Defensa de Interior es el ministerio de más reciente formación en Israel. Su titular, Matan Vilnai, quien estuvo en Guatemala para asistir a la toma de posesión de Otto Pérez Molina, habla sobre las relaciones bilaterales, la cooperación que el Estado Judío puede prestarle al nuestro y sobre su pasado personal, lo que incluye haber participado, de manera directa, en el rescate de 106 rehenes en Entebbe, Uganda, en 1976.

 

Cualquier área de conflicto cuenta con dos frentes: el militar, en el que se combate a los enemigos en las fronteras, y el civil, en el que también se debe lidiar con adversarios, pero dentro del país. Por ejemplo, en el área más poblada del país que es Tel Aviv.

 

A los sirios. A Hezbollah. A Hamas. Ellos son los principales. Tienen la capacidad de lanzar cohetes contra nuestra población y atacar el corazón de Israel, sin consideración alguna con la población civil. Su meta es matar a la mayor cantidad posible de personas: en sus casas, en sus barrios, en su lugar de trabajo. Por ello, debemos estar preparados para cualquier enfrentamiento. Esa es la razón detrás de crear un ministerio que pueda lidiar con el problema.

 

Defensa lidia con el frente militar. Ello incluye inteligencia, fuerza aérea, naval e infantería. Nos referimos a un gran número de soldados, una enorme cantidad de recursos financieros y esfuerzos adicionales. En este caso, la cadena de comando está clara. El frente civil resulta ser mucho más complicado, aunque claro, ambos están íntimamente conectados.

 

En las Fuerzas de Defensa Israelí se ha establecido un comando especial, llamado de Defensa Interior. Representa el 60 por ciento de quienes integran al ministerio. El 40 restante son civiles de diversos ámbitos: policías, personal del sistema de salud, del sector educación y otros. En Israel son miles las organizaciones vinculadas con población civil y resulta difícil estructurar el trabajo conjunto. No hay un ministerio capaz de hacerlo. La cartera a mi cargo hace el papel de coordinador. No puede reemplazar la función que cada quien, ya sea Energía, Salud, o el que fuera, debe cumplir en cualquier conflicto. Esta dependencia surge como consecuencia de la guerra con Líbano, en 2006, cuando más de 40 civiles murieron en sus casas víctimas de cohetes.

Todo lo relacionado con prevención está vinculado con Defensa. Se explica mejor de esta manera: existen cuatro fases de reacción al estallar un conflicto. La primera consiste en derrotar al enemigo en sus cuarteles, en las bases desde donde pueda lanzarnos cohetes. En esta se involucra a la Fuerza Aérea y, para tener éxito, es preciso contar con inteligencia óptima. La segunda, interceptar misiles que ya van camino a Israel. Esto es mucho más complicado, pues deben ubicarse en el aire y destruirse directamente. Ello también involucra solo al Ejército. La tercera fase es el campo de batalla, donde la meta es hacer retroceder al enemigo, destruir sus unidades y prevenir que lancen artillería. La cuarta fase es el frente civil; es ahí donde nos involucramos.

 

No. Para ello existen otros ministerios como los de Seguridad Interior y el de la Policía. Ellos tienen que enfrentar al crimen y velar por el orden público, tanto en tiempos de guerra como de paz.

 

Me reuní con el presidente Pérez Molina y los nuevos ministros de Defensa y Gobernación. Discutimos cómo podemos trabajar juntos y ayudarnos mutuamente. El primer paso es establecer un plan de cómo hacerlo. Debido a que Guatemala es un viejo amigo de Israel, desde la creación del Estado en 1948, estoy seguro de que podremos tener un buen intercambio.

Israel también vive una situación complicada, aunque las diferencias son notables. Nosotros debemos luchar por la sobrevivencia del Estado. Por otra parte, somos naciones muy distintas, en lo social y en lo geográfico. Sin embargo, podemos hacer un aporte importante en lo referente a tecnología. Sabemos emplearla y podemos ayudar en ello. También podemos colaborar en materia de inteligencia y protección de fronteras. A cambio, pedimos ser amigos.

 

Guatemala es miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y pedimos que, antes de tomar una decisión sobre temas que nos afecten directamente, escuchen nuestro punto de vista. Un ejemplo es el episodio de la supuesta visita del presidente iraní, Mahmoud Ahmadineyad, quien intentó venir a la toma de posesión del Presidente. El que se le retirara la invitación fue, para nosotros, un gesto muy importante. Hubiese sido desastroso que llegara acompañado de su séquito de más de cien personas y se intentará acercar a Guatemala. Necesitamos mantener las vías de comunicación abiertas. Y discutir los temas.

Esa es la única solución. Eso sí, el Estado Palestino no debe contar con un Ejército, sino con una fuerza policial fuerte. El problema de hoy estriba en que el liderazgo, aunque cree en la paz, teme comunicarle a su pueblo lo que ello realmente implica. Al mismo tiempo, se fortalecen los grupos de islámicos radicales. Ocuparon y controlan Gaza. Sin embargo, es importante recordar que, hace 64 años, este era el planteamiento. Cuando Guatemala votó a favor de la fundación de Israel, también le daba el sí a Palestina.

 

Lo creo firmemente. Nosotros pudimos hacerlo y la situación es similar. Los palestinos son gente muy capaz y trabajadora. Antes se les llamaba los judíos del mundo árabe. No tengo dudas sobre su capacidad para establecer un Estado.

¿Sabe algo? Mi certificado de nacimiento me identifica como palestino, ya que el territorio aún estaba bajo el mandato británico en 1944. Tenía 3 años y medio cuando se proclamó Israel. Hoy, considero que el país aún no pierde el espíritu de cohesión que tenía cuando se fundó. Para un israelí es muy importante ser israelí.

 

Aunque tenemos problemas, como toda sociedad, persiste un sentimiento de comunidad muy fuerte y único en el mundo. Veo casi imposible, por ejemplo, que nos enfrentemos en una guerra civil. Además, hemos logrado en estos 64 años avances increíbles. No ha existido jamás nada similar. Y no debe de olvidarse el contexto tan difícil que nos ha acompañado siempre.