Por Rodica Radian Gordon
publicado el 11 de septiembre del 2014 en el Periódico Excélsior
Ashdod, que es la quinta ciudad más grande de Israel y cuenta con uno de sus puertos principales, ha sido una de las más afectadas por los misiles lanzados desde la Franja de Gaza durante la Operación Margen Protector. En el transcurso de los cincuenta días de lucha sus casi 250 mil habitantes han pasado gran parte del tiempo en refugios y parte de los edificios han sido severamente dañados. Dos semanas después del cese al fuego, la ciudad empieza a recuperarse, retomando sus proyectos de desarrollo sustentable con el espíritu de conservación y cuidado del medio ambiente.
Ubicada en la costa del Mar Mediterráneo, a 40 kilómetros al sur de Tel Aviv, Ashdod es al mismo tiempo una ciudad con una trayectoria histórica que se remonta a los tiempos bíblicos y una de las ciudades más jóvenes de Israel. Cuenta con un parque arqueológico con descubrimientos que datan desde los tiempos de los filisteos, que incluyen las ruinas de un puerto antiguo. Por otro lado, la moderna ciudad -que nació en la década de los cincuenta- se pobló de inmigrantes de varios países y se ha destacado desde sus principios por una meticulosa planeación urbana según los principios del Modernismo Arquitectónico, que la convierten en una de las fuentes más ricas para la investigación del desarrollo de la construcción israelí . Hay arquitectos que la definen como la Brasilia de Israel. Hoy día, el alcalde, así como el consejo ciudadano de Ashdod, promueven una estrategia que incluye arquitectura verde, el uso más eficaz de la energía, el uso restringido del agua, la disminución de la contaminación del aire y -en general- el estricto cuidado del medio ambiente. Además, se promueve un programa educativo y comunitario en temas verdes.
Entre las más de cuarenta instituciones culturales de la ciudad, destaca el proyecto del Tabernáculo de las Artes. Dicho edificio, cuya inauguración está programada para dentro de algunos meses, tiene la certificación Leed Gold del Consejo Verde Norteamericano. Los elementos que lo han hecho ganador de esta certificación incluyen el uso de materiales reciclables como el techo, que está hecho de metal que se puede volver a utilizar en el futuro; el aislamiento de las paredes para el consumo bajo de energía de calefacción y aire acondicionado; y la iluminación por luz natural indirecta a través de grandes ventanales. Dicho Tabernáculo, cuyo tamaño es sensiblemente modesto, pretende ser el preludio a un proyecto más grande a futuro, el Museo Nacional de Sustentabilidad.
El área de transportes también recibe atención especial, sirviendo Ashdod como modelo de transportación sustentable. La municipalidad fomenta el uso del transporte público así como de transporte ecológico (bicicletas y transporte eléctrico). Por ello, se ha mejorado la infraestructura y la frecuencia de los autobuses y -en paralelo- de las vías de comunicación terrestre, con el objeto de hacer más viable los accesos a las instituciones públicas de la ciudad.
Apoyados por los habitantes de Ashdod, la alcaldía y los líderes locales esperan que su ejemplo sea seguido por otras importantes ciudades del país. De todas formas, más allá del sello verde, los pasos arriba mencionados significan un profundo cambio en la mentalidad urbana y da esperanzas a una decidida conciencia de cuidar el medio ambiente en Israel.