsior.com.mx/opinion/rodica-radian-gordon
publicado el 24 de enero del 2013
Esta semana las miradas
estuvieron enfocadas en las elecciones en Israel. Esta contienda electoral se caracterizó por una participación del 66.6%
de un electorado de 5.65 millones de votantes, superior al 65.2% del electorado
que participó en el 2009. De los 32 partidos
que se registraron 11 formarán parte de la nueva Knesset (el Parlamento
Israelí). El mínimo necesario para entrar en la Knesset es el 2% de los votos
aprobados, que otorga un escaño de los 120 existentes.
Como se predijo en todos los sondeos, el
partido ganador fue Halikud-Beiteinu encabezado por el Primer Ministro
Benjamín Netanyahu. La gran sorpresa de estas elecciones es el partido Yesh
Atid ("Hay Futuro") que se colocó en segundo lugar. Cabe
mencionar que si bien estos resultados han sido relativamente imprevistos, en
la política israelí no es la primera vez que una nueva entidad identificada con
la política de centro obtiene
estos resultados, ya que desde 1977 este fenómeno ha ocurrido en cinco oportunidades.
Aunque ninguno de los partidos de centro logró mantenerse más de una vez,
el repetido alcance de este tipo de
opciones refleja la aspiración de una importante parte de la sociedad israelí
por alcanzar una política “equilibrada” en ambos sentidos, lo socio-económico y
lo político.
El sistema político israelí está basado en
el voto directo a un partido y no a individuos. Las elecciones son generales,
nacionales y proporcionales. Los resultados finales se presentan ante el
Presidente, quien recibe a los representantes de los partidos electos para que
hagan sus recomendaciones de su candidato favorito para nominarlo como Primer
Ministro. El Presidente tiene la facultad de nominar al nuevo Primer Ministro
de acuerdo a las posibilidades que este último tenga de formar una coalición
estable de al menos 61 miembros de los 120. A partir de esa nominación, el
candidato tiene 28 días para llevar a cabo las negociaciones para construir las
alianzas y coaliciones que le permitan constituir un gobierno; si no lo logra,
recibe una prórroga de 14 días más.
¿Cuál fue el tema central de estas elecciones? El
fortalecimiento del bloque de partidos de centro apunta a que la clase media
israelí expresó en las urnas su
preocupación para obtener en el siguiente gobierno una agenda
socioeconómica amplia. En el trasfondo de esta expectativa
figuran dos fenómenos: los campamentos de protesta del verano del 2011 así como
el gran déficit fiscal que enfrenta el gobierno israelí, con las consecuentes
medidas más severas para disminuirlo. Otro tema central en la agenda
ciudadana, reflejado también en
el programa ideológico de Yesh
Atid, es cambiar el statu quo entre
la población laica y la ultra ortodoxa y lograr una mejor participación
ciudadana de esta última. Evidentemente otros temas cardinales para la
seguridad nacional israelí siguen teniendo una importancia primordial.
En las semanas
venideras los lineamientos de una futura coalición se harán más claros. Con
estos surgirán las prioridades y la agenda del futuro gobierno israelí. Por
el momento parece que la coalición más estable puede surgir de
una alianza entre los partidos de centro en conjunto con Halikud-Beiteinu y algunos de sus socios tradicionales.
No cabe duda que los políticos israelíes
enfrentan serios desafíos a lo largo del proceso de conformación de la
coalición gobernante y por ende las próximas semanas experimentarán nuevos
momentos álgidos.