Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto

Palabras del Emb. Sermoneta en memoria de la Shoá

  •   Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto
  •  
     
  •  
    ·        Estimados sobrevivientes
    ·        Embajador de Italia, Gianni Bardini
    ·        Joshua Mitrotti, director general de la Agencia Colombiana para la Reintegración 
    ·        Profesor Sergio Della Pergola
    ·        Embajadores y miembros del cuerpo diplomático acreditado en Colombia
    ·        Representantes del Gobierno Nacional y del Gobierno local
    ·        señoras y señores;

    Hoy, conmemoramos el Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto. Este día, hoy en su undécimo año, fue establecido en el calendario de las Naciones Unidas, a iniciativa de Israel, y cada año desde entonces la organización lo marca con el compromiso de preservar la memoria de la Shoá.

    Hoy recordamos a seis millones de personas, en aquel entonces un tercio de la nación judía, de ellos alrededor de un millón y medio de niños, que fueron asesinados, sofocados, gaseados hasta la muerte, enterrados vivos y quemados. Seres humanos que murieron de hambre, de sed, de enfermedad y de otros horribles tipos de muerte en el crimen más horrendo jamás cometido en la historia de la raza humana, contra un pueblo que ha sido atormentado, exiliado y perseguido como ningún otro pueblo en la historia - pero que nunca se rindió.

    De manera más personal, y con su permiso, hoy recuerdo a todos los miembros de la comunidad judía de Italia que fueron víctimas del fascismo y el nazismo, y a más que 7680 de mis hermanos que fueron exterminados, entre ellos decenas de miembros de mi familia.

    Damas y caballeros,

    La Shoá se llevó a cabo durante el apogeo de la edad de la razón y marca un hito en la historia de la humanidad. Nos llevó a reconocer sin ambages en toda su magnitud la capacidad del ser humano de ser inhumano con sus congéneres. Reveló el potencial de desvirtuar la tecnología, la filosofía, la cultura y la ideología para cometer actos en una escala inimaginable y con un grado indescriptible de crueldad. 

    Sin embargo, aunque la Shoá fue una tragedia singular para el pueblo judío, sus enseñanzas son universales. No por nada la Shoá sirvió para dar un impulso crítico al desarrollo de los derechos humanos; a la elaboración de convenciones internacionales que han hecho época, como la Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio, y al propio establecimiento de las Naciones Unidas.

    El llamamiento "Nunca más", entonces, no puede ser sólo un compromiso de los sobrevivientes, y tampoco un compromiso del mundo sólo con los miembros del pueblo judío. "Nunca más" debe ser un compromiso de combatir cualquier tipo de racismo e incitación, la humillación y toda clase de discriminación. Esta tragedia debe ser siempre una advertencia para todo el mundo sobre los peligros del odio, el fanatismo y los prejuicios; y una advertencia de permanecer vigilantes para prevenir la reaparición de ese mal, en aras de las generaciones venideras.

    Hoy en día, mientras el fundamentalismo está levantando su abominable cabeza, hay que recordar que el mal no es propiedad de ninguna religión específica; al igual que no es el atributo de cualquier país o grupo étnico. Aquellos que consideran el islam, el judaísmo o el cristianismo como enemigos del mundo están equivocados y engañan a otros.

    Pero principalmente, “nunca más” debe ser un compromiso con las comunidades judías dondequiera que se encuentren para luchar contra el antisemitismo en todas sus formas y con todos los medios a disposición a nivel nacional e internacional. El cumplimiento de esa responsabilidad es tanto más urgente ante el alarmante incremento en el mundo de actos de antisemitismo, negación de la Shoá, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades judías.

    Según cifras proporcionadas por el Centro Kantor para el Estudio del Judaísmo Contemporáneo Europeo en la Universidad de Tel Aviv, en 2014 la violencia antisemita se incrementó en un 40 por ciento en todo el mundo. En ese año se registró un total de 766 incidentes violentos de antisemitismo, un fuerte aumento de los 554 contabilizados en 2013. Algunos comentaristas observan que los acontecimientos recientes en Europa han demostrado que el sentido de la seguridad de los judíos en algunas partes del continente está en su punto más bajo desde el fin de la Shoá y muchos están abandonando sus hogares como consecuencia de ello.

