Esta exposición está dedicada a la minúscula minoría de aquellos que, mientras que los países y las burocracias del mundo se mostraban reacios a ayudar a los refugiados judíos, entendieron no solo que tiempos extraordinarios requerían una acción extraordinaria, sino también que sus posiciones privilegiadas les permitían tomar acciones de un impacto significativo. Estos diplomáticos sintieron que simplemente no podían continuar con su rutina profesional y estaban dispuestos a actuar en contra de la política de sus gobiernos para salvar vidas. Esta pequeña minoría reconoció el significado y las consecuencias de no obedecer las instrucciones de sus superiores ante la difícil situación de los judíos, y optó por desafiarlos y, si era necesario, sufrir las consecuencias. De hecho, algunos de estos diplomáticos fueron castigados por sus gobiernos al asumir estas acciones.
Durante el evento el Embajador de Israel, Marco Sermoneta resaltó la importancia de los diplomáticos Justos de las Naciones, “estos funcionarios fueron un ejemplo, actuando muchas veces en contra de sus propios gobiernos y poniendo en riesgo su vida y de sus familias”. Además, recordó su papel en el proceso en el que al final se reconoció al primer diplomático peruano, José María Barreto, como Justo de las Naciones.
Por su parte Lucio Muñoz, asesor de la Secretaría General del Senado de la República, manifestó en su intervención “que esta conmemoración sirva de ejemplo a los colombianos y a la comunidad internacional, para tenerlos en la memoria y que lo sucedido jamás se repita en la historia de la humanidad”.