A 48 años de
la resolución 242: la piedra angular del proceso de paz árabe–israelí
Por: Dr.
Dore Gold
Director
General del Ministerio de Relaciones Exteriores
Ante las múltiples
propuestas internacionales que sugieren como reactivar el proceso de paz en los
próximos meses, es ahora un buen momento para recordar exactamente cuáles son
los derechos de Israel en la disputa territorial con los palestinos sobre el
futuro de la Ribera Occidental (Cisjordania).
Estos
derechos fueron consagrados en la más famosa e importante resolución de la ONU
referente al proceso de paz, la resolución n° 242 del Consejo de Seguridad de
la ONU. Este mes se cumple el aniversario de dicha resolución. El primer
borrador fue propuesto el 7 de noviembre de 1967, mientras que la versión final
fue adoptada por unanimidad por los 15 miembros del Consejo de Seguridad el 22
de noviembre del mismo año. Casi cincuenta años transcurrieron desde entonces.
No obstante, aquella resolución sigue siendo hoy en día relevante para el
proceso de paz como lo fue siempre.
Entender la
relevancia de la resolución 242 no es un ejercicio académico sobre algunos aspectos
obscuros de algunas décadas de la historia de la vieja diplomacia. A través de
los años la resolución se convirtió en la base de todo el proceso de paz, contando
el tratado de paz egipcio-israelí de 1979, la conferencia de Madrid de 1991,
los acuerdos de Oslo de 1993, el acuerdo de paz jordano-israelí de 1994 y los
borradores de acuerdos con Siria. Volviendo a 1973, en la víspera de la Conferencia de Paz de Ginebra,
los Estados Unidos incluso proporcionaron a Israel una carta de garantía, que prevenía
a todas las partes de no alterar la resolución 242. La diplomacia israelí
intentó proteger a la resolución 242 tal si fuera las joyas de la corona del
Estado Judío.
La
resolución 242 es bien conocida por la famosa cláusula referente a la retirada,
que no exhorta a Israel a retirarse a las líneas anteriores a la guerra de
1967. Mientras la Unión Soviética insistió que la resolución exhorta
específicamente a "la retirada de todos los territorios ocupados" por
Israel en la Guerra de los Seis Días, los Estados Unidos y Gran Bretaña
argumentaron una fraseología muy diferente que se refleja en la versión final y
que fue eventualmente adoptada por los 15 miembros del Consejo de Seguridad. Esta
versión se limita a afirmar que debe llevarse a cabo una retirada "de
territorios".
Los EE.UU y
Gran Bretaña reconocieron que la línea fronteriza en vísperas de la guerra de 1967
era solamente la línea del armisticio de 1949 y no una frontera internacional
final. Efectivamente, el artículo 2 del Acuerdo del Armisticio de 1949 entre
Israel y Jordania, estipula claramente que este no perjudica los "reclamos
y posturas" territoriales de las partes, dado que sus cláusulas fueron
"dictadas exclusivamente por consideraciones militares".
La batalla
sobre el lenguaje de la cláusula de la retirada no solo estaba a cargo de
asesores excesivamente legalistas de las misiones británicas y estadounidenses
a las Naciones Unidades; todos entienden que estas distinciones eran de enorme
importancia, ya que treparon hasta el ápice del poder tanto en Washington como
en Moscú y formaron parte de la comunicación directa entre el presidente Lyndon
Johnson y el Primer Ministro Alexei Kosygin.
Los
británicos, bajo el Primer Ministro Harold Wilson, fueron los principales
redactores de la resolución 242. Su embajador ante la ONU en 1967, Lord Caradon
aclaró en una entrevista publicada en 1976 por el Journal of Palestine Studies
(Revista de Estudios de Palestina), el significado del lenguaje en la cláusula
de la retirada: "Podríamos haber dicho, ´Bueno, usted se vuelve a las
líneas de 1967´. Pero yo sabía que la línea de 1967 era una línea putrefacta.
No podías tener una línea peor que aquella como frontera internacional
permanente. Esa línea se refiere a donde las tropas pasaron cierta noche en 1948.
No tiene relación alguna con las necesidades de la situación. Si hubiéramos
dicho que se debía volver a las líneas de 1967, lo cual sería el resultado si
hubiéramos especificado que la retirada debería ser de todos los territorios
ocupados, habríamos cometido un error".
Toda
retirada israelí debe ser a "fronteras seguras y reconocidas", como
lo afirma la resolución.
El homólogo estadounidense de Lord Caradon, Arthur Goldberg, respaldó
completamente esta interpretación en repetidas ocasiones a lo largo de los
años, como en su declaración de 1988: "La resolución estipula la retirada
de territorios ocupados sin definir el alcance de la retirada." Goldberg
fue un jurista que trabajó anteriormente en la Corte Suprema de Estados Unidos antes
de llegar a la ONU.
Otros respaldaron también
su interpretación. La figura de
más alta categoría en el Departamento de Estado con responsabilidad sobre el Oriente Medio, Joseph Sisco, participó en el programa de NBC Meet the Press del 12 de julio de 1970, donde también
sostuvo: "Esa resolución [242]
no dijo ´retirada a la línea de antes
del 5 de junio´. '' Resumiendo el tema, no hubo discusión sobre la forma de interpretar la Resolución 242. Israel tenía derecho
a retener parte del territorio
de Cisjordania, para que al final
del día pueda obtener
fronteras defendibles en cualquier futuro acuerdo
político.
