Desde la noche de mañana martes 22 de septiembre, el mundo judío inicia Iom Kipur (Día del Perdón), la jornada más sagrada y solemne del calendario hebreo, de ayuno -el único decretado en la propia Torá- y contrición, durante la cual D’s termina de juzgar a la humanidad y sella su dictamen para el resto del año, preferentemente en el Libro de la Vida.
En esta fecha, la tradición más importante es la abstinencia de ingerir alimentos y bebidas, durante 26 horas aproximadamente, entre el encendido de las velas de mañana y la salida de las estrellas del día siguiente; entre otras de tipo personal y físicas.
Antes de Iom Kipur es costumbre disculparse con el prójimo por las faltas cometidas para con él. Otras tradiciones previas al Día del Perdón son el comer y beber en abundancia en la víspera, de modo de poder completar el ayuno, y las kaparot, un ritual para evitar un mal decreto divino que consiste en transferirle en forma simbólica los pecados a un gallo (los hombres) o una gallina (las mujeres), los cuales luego se faenan y se obsequian a los pobres como caridad.
Iom Kipur se conmemora ocho días después de Rosh Hashaná y es el día de la expiación, razón por la cual debe haber una aflicción personal, de modo que el individuo pueda ser purificado de sus pecados.
Los lugares de entretenimiento están cerrados, no hay transmisiones de radio ni televisión, se suspende el transporte público e incluso las calles están completamente vacías.
Esto se refuerza con el recuerdo de la guerra de 1973, un sorpresivo ataque contra Israel lanzado