    Mientras que la extrema derecha se ha ido fortaleciendo definitivamente en varios países europeos, la mayor amenaza no viene de los neonazis o los fascistas. Hoy día estamos siendo testigos de un nuevo tipo de antisemitismo despreciable y cruel que debemos también combatir globalmente. Este nuevo antisemitismo no tiene nada que ver con la presencia judía en los países y no esta disfrazado de cristiano-religioso ni como una teoría pseudocientífica, sino patrocinado por la combinación implacable de antisemitismo racista de la peor especie y el fundamentalismo islámico. 

    Sí, el sufrimiento de los musulmanes en Europa es real pero ciertamente no viene de los judíos, mientras que muchos de los ataques contra judíos están perpetrados por musulmanes. Entonces, como no podemos quedarnos en silencio ante fenómenos de racismo e intolerancia, independientemente de sus víctimas, tampoco podemos, en nombre de lo políticamente correcto, ocultar esta dura realidad.

    Damas y caballeros,

    El tema del Día Internacional en memoria de las víctimas del Holocausto de este año es “El Holocausto y la dignidad humana”. Como dice el sitio web del programa de divulgación sobre la Shoá de Naciones Unidas: “el Holocausto, que resultó en la destrucción de casi dos tercios de los judíos europeos, sigue siendo uno de los recordatorios más dolorosos del fracaso de la comunidad internacional para protegerlos.”

    Repito: “el fracaso de la comunidad internacional para protegerlos”.

    Eso se refiere a un pasado no tan lejano, un pasado que a medida que la generación de sobrevivientes del Holocausto y sus liberadores van desapareciendo, pronto pasará de la recordación a la historia. Pero hablando del presente, podemos decir honestamente que la comunidad internacional está cumpliendo con su obligación de proteger a los judíos?

    Si un hombre judío no puede caminar por las calles de Marsella llevando la kipá; si un cementerio judío es profanado en Concepción del Uruguay; si una sinagoga es vandalizada en Estambul – está la comunidad internacional protegiendo a los judíos? Y si en Bogotá acosan y maltratan a una pareja judía en un avión o llaman en las redes sociales a boicotear empresas cuyos propietarios son judíos colombianos o a echar a los judíos del país – está la comunidad internacional protegiendo a los judíos?

    Entonces, ¿qué valor tiene declarar “nunca más” si alrededor del mundo sigue creciendo la violencia antisemita, tomando nuevas formas y orquestada por viejos y nuevos instigadores? ¿Qué valor tiene declarar “nunca más” si la violencia antisemita viene ignorada u ocultada por motivos políticos? En puros términos morales, que diferencia existe entre los autores de actos antisemitas y aquellos que ocultan estos actos del conocimiento público o hacen caso omiso a su naturaleza, volviéndose de este modo en habilitadores de la misma discriminación.

    Hace unas semanas, se marcó en Francia y en otras partes del mundo el primer aniversario de los atentados en Paris contra el supermercado Hyper Cacher y la redacción de Charlie Hebdo. Gerard Biard, su editor, escribió en la más reciente edición de la revista: “Mientras que los asesinatos lanzaron un debate mundial sobre el papel de la religión y de la libertad de expresión, nadie se molestó en explicar al mundo porque atacantes islámicos también se fueron encima a un supermercado kosher”. 

    Si, como dijo Elie Wiesel, la indiferencia ante el sufrimiento humano no es solamente un pecado, sino también un castigo, y que al denegar la humanidad del otro estamos traicionando la propia, ¿qué decir de la indiferencia de líderes de opinión y dirigentes políticos ante lo que le está pasando a los judíos en las calles de Europa y de Israel en estos días? ¿O ante la campaña de deslegitimación del único estado judío?

