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Publicado el 21 de febrero del 2013 en el Periódico
Excélsior
El Papa se manifestó en varias ocasiones en contra del antisemitismo,
haciendo suyas las palabras de Juan Pablo II.
Tras la sorprendente renuncia del Papa Benedicto XVI hace una semana,
quisiera revisar el desarrollo de las relaciones judeo-cristianas desde la
última mitad del siglo pasado hasta los
tiempos de Benedicto.
El acercamiento entre el judaísmo y el catolicismo inició en los años
1960 bajo el liderazgo del Papa Paulo VI, cuando el Concilio Vaticano Segundo
emitió la Declaración Nostra Aetate (octubre, 1965), que revisó las
relaciones entre la Iglesia Católica y las religiones no cristianas. En lo que
concierne a las relaciones judeo-cristianas, en su artículo 4º, la Declaración
rechaza la idea de que todos los judíos –tanto de la época bíblica como de
periodos históricos posteriores- son responsables de la muerte de Jesús,
procurando poner así fin a la visión del pueblo judío como deicida. Asimismo, Nostra
Aetate deplora el odio, las persecuciones y las manifestaciones antisemitas
en contra de los judíos.
En el proceso de acercamiento, otro paso significativo fue el dado bajo
el papado de Juan Pablo II, quien cultivó el diálogo con los judíos, a quienes
llamó “nuestros hermanos mayores” y fue el primer Pontífice que visitó una
sinagoga, cuando en 1986 realizó una visita histórica a la Gran Sinagoga de
Roma. Posteriormente, en diciembre de
1993, se firmó el Acuerdo Fundamental entre Israel y la Santa Sede que
condujo al establecimiento de las relaciones diplomáticas con el Vaticano,
alcanzando una nueva cima.
El Papa Benedicto XVI ha seguido las huellas de Juan Pablo II. Por
primera vez, el Papa invitó a líderes judíos a participar en los funerales del
Papa Juan Pablo II, quienes a su vez fueron también invitados a la ceremonia de
Coronación Papal en el 2005. Siguiendo el ejemplo de Juan Pablo II, Benedicto
XVI visitó, en agosto del mismo año, la sinagoga de Colonia; esta visita fue la primera que se realizó a un templo de
una comunidad no católica.
Además de los encuentros llevados a cabo con muchas organizaciones y
líderes judíos, el Papa se manifestó en varias ocasiones en contra del
antisemitismo, haciendo suyas las
palabras de Juan Pablo II, que el
antisemitismo es "un pecado en contra de Dios y del hombre" y
añadiendo que es un ataque contra las raíces mismas del cristianismo.
Igualmente, durante su visita al Campo de Exterminio de Auschwitz-Birkenau
(2006), hizo referencia a que el Holocausto ocurrió en nombre de una ideología
anticristiana como lo fue la ideología nazi y que la insuficiente resistencia
de los cristianos ante los horrores del Holocausto proviene de una actitud
antijudía heredada históricamente.
Su amistad hacia el pueblo judío e Israel se vio reflejada también
durante su peregrinaje a Tierra Santa en Mayo del 2009. Solamente dos Papas
habían visitado anteriormente Israel, Paulo VI en 1964 y Juan Pablo II en el
2000. El mensaje ecuménico de esta visita se enfatizó durante su despedida,
cuando el Papa Benedicto hizo referencia a que las dos religiones surgen de una
misma raíz afirmando que “nosotros
(cristianos y judíos) nos encontramos como hermanos que a lo largo de la
historia mantuvieron relaciones tensas pero desde ahora ya estamos comprometidos a crear puentes viables de
amistad”.
En retrospectiva, es importante reconocer y recuperar los mensajes de
reconciliación tanto de Juan Pablo II
como de Benedicto XVI para promover un
honesto diálogo y entendimiento
inter-religioso que consolide el proceso de acercamiento.