"Hace dos semanas falleció el Rabino Ovadia Yosef, quizá la mayor autoridad del mundo Haredí (ultra-ortodoxo, en hebreo) sefaradita en Israel. Más allá de la pérdida de una gran autoridad rabínica, su muerte ha provocado una discusión sobre el rol y porvenir del partido político Shas, fundado por el rabino hace quince años y convertido en uno de los partidos ultra religiosos más exitosos e influyentes en la política israelí en la última década.
El rabino
Yosef fue, sin duda, poseedor de un gran carisma que le permitió comunicarse
con los diferentes sectores de la sociedad israelí, de tal modo que Shas,
bajo su liderazgo, ha sido el primer y único partido Haredí hasta el día de hoy
que ha tenido Ministros y portafolios muy influyentes en la composición de
diferentes gobiernos. Además Shas -en contraste con otros partidos de este
tipo- ha sido activo también en asuntos políticos y económicos que preocupan a
los israelíes en general.
Entre las
diversas tensiones y desafíos que la sociedad en Israel se ha enfrentado a lo
largo de su existencia, destacan las asociadas a la diversidad entre los laicos
y/o tradicionalistas y los Haredím. Estos últimos conforman el 8% de la
población total y se definen por el alto grado de adhesión a las leyes y
prácticas religiosas judías, sobre todo al riguroso estudio de la Torá y las
sagradas escrituras, aun sacrificando ingresos o remuneración de tipo económica
para su sustento. Conservar este estilo de vida es la tarea principal de los
partidos políticos que representan a los Haredím, tanto a sefaraditas (Shas)
como ashkenazim (Degel Ha Torá y Agudat Israel). Cabe mencionar
que en la última década el peso político de los partidos de esta línea ha sido
dos o tres veces proporcionalmente mayor a su porcentaje poblacional. Es por
ello que dichos partidos han logrado obtener presupuestos para sostener a las
familias de los estudiosos de la Torá así como su exención del servicio militar (obligatorio en Israel).
En los
últimos años, con el constante crecimiento de la población Haredí, cuyas
familias numerosas garantizan este bono
demográfico, su condición de pobreza relativa y el alejamiento que han tenido
con el resto de la sociedad han conducido a iniciativas políticas y sociales
que han buscado cambiar esta realidad. El reto es grande dada la voluntad de
los Haredím de seguir preservando su modo de vida. Dejando a un lado la
iniciativa política de cambiar el status quo
a través de una legislación que será parte de la agenda de debate de los
legisladores en los meses venideros, hay que destacar también el surgimiento de
algunas iniciativas educativas. Una de ellas ofrece un ambiente destinado a los
Haredím dentro de los campus en diversas universidades, con el propósito de
completar sus estudios generales y continuar con la educación de alto nivel sin
comprometer su estilo de vida: en una familia Haredí típica, en la cual los
hombres estudian la Torá y reciben una
pequeña beca por parte del gobierno,
las mujeres son las que sostienen
económicamente a las familias con labores en educación o computación, sin tener
-la mayoría de ellas- educación académica terciaria. La nueva iniciativa
permitirá a ambos sexos estudiar y diversificar sus ocupaciones en ramas como
leyes, negocios, contaduría, ayudando así elevar a sus familias de las
condiciones de pobreza en las que viven.
Aunque estas
iniciativas son aún modestas, existe una necesidad para la creciente inclusión
Haredí en el mercado laboral y la construcción de una sociedad en la que la
diversidad fortalezca el pluralismo cultural, institucional y político. Este
desafío parece atravesar hoy a gran parte de las sociedades de un mundo
crecientemente diversificado.