BIENVENIDA DEL PRESIDENTE PERES AL PAPA FRANCISCO

PRESIDENTE PERES RECIBE AL PAPA FRANCISCO

  •   Discurso de bienvenida del Presidente Shimon Peres al Papa Francisco
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    Presidente Peres da la bienvenida al Papa Francisco Presidente Peres da la bienvenida al Papa Francisco : GPO video
    Foto: Video GPO
     

     

    Discurso del Presidente del Estado de Israel, Shimon Peres, en la Recepción de Estado de Bienvenida al Papa Francisco

     
    Su Santidad Papa Francisco,
     
    En nombre del pueblo judío y en el nombre de todo el pueblo de Israel, le doy la bienvenida con las antiguas palabras del Libro de los Salmos: "Bienvenido en el nombre del Señor."
     
    Bienvenido a las puertas de Jerusalén.
     
    Su Santidad,
     
    Usted ha llegado al Estado de Israel, donde hoy miembros de diferentes religiones y nacionalidades viven juntos – judíos, cristianos, musulmanes, drusos y circasianos.
    Israel es un estado judío y democrático, donde se ha implementado una coexistencia pacífica, y un estado que aspira a la paz con todos sus vecinos. Inclusive si la paz demanda sacrificios, los sacrificios de la paz son preferibles a la amenaza de la guerra. Nuestra mano está extendida en paz, y seguirá estando extendida en paz, y buscaremos el camino correcto para alcanzarla.
     
    Israel es un estado en el que no hay coerción religiosa o perfiles antirreligiosos, y donde se respeta el derecho a la libertad de religión. Somos responsables por su implementación, y no permitiremos que nadie viole este compromiso.
    Nos enorgullecemos de esta naturaleza pluralista de nuestra sociedad, la cual respeta a todos sus ciudadanos, sin importar su religión o nacionalidad.
     
    Usted trae con usted grandes augurios y esperanza para todos. Usted porta un mensaje de hermandad entre los pueblos, y amistad para todos. Nada enriquece más que el amor a la humanidad. Ciertamente, nuestros Sabios nos enseñaron que sólo el amor construirá Jerusalén. Usted trae inspiración. Una llamada para elegir valores en vez de bienes, generosidad en vez de envidia, buena voluntad en vez de poder.
     
    Su Santidad,
     
    Usted ha traído a la Santa Sede una humildad noble y natural. Profunda identificación con los pobres, los oprimidos y los desposeídos. Un profundo sentido de que la tarea del hombre es sanar al mundo – Tikkun Olam – y comprometerse en actividades científicas para las cuales la santidad de la vida es su supremo valor.
    Estos valores fueron mencionados por los Profetas Isaías y Amós en Jerusalén, y quienes representaron un faro para Jesús el Nazareno, y para San Francisco de Asís, cuyo nombre y espíritu usted ha adoptado, como Papa y Cabeza de la Iglesia Católica. 
     
    Su Santidad,
     
    Le estamos agradecidos por asumir su sensible y resuelta posición contra todas las expresiones de antisemitismo. Contra todas las manifestaciones de racismo.
    Apenas ayer, criminales dispararon a personas inocentes en el Museo Judío de Bruselas únicamente porque pensaban que ellos eran judíos. Esta es una manifestación que envenena pozos y no puede ser aceptada.
     
    Usted asumió la posición de constructor de puentes entre todas las religiones. Entre las diferentes culturas. La creación de nuevas relaciones, libres de los residuos del pasado, entre judaísmo y cristiandad. Estamos atentos a sus palabras y respetamos su contenido. El pueblo de Israel está emocionado por su llegada y está a la expectativa de sus comentarios.
     
    Y ve en usted a un pastor, modesto y previsor. El pueblo judío es un pueblo antiguo, que rechazó la idolatría y negó a las diosas, y juró creer en un Dios, nuestro Padre en el Cielo. Y aunque nuestro pueblo conoció la destrucción y el exilio, el sufrimiento y la violencia, una horrorosa Shoah y guerras de supervivencia, no se desvió de su camino.
    Inclusive cuando su condición degeneró, su espíritu nunca falló. Ellos salvaguardaron el legado de sus ancestros, y el resurgimiento del pueblo judío emanó del nacimiento de sus descendientes.  Con la ayuda de su fe y avances científicos, convirtieron una precaria y sedienta tierra en verdes campos y florecientes jardines.
     
    Cualquier conocimiento que adquirimos, estuvimos felices de ponerlo a disposición de otros pueblos que así lo deseasen, y estamos dispuestos a compartir nuestro saber con nuestros vecinos, cercanos y lejanos, para combatir conjuntamente el hambre y la pobreza, la desesperanza y la violencia. Es necesario para todos nosotros el unir nuestros recursos para salvar a los pobres de su miseria y proporcionar a los jóvenes oportunidades para alcanzar los picos del éxito.
     
    Y oraremos todos por la paz en el mundo y la justicia en nuestra sociedad. En las palabras de Isaías: ¿No es para que partas tu pan con el hambriento,  y recibas en casa a los pobres sin hogar;  para que cuando veas al desnudo lo cubras,  y no te escondas de tu semejante? (Isaías, 58:7)
     
    A esto, debo añadir: "Y no conocerás más guerras." Y que los Diez Mandamientos, escritos hace 3,500 años, continúen sirviendo como una luz de guía también para nuestro futuro.
     
    Por favor acepte mi gratitud, y la de mi pueblo, por su calidez y actitud amorosa hacia el pueblo judío, la cual he siempre observado, y al cual la Iglesia que usted encabeza llamó "mis hermanos mayores". Su Santidad, usted es nuestro hermano.
     
    Bienvenido a la Ciudad Eterna, la ciudad de justicia y paz. Que éstas den su fruto pronto.
     
    Salve en Tierra Santa.