Jerusalén, 8 de septiembre de 2015
24 de Elul 5775
Queridos amigos de todo el mundo,
Al acercarse las Grandes Festividades, en nombre de todo el pueblo
de Israel, os envío mis mejores deseos para un dulce Año Nuevo.
Sabemos que la celebración del Año Nuevo es también un momento de
introspección y de oración. La tradición enseña que la humanidad pasa ante Dios
y es inscrita para un año bueno o un año malo. Después, en Yom Kipur, el día
más sagrado, el Sumo Sacerdote entraba en el Santa Sanctórum del Templo de
Jerusalén y rezaba tres oraciones. La primera por él mismo y por su familia. La
segunda por su tribu y, sólo entonces, rezaba por todo el pueblo. Parece
extraño (incluso incorrecto) que el Sumo Sacerdote empezase rezando por él
mismo antes que por los demás. Los Sabios explicaron que para realmente
representar a todo el pueblo y para realmente poner las oraciones de la nación
ante Dios, el Sumo Sacerdote debía primero ofrecer sus propias oraciones
porque, sólo cuando estamos seguros de nuestro propio camino, sabremos apreciar
las necesidades y aspiraciones de los otros.
Israel se enfrenta a muchos retos tanto dentro como fuera: retos sociales,
retos económicos y, por supuesto, retos de seguridad. Retos que nosotros
podemos superar y superaremos, como hemos hecho antes tantas veces. Para
conseguirlo, sin embargo, debemos trabajar internamente para fortalecer
nuestros propios lazos, entre las diferentes comunidades que forman el pueblo
israelí y entre nuestros hermanos y hermanas, amigos y todos aquellos que
apoyan a Israel alrededor del mundo.
Tal y como hacía el Sumo Sacerdote, espero que todos podamos dar la
bienvenida al Nuevo Año 5776 seguros de nuestro propio camino como individuos,
como pueblo y como nación.
Que todos seamos inscritos en el Libro de la Vida para un feliz, saludable
y dulce año.
Reuven (Ruvi) Rivlin
Presidente del Estado de Israel