    Cierto, no toda crítica a Israel está relacionada con el antisemitismo, pero, de hecho, la mayor parte de la llamada crítica a Israel alimenta a diario la creciente demonización del estado judío, que a su vez desemboca en alguna forma de aversión, hostilidad e incluso odio a los judíos. Como dijo hace unas semanas el Papa Francisco en una reunión con el presidente del Congreso Judío Mundial: "atacar judíos es antisemitismo, pero un ataque deliberado contra Israel es también antisemitismo." Es a través de sus palabras que reafirmamos fuertemente que el antisionismo es la forma más moderna de antisemitismo.

    A menos que los gobiernos y las sociedades civiles europeas no hagan frente al tratamiento de Israel en los medios de comunicación y el vínculo entre las poblaciones musulmanas y el antisemitismo, todos los esfuerzos que se realicen en este marco no tocarán más que la superficie de las cosas. De igual manera la comunidad internacional tiene la responsabilidad de hacer rendir cuentas al liderazgo palestino por su antisemitismo y su abierta incitación a matar judíos, mientras sus medios de comunicación glorifican a los asesinos de judíos como mártires.

    Las Naciones Unidas hicieron justicia con el pueblo judío en declarar el 27 de enero Día Internacional en memoria de las víctimas de la Shoá, pero su membrecía está compuesta en su mayoría de regímenes que no tienen nada que ver con su Carta y que promueven la deslegitimación y deshumanización de Israel a través de resoluciones cada vez más inflamatorias en la Asamblea general y en otros organismos, especialmente en el Consejo de Derechos Humanos. Y como se puede guardar silencio mientras en momentos que estamos conmemorando la Shoá, Irán – miembro de Naciones Unidas que tiene una política oficial de negación de la Shoá y que llama a la destrucción de Israel en abierta violación a los principios de la organización – organiza concursos internacionales de caricaturas antisemitas sobre el tema. Invitamos a  Naciones Unidas a  fortalecer la lucha  contra el antisemitismo en muchos casos disfrazado de antisionismo o ataques contra el Estado de Israel y su derecho a existir.  

    Damas y caballeros,

    La lucha contra el antisemitismo y contra los intentos de reescribir la historia de la Segunda Guerra Mundial, blanquear los delitos y glorificar a los nazis y sus allegados debe ser tan política como educativa. Tenemos que aumentar los esfuerzos para la educación de las nuevas generaciones con el fin de concientizar a los jóvenes de hoy que desconocen esos hechos históricos de la Shoá. No es suficiente  inculcar los valores universales de la paz, la libertad, la tolerancia y el respeto mutuo, sino también defenderlos.  Por ello creemos que la inclusión del tema de la Shoá en el currículo de los estudios de los colegios en Colombia es de suma importancia.

    El estado de Israel y la comunidad judía hacemos nuestra parte: en enero mandamos por primera vez desde 2009, dos destacados docentes colombianos a participar en un seminario internacional sobre la Shoá ofrecido por el Instituto Yad Vashem en Jerusalén. En las próximas semanas, en cooperación con la Embajada de Polonia, presentaremos en distintos colegios de Bogotá una exposición y un documental sobre Janusz Korczak, el médico, pedagogo y escritor judío polaco que a pesar de ofertas de ayuda, no quiso abandonar a los niños de su orfanato en el gueto de Varsovia y fue exterminado con sus protegidos en el campo de exterminio de Treblinka.

    El Holocausto nos enseñó que recuerdo sin determinación carece de sentido. Nos mostró que la conciencia debe coincidir con la acción, por esto seguiremos alentando a los gobiernos para crear programas que transmitan el recuerdo de la Shoá a las generaciones futuras, con el fin de luchar incesantemente contra el antisemitismo, la incitación, la discriminación y el odio, y reflexionar en la necesidad de promover la paz y los derechos humanos.

    Antes de concluir, quiero agradecer de manera especial al Embajador de Italia, S.E. Señor Gianni Bardini, por todo su apoyo al sumarse este año a esta sentida conmemoración; al Colegio Leonardo Da Vinci y a su rector, el señor Fernando Vita, por abrirnos sus puertas; a la Sra. Estela Golsdtein y a la Confederación de Comunidades Judías de Colombia, por hacer posible cada año la realización de este importante evento; y al Coordinador Residente de Naciones Unidas en Colombia, el Señor Fabrizio Hochschild por su apoyo tan valioso.

    Muchas gracias.