http://www.excelsior.com.mx/rodica-radian-gordon/2013/08/01/911588
publicado el 01/08/13 en el Periódico Excélsior
En una atmósfera de cauteloso optimismo y en el marco del encuentro en
Washington entre la Ministra Tzipi Livni y el señor Saeb Erekat, se retomaron
esta semana las negociaciones entre Israel y los palestinos. La decisión tomada
con antelación por el gobierno israelí, de liberar a 104 prisioneros, abrió el
camino para marcar el reinicio de éstas. Dicha decisión, que implica una
importante medida para crear confianza, no ha sido fácil de aceptar.
El público israelí se encuentra inquieto frente a la idea que en los
próximos meses serán liberados algunos de los terroristas palestinos más
infames, quienes han asesinado a decenas
de civiles inocentes. Por otro lado, acepta que en un contexto de negociaciones
verdaderas, que tocan los problemas fundamentales, como las fronteras y el
futuro de los asentamientos; las medidas de seguridad para Israel; el futuro de
Jerusalén; los refugiados, y por supuesto, el fin del conflicto (una vez que
todo lo anterior haya sido resuelto)- el precio a pagar sea justificable.
Aunque el punto muerto después de las cortas negociaciones en septiembre
de 2010 entre Netanyahu y Mahmoud Abbas hizo evidente la gran diferencia de
posiciones entre los israelíes y los palestinos, existe un entendimiento dentro
del Gobierno y del público israelí sobre
la importancia en retomar las negociaciones para asegurar el interés nacional
de largo alcance, que es el de mantener
el carácter judío y democrático de Israel. El Primer Ministro Netanyahu abrió
la reunión semanal del Gobierno hace dos semanas expresando la esperanza de que
las negociaciones resulten exitosas, declarando además, que la meta es llegar a
la solución de “dos Estados para dos
Pueblos”. Más aún, dada la posibilidad de que el resultado de las negociaciones sea
un compromiso difícil de digerir, el gobierno está promoviendo una ley que
permita –por primera vez en la historia israelí- un referéndum.
Sin embargo, el principio de las negociaciones
directas, de buena fe, sin precondiciones, forma una de las bases importantes
para poder avanzar. Es por ello que se rechazan ideas tales como la que Israel acepte negociar en un principio
sobre la base de las fronteras del 4-6-67 (ya he comentado este tema en ésta
columna: El conflicto palestino - israelí: una mirada más, publicado el
6-1-11). Así, el Gobierno de Israel se opuso a la publicación de las nuevas
reglas generales de la Comisión Europea con respecto a la futura exclusión de
acuerdos de cooperación y proyectos comunes de entidades israelíes en
Cisjordania, el Golán y el Este de Jerusalén, debido a que estas prejuzgan las
futuras fronteras con los palestinos.
Por supuesto, no podemos dejar de pensar en la situación de turbulencia
general en el Medio Oriente. En ese contexto, la esperanza de llegar a un
resultado exitoso en las negociaciones
es compartida no solamente por estas dos partes sino por muchos otros países
alrededor del mundo.