Por cierto, es notable que de acuerdo a la Resolución 242, Israel tenía
derecho a este territorio sin tener que pagar por ello con su propio territorio
según las fronteras de vísperas de la guerra de 1967. No hubo intercambio de
tierras en la Resolución 242. Tampoco se habló de ningún corredor que cruza
territorios bajo soberanía israelí para que la Cisjordania pueda conectarse con
la Franja de Gaza (del mismo modo que no hay ningún corredor terrestre a través
de Canadá que conecte Alaska con el resto de los EE.UU.). Estas innovaciones
diplomáticas fueron consideradas por los negociadores en los años 90´, pero de
acuerdo a la resolución 242 no se exige de Israel en ningún caso estar de
acuerdo con ellos. Abba Eban, entonces ministro de Relaciones Exteriores de
Israel, escribe en sus memorias que la predisposición de los EE.UU. y Gran
Bretaña en particular, de aceptar una revisión de las fronteras anteriores a la
guerra, fue considerada un "gran logro" de la diplomacia israelí.
Sin embargo, también se llevaron a cabo esfuerzos en los últimos años de
socavar este logro israelí. Algunos
diplomáticos argumentaron que la versión francesa de la resolución contiene la
frase "de los territorios," en lugar de "de territorios".
La diplomacia anglo-estadounidense evitó cuidadosamente el artículo definido en
la versión inglesa. Sin embargo, también en el caso que la versión francesa fue
un error de traducción o una consecuencia de la forma en la cual la gramática
francesa se comporta con sustantivos abstractos, no tiene verdadera importancia.
La resolución 242 fue negociada en inglés y 10 de los 15 miembros del Consejo
de Seguridad de la ONU eran países de habla inglesa. Por lo tanto la versión inglesa
de la Resolución 242 fue la versión decisiva y la versión con la cual se debe
trabajar.
En 1970, el primer ministro británico Wilson fue reemplazado por Edward
Heath. En enero de 1973 Gran Bretaña se unió a la Comunidad Económica Europea,
lo que lleva a una erosión mayor de su posición frente a la Resolución 242. El
6 de noviembre de 1973, en las secuelas de la Guerra de Yom Kippur de 1973, la
CEE emitió una declaración conjunta que refleja su propia y creciente sensación
de vulnerabilidad ante las amenazas de un embargo petrolero árabe. Era un
momento en el cual ningún estado europeo permitía incluso a un avión de carga de
los EE.UU que trasladaba una carga de repuestos que el Ejército Israelí
necesitaba con suma urgencia, abastecerse de combustible en su camino a Israel
- sólo Portugal estuvo de acuerdo pero insistió en que los EE.UU. utilice su
campo de aviación en las Azores. Europa en colectivo sentía que era necesario apaciguar
a los productores de petróleo árabes. Como resultado, la declaración CEE, que
ahora incluyó a Gran Bretaña, declaró explícitamente que Israel debe retirarse
a las líneas del armisticio de 1949. Bajo presión, los británicos abandonaron
la esencia de una resolución que ellos mismos habían elaborado seis años antes.
Uno de los aspectos interesantes de la Resolución 242 fue que no dijo nada
sobre Jerusalén. En una carta al New York Times del 6 de marzo de 1980, Arthur
Goldberg escribe: "La resolución 242 no se refiere de ninguna manera a Jerusalén y esta omisión fue
deliberada." El ex embajador explica que él nunca describió a Jerusalén
como "territorio ocupado". Goldberg dijo esto en reacción a la
política de la administración Carter, que criticaba las obras de construcción llevadas
a cabo por Israel en Jerusalén oriental y desvirtuaba los derechos legales de
Israel. Goldberg cree que el estatus de Jerusalén debe ser negociable, pero
insistió en que "Jerusalén no debe dividirse de nuevo."
Israel por si misma puede haber contribuido a
la confusión acerca de sus derechos en Jerusalén.
Los Acuerdos de Oslo
de 1993 reconocieron formalmente
a Jerusalén como un tema a deliberar en
las futuras negociaciones referentes al estatus definitivo. Sin embargo, eso no significaba que el primer ministro Itzjak Rabin estaba dispuesto a volver a dividir Jerusalén. Negociabilidad
era una cosa; retirada era otra cosa. En su
último discurso en la Knesset, el
5 de octubre de 1995, un mes
antes de su asesinato, Rabin
declaró: "Durante
la solución permanente las fronteras
del Estado de Israel estarán
más allá de las líneas existentes antes de la Guerra de los Seis Días. No vamos a volver al 4 de junio de
1967." Rabin
habló en el lenguaje de la Resolución 242. El añadió también que Israel retendría "una Jerusalén unida".
El esfuerzo se socavar los derechos de Israel reconocidos en la resolución
242, continuó. En los últimos años, el Cuarteto para Oriente Medio sugirió a
Israel que en el caso de declarar que la base de las negociaciones serían las
líneas de 1967, Mahmoud Abbas volvería a las negociaciones. Esta estrategia no funcionó
y además contradice la Resolución 242.
En último término John Kerry, actual Secretario de Estado de los Estados Unidos,
logró reiniciar las negociaciones sin convertir a las líneas de 1967 en la base
de un acuerdo final. Mientras Israel se desempeña en la fase actual de la
diplomacia de Oriente Medio, es apremiante que se recuerdan sus derechos
legales, especialmente para aquellos estados que votaron por la resolución 242
pero ahora exigen que Israel se retire a las fronteras de 1967, en contra de lo
establecido originalmente por la ONU.