Israel es un país antiguo y nuevo, pequeño en tamaño, pero con una población heterogénea y culturalmente activa. Cuatro mil años de acervo judío, más de un siglo de sionismo y más de medio siglo de un estado moderno han contribuido a una cultura que ya ha logrado una identidad propia, preservando la singularidad de setenta comunidades diferentes.
Siendo una sociedad mayoritariamente de inmigrantes, la expresión creativa de Israel ha absorbido múltiples influencias culturales y sociales diferentes, combina tradición e innovación, y se esfuerza por mantenerse en un sendero que va entre el particularismo israelí y el universalismo. La constante búsqueda de una identidad cultural se expresa por medio de una creatividad en una amplia gama de formas del arte, apreciadas y disfrutadas por mucha gente como parte de la vida diaria.